De conspiranoias, desinformaciones, verdades, subjetividades. Parte II.

Empiecen por aquí o no hilarán el asunto: PARTE I.

Quizá ustedes quieran un ejemplo cercano y real:

El 3 de mayo se produce el extraño caso de los caramelos envenenados, una serie de hechos extremadamente útiles a la hora de valorar en qué medida la España del 36 estaba de los nervios. Ese día dos tipas y un tipo aparecieron en la calle Baracaldo, del barrio de Tetuán de las Victorias. Eran Julia, apodada La Caballo; Antonio, apodado El Miseria; y Palmira, conocida por sus compañeros de cátedra de Filosofía Pura como La Platanera. La Caballo decía estar buscando a su hijo, que se habría escapado de un colegio de monjas porque allí le obligaban a tomar caramelos envenenados. Dijeron saber de buena tinta que eso se hacía sistemáticamente por parte de los religiosos, con el fin de diezmar la población de futuros proletarios.Es evidente que estos tres personajes jamás estudiaron en un colegio religioso. ¿Cuándo se ha visto a unos curas o monjas repartiendo caramelos? En todo caso, esta historia prendió en unas mentes que estaban ultrapreparadas para creérsela. Se formó una turba de metafísicos, intelectuales y activistas de los derechos humanos, que sólo por casualidad llevaba palos y hachas, que se dirigió a la zona de Bravo Murillo, donde asaltaron la iglesia de Los Ángeles y, además, lincharon a alguno de los responsables, especialmente monjas.Al día siguiente, otra multitud de la misma calidad ética asalta unos depósitos de combustible existentes entonces en Cuatro Caminos, con la intención de usar su contenido para quemar la capilla del Ave María, la iglesia de San Sebastián, el colegio de San Vicente de Paúl y la iglesia de los Comendadores. Dado que la labor es mucha y la gasolina poca, las turbas paran en la misma calle a los coches y les solicitan amablemente, palo en mano, que les presten la gasolina que llevan en los depósitos. Así aprovisionados, encienden como una tea la iglesia de la calle Garibaldi, en Tetuán, así como el colegio de Nuestra Señora del Pilar, cuyas gestoras, monjas, son tan amablemente tratadas que tienen que huir del incendio bajando por las ventanas descolgándose por sábanas anudadas. Quince profesoras de un colegio de la calle Villamil son maltratadas y golpeadas.Todos estos sucesos provocan una convocatoria de huelga en la construcción. ¿El motivo? La «descarada provocación de la reacción».

 Conventos e iglesias ardiendo en Barcelona, 1936, fotografía tomada desde barrio de Vallcarca.

Fuente artículo completo: blog "Historias de España".

Ni va esta entrada de eso, ni entro en historias de rojos y fachas. He colgado esto como ejemplo de  libro de conspiranoia falsa, de desfogue del pueblo con un colectivo previamente criminalizado y de bestialismos de las turbas sin ninguna prueba que acredite esta actitud. No, ni a los judíos les daba por envenenar el agua ni a las monjas por repartir caramelos envenenados. ¿Vendrá de este triste episodio la leyenda urbana de que regalan droga en las puertas de los colegios? Lo desconozco, pero en cualquier caso a mí nunca me pasó.

Como hemos visto, fácilmente una conspiranoia se convierte en parte de una conspiración. En un enrevesado tirabuzón se dirige una conspiranoia para asentar una conspiración. De algún sitio tenía que venir el término "maquiavélico".

Quizás el ejemplo más clásico de esta estrategia sea "Los protocolos de los sabios de Sion", del que enlacé la portada en la anterior entrada. Esquema clásico: sabios judíos se reúnen en secreto para conseguir el dominio del mundo. Hasta donde yo llego son una creación de la policía secreta zarista que pudo tener dos objetivos:

1) Justificar los progroms y esquilmamientos a los judíos.

2) Desprestigiar a la izquierda bolchevique acusándola de conspirar con los judíos para el dominio del mundo: Trotski mismo era judío. Marx era judío, Engels era judío... Si es que a veces a los judíos es pa matal-los (broma).

En el siguiente enlace tienen explicación, documental y el tebeo de Eisner que citó David en los comentarios de la anterior entrada.

AQUÍ.

La sandez es tremenda y no resiste el más mínimo análisis crítico: yo les aseguro que los judíos quieren dominar el mundo. Los españoles ya lo hicimos y si nos dejan lo volveríamos a hacer, lo que pasa es que nos hemos amamonado. Los ingleses lo hicieron hasta ser devorados por su propio hijo gringo, que presenta buena musculatura el mozalbete. Los chinos están en ello. Los alemanes lo intentaron. Roma lo consiguió. Creo que todos somos judíos, qué cosas, voy a mirarme la nariz a ver, porque de dinero ni un clavo tengo. Seamos serios: cualquier grupo social tenderá a dominar al resto. O la Historia no es historia. Y aparte de esto a ustedes les pueden caer los judíos mejor o peor, pero las monjas no regalan caramelos envenenados y los judíos tenderán al dominio como cualquier grupo social, ni más ni menos.

Pues tamaña sandez fue traducida, publicada y comentada en España por Onésimo Redondo, un muchacho que independientemente de su ardor guerrero no carecía en absoluto de talla intelectual. De nuevo volviendo a David en sus comentarios de la entrada anterior: sí: un intelectual brillante en un campo puede decir tremendas sandeces en otro.

Como curiosidad: paralelamente a la traducción de Onésimo, el catalán Andreu Nin traducía para España la "Historia de la revolución soviética" de Trotski. Por él va traducida la edición que tengo en casa. A ambos les dieron matarile en la guerra: al castellano los del bando contrario y al catalán los de su mismo bando en otra de las grandes conspiraciones clásicas utilizando la conspiranoia: según los estalinistas Nin trabajaba para el capital, como Trotski. Se lo cepillaron e intentaron hacer creer que un comando alemán nazi (eran rusos rubios con uniforme alemán) lo había rescatado y llevado a Berlín. Recientemente parece que su cadáver se ha localizado, pero a nuestro presidente esa memoria histórica no le es grata.  Orwell pudo escapar y nos regaló a los conpiranoicos gasolina para tirar un rato largo. 

Sigamos con la conspiranoia y la conspiración.

Sostengo la conspiranoia de que el sistema utiliza la conspiranoia como método de desviar atenciones. Nueva vuelta de tuerca, mejor lo explico con un caso muy concreto.

El club Bildelberg. 

¿Quién a estas alturas aún no ha oído hablar de él? Nos encontramos posiblemente ante una conspiranoia producto de una conspiración. La versión renovada de los protocolos de los sabios de Sion, pero trabajando a favor de los que dice destapar. Por mi parte nos encontramos ante otra más que segura sandez, ahora explicaré el porqué, no obstante ustedes sigan creyendo lo que quieran.

Esquema: el mundo lo dirigen unos pocos. Correcto. Esos pocos se reúnen en castillos y hostias y conspiran. Ya empezamos con las películas, con el toque dramático que nos empieza a indicar que una historia está precocinada. Esos cuantos ricos dominan los Medios de Comunicación. Correcto que los Medios están en pocas manos. Un audaz periodista, el tal Estulín, los descubre y usa esos mismos medios de comunicación de los malvados para destaparles. Infantil hasta decir basta. Por supuesto a Estulín lo intentan asesinar en varias ocasiones, etc, toda película ha de tener su carga de emoción. Best Seller, claro, gana la banca.

Menuda gilipollez, amigos. O no... o qué cortina de humo más bien dirigida...

Veamos...

¿Quieren saber quién dirige el mundo? Se lo voy a decir yo, un don nadie, sentado en el salón de mi casa. 

Continúa en PARTE III.