viernes, 28 de diciembre de 2012

Papá Noel me trae un regalo.

Me avisan los amigos Franki y David, en ese orden, de que tengo el blog contaminao:


Pues nada, me tocará quitar a Siestecita, "La caja de Pandora", de la lista de blogs amigos.
Y ya puestos y hablando de virus, "10 RAZONES PARA NO INSTALAR LINUX UBUNTU":



Felices fiestas a todos y año nuevo y eso.

lunes, 17 de diciembre de 2012

Izquierdas y derechas.

Izquierdas:



Y derechas:



Si necesitan explicación, olvídenlo y circulen.

domingo, 9 de diciembre de 2012

Omnes vulnerant, ultima necat.

Si usted se crió, aunque fuese colateralmente, con el musical "Grease", le digo de corazón que abandone esta entrada.
Para mí ya es tarde, ya he descendido a los infiernos.
Ya he visto lo que el paso del tiempo puede hacer.
Ya he visto que todas hieren y la última nos matará.
Ya he visto que esta fue la imagen que me quedó:



Y ya he visto que Llon Traviolta y Oliva Niuton Llon han vuelto a grabar una canción juntos. Por causas benéficas, dicen. ¿Qué tiene de benéfico esto?
Crueldad sin límites, debiera llamarse esto:




Lo siento. Les advertí que no siguiesen.

jueves, 6 de diciembre de 2012

Las primaveras árabes, el cuento para los primaveras occidentales.

Las primaveras árabes son un bonito cuento que los que manejan los medios de comunicación les contaron a los primaveras occidentales.
Sólo voy a dejar 4 fotos.
Son las fotos oficiales de la ceremonia de graduación de la Facultad de Artes de la Universidad de El Cairo. En ellas se puede ver la evolución de la sociedad árabe. O la involución.

1959.
Si no es por algunos demasiados mostachos, ustedes pueden creer que esto es cualquier facultad europea. Las fotos de mi madre no difieren mucho, más bien nada, de esas mujeres.

1978. 
Ahh, esos tiempos jipis. Ya ni mostachos.

1995.
Hostia, que esto se llena de moros.



2004.
Game Over. 
Y habría que ver si en las de años venideros las mujeres pueden estudiar.




lunes, 3 de diciembre de 2012

50 sombras de Grey. Desclasado Version. (Original sound track de su puta madre)


Me van a criticar. Me van a criticar por hacerle contrapublicidad, que al fin y al cabo es publicidad, a la basura de las 50 sombras de Grey y a su puta madre. 
Léanla, la novela de Grey, digo, si tanto creen que les va a gustar.
Yo, hijo de los dioses, no dejo de ser un producto de mi tiempo. Un héroe hijo de dios y mortala (no confundir con Mortadelo, el de Filemón). Y como persona de mi tiempo no puedo evadirme al fenómeno Grey. 
Les cuento mi versión contable, la incontable no la contaré, de mi grey's experience y eso.
Recuerdo aquel, aquel aquello, que era almenadamente blanco y bello. Recuerdo que éramos jóvenes, muy jóvenes, y nos habíamos ido a vivir juntos, oh, qué escándalo. Recuerdo que la vida era endiabladamente fácil, por comparación con ahora, y recuerdo que sexualmente estábamos muy verdes. Los dos. 
Y recuerdo que explorábamos con vergüenza y era una vergüenza muy morbosa. Era un vértigo, un notar que el suelo se movía, un temblor de piernas por adentrarse en lo desconocido. O en lo conocido en lecturas calenturientas, Henry Miller, Anais Nin, No Sé Qué de un escritor, o escritora, que ni recuerdo ni ganas. Pero era adentrarse en lo desconocido, conocido por novelas, no experimentado. Y recuerdo que en aquel, aquel aquello, ya sospechábamos que la tele mentía, que las novelas no reflejaban con exactitud la vida, y que la democracia era... algo "raro".
Y que si te vendo los ojos. 
Y que si me los vendas tú a mí.
Y que si qué gracia que no te veo y no sé lo qué me vas a hacer. 
Y el vértigo, aquel aquello.
Y que si ¡Ufff!, y la cara de vergüenza pícara. Un pensar que "jo, cómo nos pasamos y cómo mola pasarse".
Aquel aquello.
Y recuerdo que éramos raros y leíamos poesía, hablábamos de política, de sociedad, de... Y nos embrocábamos casi a chillidos. Casi. Un chillido contenido, un expresar que me chillarías y te chillaría, cabrón, hija de puta, pero sin chillar, hablando, hablando tenso.
Y recuerdo que éramos pobres. Pobres porque nos habíamos ido cada uno de su casa sin más futuro que un trabajo precario mientras estudiábamos. 
Nos habíamos ido juntos. Qué locos, eh, y tal.
Y si además de vendarse los ojos nos atamos, también se podría probar. 
Y las caras de vergüenza, de nuevo. Aquel aquello.
Como éramos anarquistas de la vieja escuela, sin saberlo y sin base doctrinal, teníamos muchos libros. Tener libros nos parecía que era una forma de enfrentarse contra el mundo. Aún no sabíamos que tener libros, y encima, leerlos, era de verdad una forma de enfrentarse contra el mundo.  Aquel puto aquello, qué bonito era.
Me venda los ojos.
Y me ata. 
Yo estoy tumbado en la cama. Vendado.
Los brazos abiertos, en plan Jesucristo o así. 
Y las muñecas vendadas en los extremos de la cama.
Aquel aquello se pone a hacerme cosas. Muy lenta, así como muy de chica. 
No hace falta hacer una tesis doctoral de lo que, en estas circunstancias, quiere decir "Ufff, uff, ufff".
Insoportable. 
Absolutamente insoportable.
Odioso.
Tengo que tocarla y tengo que quererla. ¡Ah!, y me las va a pagar todas juntas.
No estoy bien vendado. Haciendo así como que frunzo una ceja y hago arrugas en la frente, veo sus tetas. Y veo su coño que no sé muy bien qué, porque me canso de fruncir la ceja y se me mueve la venda. Veo su coño a retazos.
Ufffffffff.
Estoy bien atado. Asquerosamente bien atado con pañuelos suaves, casi transparentes, de ponerse en el cuello. Esos pañuelos, enrollados sobre sí mismos, pueden atarles bien las muñecas, amigos. Desconfíen de su sensación vaporosa de fragilidad. 
Estoy atado y quiero tocarla. Hago fuerza para tocarla. No hago fuerza para demostrarme a mí mismo que soy muy fuerte; hago fuerza porque me muero, me muero, me muero, por tocarla. 
Me ha puesto muy loco, aquel aquello. 
No bromeo. 
Hago mucha fuerza. La mierda de estantería, donde estoy atado, donde tenemos todos los putos libros que tenemos, porque nosotros tenemos libros, es una puta mierda de baldas. Es que somos pobres. Y se va abajo la estantería, cargada de libros, sobre nosotros. 
¿Cientos? Son demasiados. ¿Decenas? Es posible, es probable. Decenas de libros cayendo sobre nosotros. Después, de redoble, nos acabó de caer encima el armazón de la estantería.
Superexcitante. 
La secuencia es, desde mi perspectiva, así: empiezan a caer libros pesados y yo estoy vendado. Sé que caen libros porque noto que al tirón de mis muñecas, algo cede. Me estoy cargando a la cultura o algo. Y los libros gordos duelen cuando te dan en, el muslo por ejemplo. Después ya es un cotocroc y caen muchos, todos los medianos, de golpe. Después los perdigoncillos de los pequeños, te acaban de explicar lo qué es la cultura. Y todo eso en unos pocos segundos mientras su servidor estaba pegando el polvo más excitante de su vida. Ah, y por último, el armazón de las putas baldas, de la estantería esa de la puta mierda de la madre que la parió, el diablo la maldiga. 
Mi aquel aquello y yo aplastados por una montaña de libros -muchos de ellos absurdos- mientras ella me hacía lo más excitante que yo había vivido. Hasta entonces, que conste en acta. 
Risas. Muchas risas. Risas sinceras hasta extenuarse.
Y después, mi aquel aquello y yo, pegamos un polvo mirándonos las caras -ya casi sin vergüenza, pero también- y riéndonos.
Y agradezco a la basura de Grey que me haya hecho recordar aquel, aquel aquello.

Fuentes: Es mío. Pero le he robado colateralmente a mi maestro Miguelillo:

Poema ¿recuerdas Aquel Cuello, Haces Memoria de Miguel Hernandez


¿Recuerdas aquel cuello, haces memoria
del privilegio aquel, de aquel aquello
que era, almenadamente blanco y bello,
una almena de nata giratoria?
Recuerdo y no recuerdo aquella historia
de marfil expirado en un cabello,
donde aprendió a ceñir el cisne cuello
y a vocear la nieve transitoria.
Recuerdo y no recuerdo aquel cogollo
de estrangulable hielo femenino
como una lacteada y breve vía.
Y recuerdo aquel beso sin apoyo
que quedó entre mi boca y el camino
de aquel cuello, aquel beso y aquel día.

sábado, 1 de diciembre de 2012

50 shades of Iñaki Grey. Vasko version.

Advertencia previa: hemos recibido protestas de sectores maños de la sociedad. Insisten en que la versión original es maña; que los vaskos no tienen cojones para dejar a la Nekane en esa situación. Un maño, valiente hasta el suicidio -Y al barquero se le paga, que no diga que se le dejó a deber- , es capaz de hacerle eso a su Pilar y que sea lo que Dios quiera.
En cualquier caso, no podemos entrar en esta polémica que no hace más que azuzar el odio entre españoles, vamos a respetar la versión original vaska.

Miren Nekane. Parlamentaria vaska. Sea franco, amigo, y cuéntenos si usted se atrevería a afrentar a una señora vaska así. 

EUSKARIKOTOKORROK SHADES OF IÑAKI GREY. A EUSKO ORIGINAL VERSION.
Cuatro inseparables amigos vaskos iban siempre juntos, desde hacía muchos años, a los partidos del Ahtlelic de Bilbao.
El fin de semana antes del Ahtletic- Zaragoza, Iñaki confiesa a sus 3 amigos, apenado, que su señora ya no le va a dejar más ir al fútbol. Entre vaskos, cumplen el protocolo y se burlan del amigo, aivalahostia que si no tienes cojones, mecagüendios y no peco y eso. Pero entre vaskos saben perfectamente cómo está la situación, vuelvan a mirar la foto de portada, y cumplido el protocolo todos saben que no volverán a ver a su amigo en el fútbol y lo lamentan. 
Cuál es la sopresa de Patxi, Urko y Sabino cuando llegado el fin de semana encuentran en el estadio a Iñaki, expresión de júbilo, ataviado con trompeta, bufanda, camiseta y todo el merchandinsisn futbolero.
- ¡Aivalahostia, Iñaki! Pero... ¿y tu señora...?- expresa Urko emocionado.
- Pues veréis, la mujer pues que se ha comprado una novela que le han dicho las amigas del gaztetxe. No sé qué de Grey, se llama.
- Ah. ¿Y qué? (Aivapués).
- Pues no sé... El caso es que está rara. Pues que llego a casa del kurro y va y me dice, así con la cara como si tuviera fiebre: "Ya no vas a ir más al fútbol porque a partir de ahora vas a ser muy malo con tu perrita".
- ¿Pero compraste una perra, Iñaki? Aivalahostia pues.
- No, por eso digo que está rara; que ni tenemos perra ni nada. Yo me preocupé, no sabía si estaba enferma o qué aivapués. 
Total que comemos y me toma de la mano y me lleva a la habitación. Que no quiero dormir, le digo. Y que me dice que soy un cerdo asquerosos que sólo quiero que someterla como a una perra.  Qué manía con la perra que a lo mejor, aivapués, me estaba sugiriendo que le comprase una perrika. Nekane, que yo te respeto, le digo, y que me lleva igual a la habitación. Y allí está la cama toda llena de pétalos de flores, que yo me asusté y pensé que habían entrado los ladrones o algo. Velas por toda la habitación. Y no os lo vais a creer: ¡esposas y látigos!
Cada vez más confundido, mi señora me mira como febril y me dice que la espose, que soy su amo, que desea que la trate como la putilla sucia que es. La esposo. Y yo la respeto, ¿eh? Pero si ella quería eso...
Esposada, me dice que puedo hacer lo que quiera.
Y aquí estoy, compañeros, en el fútbol, ¡con dos cojones!
¿Sabéis dónde puedo comprar una perrika cuando acabe el partido?

Fuente: la chorrada me ha llegado por wachap y yo le he puesto de mi cosecha.