viernes, 8 de abril de 2011

Un tipo de Vancouver.

Hago un alto en el camino para contar rápido una maldad, una muestra del retorcimiento del carácter femenino. Y así me desahogo, qué coño.
Una terraza en una población pequeña. Nos sentamos mi amada y yo a tomar unas cervezas. El sitio es grato, ajardinado, hace un calor primerizo y agradable. Ya de noche; está medio en penumbra silenciosa. Hay una bicicleta de viaje aparcada en el bordillo. ¨De viaje¨ quiere decir con alforjas, equipaje, preparada y montada para viajar con ella.
Entro a pedir. Sólo está el supuesto viajero, el seguro viajero: un tipo de melenas y barbas rubias. Pido dos cervezas y las saco.
- ¿Has visto esa bici?- Me pregunta María.
- Sí, es de un tipo rubio que está ahí dentro, un cicloturista.
- Ah...
Charla intrascendente. Se está bien aquí. Se van acabando las cervezas, me preparo para la conocida, vieja estrategia de mi amada. La estrategia de mi amada, a la que yo llamo ¨hacer ojos mariposa¨, consiste en lo siguiente: cuando hay que entrar a pedir a algún sitio, en vez de pedir una vez cada uno, María me hace un pestañeó muy rápido, como alas de mariposa batiendo, al tiempo que con la voz aterciopelada, arrastrando las palabras, me dice: ¨¿Entras tuuuú a pediiiir?¨ Le suele funcionar... 
Me voy preparando para los ojos mariposa, jurándome a mí mismo que esta vez no, que esta vez no iré, o jurándome que será la última, cuando María, más fresca, lozana y dispuesta que qué sé yo, me suelta al tiempo que se levanta: ¨Bueno, pues pido dos más, ¿no?¨
No cabe duda de que, poco a poco y con esfuerzo, la estoy domando. Esta es la versión estúpida.
No cabe duda de que quiere ver al tipo rubio. Esta es la versión más posible.
- Me has asombrado, tú pidiendo y sin hacerme ojos mariposa...
- Jajaja. Que eso de los ojos mariposa te lo inventas... Si no voy a pedir por qué no voy, y si voy, por qué voy...
- ¿Has visto al rubio?
Casi  imperceptible, pero le pillo el gesto de cambiar a cara nosédequémehablas.
- ¿El rubio? Ahhh, ese chico que está sentado ahí dentro...Pues... no me he fijado...
- ¿Parece un vikingo, eh? Con esas melenas y esas barbas rubias...
- Sí.. esto... sí, así de refilón sí lo parece, pero no me fijado...
Charla intrascendente. Un rato más tarde...
- ¿Entras a pedir otra vez tú, María? Ya que estás en vena habrá que aprovechar.
- Ah, vale... Cómo eres... Si a mí no me molesta.
- No seas tonta; hazle ojos mariposa al rubio, lo esclavizas telepáticamente y que nos traiga él las cervezas cuando se nos acaben.
- Qué idiota que eres... Si el pobre está más sólo...
- Oh, soledad, que dentro me hieres...- esto dicho con mi peor tono burlón- Quédate un rato con él, chica, si tú como hablas 39 idiomas alguno habrá en el que os entendáis.
- Tonto.
Y se va a por dos más.
Acabando las cervezas y dispuestos a irnos, sale el rubio. Está bien, lo reconozco: gigantón, parece un dios nórdico, tostado y con esa delgadez fibrada de muchos kilómetros pedaleando a la intemperie, resulta vistoso, atractivo.
Nos dice un ¨hola¨ que se le entiende. Arregla la bici y le pregunto: 
- ¿Vienes de muy lejos?
No me da tiempo al ¨buer ar yu from?¨ que tenía preparado y contesta.
- Vancouver, de Canadá.
- ¡Vaya! Pues sí vienes de lejos.
Habla español bien, raro, pero correcto.
- Sí, salí en agosto de Vancouver, bajé hasta Panamá, allí cogí avión a Lisboa, ahora aquí...
- Impresionante. Suerte en el resto del viaje.
- Sí, voy a París y de allí vuelvo a Vancouver.
Se va. Acabamos las cervezas María y yo. Nos vamos camino al hostal. María parlanchina, que si qué chulada de viaje, que si cuántas cosas habrá visto, que si qué fuerte estará, que si... Y en esto lo vemos acomodándose en el lavadero municipal. 
- ¡Mira! Va a dormir ahí, pobre, con la humedad que hace...
Me sale la vena solidaria aventurera.
- No, joder, vamos a llevarlo al parque que hemos visto esta mañana. Ahí tiene grifos, cubierta, baños...
- Sí, sí, vamos a llevarlo.
- Joder, María, si ya he dicho que lo llevamos.
Me asomo al lavadero.
- ¡Eh, Vancouver! Mal sitio, mucha humedad, vente con nosotros y te llevamos a un parque bueno.
- Ok, mushas grasias.
De camino al parque aprecio que habla español mejicano. No dice ¨manito¨ ni ¨cuate¨, pero poco le falta. Ando rápido y me sigue rápido; María va detrás nuestro sin entrar en la charla, lo cual me provoca un placer extraño e indescifrable.
Lo dejamos en el parque. Le enseñamos grifos, baños y cubiertas posibles para que duerma con el saco. Pobre María, no ha investigado el parque esta mañana y no lo conoce; no puede meter baza.
Nos da las gracias muy cortés y empieza a prepararse el saco de dormir.
De camino al hostal, María:
- ¿No has sido muy grosero con él?
- ¿Grosero? Lo llevo a un parque de gratis, se lo enseño, iba a dormir en un lavadero, ¿qué querías, que se la hubiese chupado para que durmiese mejor?
- Grosero, eso es lo que eres...
En el hostal, en la cama. 
- ¿No pasará frío ahí?
- Claro, mujer, ves y traételo y hacemos un menage a trois, pero le cobramos, eh, que lo que es gratis no se aprecia.
- Grosero.

- ¡Arrrrrgggg! Pero si bastante he hecho con no pegarle una paliza y robarle todo lo que llevaba.

- Jaaaaa, con lo fuerte que estaba le ibas a dar una paliza tú...

Y se parte de risa, la hija de la gran puta. Y después me dice que estoy celoso y se pone mimosona. Y yo le digo que una mierda se me folla pensando en el vikingo. Y se parte de risa y vuelve al ataque. Y yo qué no y qué no. Y al final me hace ojos mariposa y me siento vikingo, por lo cornudo simbólico.

Y todo esto es un juego de ponerme celoso y yo hacérmelo para que se sienta halagada y acabar así.
Pero... A la mañana siguiente se despierta y lo primero que pregunta es ¨cómo habrá dormido el de Vancouver¨.

Jodeeeeer, vamos a tener Vancouver para rato, parece claro.

Salimos con el coche. Llevamos unos kilómetros. María gritona:

- ¡Mira, mira, el de Vancouver, que va por ahí delante!

Y saca toda la cabeza y medio cuerpo para saludarle al paso. Sólo Dios sabe cuánto le recé para que se diera con una señal, se decapitase, y su cabeza volando colisionara con el de Vancouver, merced al impacto de la cabeza, cayera el de Vancouver terraplén abajo con la bici y todo, con tan mala fortuna que lo atropellase un tren que pasaba justo en ese momento. Una decapitada y el otro una masa informe de carne picada. Si hay eternidad que se encuentren allí, se reconocerán por las pintas.

Joder ya, con el de Vancouver y su puta madre.


18 comentarios:

  1. ¡Descla! eso son celos ¡vámos que sí lo son! ...no te das cuenta de que las mujeres tenemos una vena maternal importante que suele salir cuando nos tropezamos con un vikingo rúbio, fibroso y expuesto a la humedad de un jardín por cómodo que sea.
    Pregunta, pregunta, ya verás cómo todas te dicen lo mismo.
    ¡Ays! qué mal pensado, por cierto ¿no tendrás idea de por donde andara ahora? Es por llevarle tu gabardina jajjajajjajja.
    Besos.

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  2. Con el último párrafo me he terminado de partir la caja de risa, jajaajajaja, memeo, la lesse. Y que rabia da cuando -increíblemente y ya más en serio, oh- se quedan fascinadas por otro maromo que no es uno mismo.

    Y no solo eso, sino que -encima- ni siquiera tienen el bendito detalle de disimularlo, joías son. Hazles tú lo propio y verás la que te cae...

    Niñas mías, carajo, que se entiende que haya otros típos guapos por ahí, sí, vale, pero ¡¡un pelín de humanidad!! Que luego, el ataquito de celos dura lo suyo, lógico, brrr

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  3. Ese aleteo de pestañas..... demoledor. ¿Aún no aprendiste a aletear.;).... lo que se tercie, según como y cuando? Claro.... ahora lo entiendo todo.

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  4. Lo que debias haber hecho, es llamarnos a nosotras, que te lo solucionamos en un momento, nos presentamos todas inmediatamente ( ya sabes que a tu llamado por aqui nadie se resiste) y nos preocupamos de mantenerlo ocupadito, y asi, tu chica esta libre para vos.
    Sacrificios que hacemos, solidaridad bloggiana...

    (Chicas: hay que hacer que el descla nos de los detalles del sitio, a ver si todavia alcanzamos al vikingo....aaaahhhh!! ssssshhhh, pero bajito, no sea que descubra nuestras intenciones...)

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  5. Y lo bonito que es la sinceridad y la naturalidad entre las parejas, Descla, ¿estas o vienes o vas? jajaja nos tienes mareadas.

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  6. Claaaaaro, ya no te acuerdas cuando se te iban los ojos detrás de las tres teutonas que compartieron habitación con vosotros el día del treparriscos.

    ¡Qué bonito eso de la memoria selectiva!

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  7. Ja, ja, ja...Y si el hombre no sale del bar ¿Cuantas cervezas seríais capaces de tomar?
    Que sí, Desclasado, que hay tíos guapos por ahí...un poco de comprensión!!!
    Bicos.

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  8. Y luego dicen que nosotros somos polígamos y ellas monógamas...jajaja
    Salud

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  9. jajajjaja nusé por... pero desde que dices que tú ves al cicloturista dentro del bar, ya sabía que María iría a por las siguientes cervezas jajajaja me suena de algo jaaaaaaaaaaajaja anoche hablaba yo por otros lares de morenazos cañones, altos y tal... pero en realidad, es que los tipo vikingos son la leshe también... Dile a María de mi parte, que muchas gracias... muchísimas!! por hacerme sentir normal jijijijijiji ojalá hoy salgamos a dar una vuelta por ahí, que voy a retomar la práctica jaaajajaja
    Achuchones María!!!! a ti no te mando porque como te ordené la estantería no me quieres jajajaja

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  10. Pordió! Diría la India!! jajajaja!!
    Si eso no son otra cosa que TREMEEEEENDOS CELOS!!!

    A mi particularmente los rubios me parecen desabridos (se escribe así?) que sé yo... me gusta de piel blanca, con pecas en la espalda y pelo negro, con algunas canas muy entremezcladas, ojos oscuros y vivaces... musculoso y duro por todos lados (TODOS) y le aguanto una pancita así de nada... un poquito...

    Pero rubio vikingo?? naaa... no es mi estilo.

    Ahora, te digo mi querido Descla que estás al horno y con papas!!

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  11. Descla. sabe una cosa?me cae muy bien su amada,jajajajaja. Ud. tan quedado en el aleteo de mariposa, que tierno. Mire, de los post más encantadores que le leí, verlo celocito de su amada me encantó,jajajajajaja. Como dijo India, los morenazos y los vikingos son una clase aparte....le recomiendo no intentar siquiera pornerlo en duda.Un beso.

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  12. Descla: te la dedico.
    http://www.youtube.com/watch?v=9Z-EnAeRlQ8&feature=related

    Besos consoladores (ah, no este tipo de besos deberían ser para tu amada....)

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  13. Yo ya no sé si estas en Vancouver o persiguiendo al viquingo, pero despiste si que nos estas dando. Cuelgo pero no estoy....no podré comentar....asomas....te vas...aparece el vikingo...desapareces otra vez.....jajajaja ....shiquillo, que mareo das jajajajaja.

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  14. Celoson, que eres un celoson, estos tíos ni vienen de Vancuver ni na, simplemente son unos "pintamonas" como decimos aquí por el foro.

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  15. JA-JA-JA-JA, solo el que ha sentido celos descla, sabe lo que has pasado con el vikingo... dios, como sabes hacer reir... a este paso, te convertirás en mi eminem particular (por aquello de hacerte famoso, burlándote de ti mismo).
    Eso, eso si es de valientes amigo. No lo de andar en bici, que cualquiera puede... dile eso a Maria, y que espabile!.
    Un abrazo.
    Mar.

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  16. Ay, el amor! Ja,ja,ja.
    Esto ha estado bien.

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  17. Os contesto a todos a la vez, que acabo de llegar a casa.
    A María no le gustan los rubios, dice como Nina que son "insípidos" o desabridos.
    No le gustan los barbudos, dice que "qué asco con esas barbas".
    No le gustan con melenas largas, no dice mucho, pero veo que no le llaman la atención.

    Pero el conjunto se ve que le gustó, o con tal de hacerme la puñeta...

    Gracias por comentar. Me voy a la ducha.

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  18. Gracias por dar tanto dato de Ud.,por lo que cuenta que no le gusta a su amada....entiende?retrato robot le dicen,no?.Y por lo visto a Ud. lo envuelven como a un caramelo, vaya a bañarse nomás,jajajajaja.Un beso

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Caminante que por aquí recalas: si me comentas en una entrada antigua es probable que no te conteste por no ver tu comentario. Pero no por ello te prives.