Venga, va, démosle voz a la otra parte. "Me sucedió a mí", ya: igual de creíble esto que los lloros de tantísimas mujeres maltratadas. Pero esto ¿estará pasando? Oh, Dios, no, no puedo creerlo. Me han enseñado, el sistema me ha enseñado, que las mujeres tontas han de creer, y les encanta creer, que ellas son las buenas y los hombres los malos. Una forma de reclutar soldados, en este caso soldadas, para que defiendan los intereses del sistema. Os cuelgo el tema de Tripi, y si alguien quiere refutar mis teorías de que el feminismo actual trabaja, vive, y cobra del sistema (y el sistema le paga por ello), estoy, estaría encantado de hablarlo en un sitio libre como este.
Allí va, copiopego:
-------------------------------------------
Allí va, copiopego:
-------------------------------------------
Me llamo Carlos. Cuarenta y pico. Tengo dos hijos, Juan y Claudia. Juan tiene ocho años y Claudia seis. Trabajo en un hotel. Soy el conserje de noche y mi sueldo ronda los mil doscientos Euros mensuales. Soy fijo discontinuo en la empresa, así que curro nueve meses y otros tres estoy en el paro. Me considero un tipo de lo más normal. Del montón, vamos. No tengo grandes aspiraciones, pero tampoco grandes vicios. Me conformo con poco porque lo único que quiero es vivir tranquilo. Visto ahora, ese anhelo no parece que sea tan poca cosa como pensaba. Es más, me suena a estúpida utopía impropia de una persona adulta.
Y un pequeño detalle: estoy divorciado.
Si estáis leyendo esto es porque el cabrón de Tripi ha colgado mi mensaje en el blog. Me advirtió de que si le daba la gana así lo haría. Bueno, no lo dijo exactamente así, más bien dijo que “si le pasaba por la polla” iba a contar mi historia. Por lo menos sé que ese chalao respetará mi anonimato, porque en el fondo no es mal tipo y me echa siempre algún que otro capote, aunque sea a su manera, muy a su manera.
Ahí voy entonces.
Me casé en el noventa y nueve con mi novia de toda la vida. Marta. Así se llama ella, como ese animal peludo que sirve para hacer abrigos. Bueno, me acabo de conceder una pequeña licencia haciendo un chiste fácil a costa de su nombre. No habrá más. No es mi estilo. Tampoco quiero parecer un desgraciado ni un resentido. Y menos un hijo de puta. Marta es enfermera. Hemos llevado siempre, o casi siempre, una vida de los más normalita. Digamos que formábamos la típica familia de clase media. Papá, mamá, nene y nena. Al casarnos compramos una bonita casa en un bonito pueblo costero y formamos una familia. Nosotros, los niños, la casa, el coche, el trabajo, las comidas familiares, los amigos y todo eso. Y también la hipoteca, como no, pues ni uno ni otro éramos de familia adinerada. En fin, lo típico.
Y un buen día llegó la fatídica fecha. Doce de octubre de dos mil nueve. Fue entonces cuando cambió mi vida y, sobretodo, cuando empezó mi calvario. Estábamos los dos, Marta y yo, cenándonos unas lentejas, cuando me la soltó:“Carlos, tenemos que dejarlo. Ya no siento nada por ti”. No sé si a alguno de vosotros le ha pasado algo así, pero os aseguro que yo me quedé helado. La miré y entonces ella se puso a llorar. “Oye, si el que tiene que llorar soy yo”, le dije. Y es verdad. Cuando te pillan así, a contrapié, te derrumbas. Sin embargo, fue Marta quien montó el numerito. Y yo, encima, sin saber de qué coño iba la película pero sintiéndome fatal. La conversación duró dos horas largas y al final, utilizando todo mi repertorio de argucias dialécticas (y algún que otro me cago en ti y en tu puta madre, todo sea dicho), conseguí sonsacarle el trasfondo del asunto. Se había enamorado de otro, de un camarero italiano de apenas treinta tacos. Ya sé que suena fatal, pero la realidad es ésa. No puedo dulcificarla ni mucho menos enmascararla. No sería honesto por mi parte. “Bien, ¿y ahora qué?”. Supongo que la reacción normal de un tipo que lleva diez años casado y su mujer le mete un viaje de esos es preguntar qué va a pasar con “todo”. Seguí hurgando. Me sentía hecho papilla, pero seguí hurgando. “¿Y cómo se come esto? He hablado con un abogado”. Toma ya. Cuando ya te has preparado el terreno y has ido a “hablar” con un abogado, mal rollo, porque nadie, y menos una mujer, va a perder el tiempo y el dinero para contarle chorradas a un gilipollas de esos. Cuando una va a ver un abogado es porque busca sangre. O pasta, que no sé qué es peor. Sea como fuere, se ve que Marta llevaba ya mes y pico allanándose el terreno (Tripi insiste en que apostille el párrafo con un “puta”, pero yo paso). “¿Y qué te ha dicho el picapleitos? Que tienes hasta al lunes para irte. Ya te ha puesto la demanda de divorcio. ¿Y no podíamos hablarlo? Está todo hablado”.
Cogí el coche y me largué cagando leches. Me fui no sé adónde sólo para tomar el aire. No recuerdo cuántas horas estuve fuera, tal vez dos tal vez tres, pero a la vuelta fui recibido por todo lo alto. Frente a “mi” casa divisé las inconfundibles luces intermitentes de un todoterreno de la Guardia Civil. Esas luces azules que sólo con verlas te erizan el vello, con sus destellos que repiquetean siempre “problema-problema”. “¿Qué ha pasado?. Señor, está usted detenido. ¿Qué, porqué? Amenazas”. Así tal cual os lo cuento me la soltó el picoleto. Lo juro. Me esposaron y me metieron en el coche (nada de eso de“tiene derecho a un abogado, si no puede costearlo se le asignará uno de oficio, bla, bla, bla”, como en las pelis americanas) y al juzgado. O mejor dicho, al sótano de los juzgados, a las mazmorras, con los yonquis, y los borrachos, y los desgraciados, y las ratas, y la puta chusma.
Dos días y medio pasé en aquel agujero. ¿Alguno de vosotros ha estado detenido? Os lo cuento. Primero te desvalijan, te quitan la documentación, los cordones de los zapatos (no vayas a colgarte, imbécil, que aún no ha acabado la pesadilla), te cachean, te insultan, te joden. Mi aspecto era deplorable. Después de casi tres días en ese antro me subieron a charlotear con una tía, que se ve que era juez, y es la que al final decide si te mandan al “hotel” o de vuelta a casita. Bueno, a casita no, porque como “por si acaso” te tatúan en la frente una orden de alejamiento que no te permite acercarte a menos de quinientos metros de tu mujer (a esas alturas, supongo que ya exmujer), mal lo tienes para irte a dormir a tu cama. Además, siempre pasa lo mismo, seguramente que el catre ya estará ocupado por otro. En mi caso un italiano, que mientras escribo esto, pondría la mano en el fuego, estará cepillándose a mi señora y, lo que es peor, bebiéndose mis Riojas. Es igual, mientras Juan y Claudia no llamen “papá” al burro ése mantendré la cordura. Después, ya veremos.
La juez no deja que me explique. Balbuceo un par de palabros pero “Su Señoría” me corta. Se ve que el abogado de oficio que me han asignado es toda una lumbrera, porque no abre la boca. “Buen trabajo, fenómeno. Seguro que harás carrera. ¿Has pensado probar en política?” Me “liberan”, orden de alejamiento mediante (mucho, mucho alejamiento), a la espera de juicio. Llevo una pinta que ni os cuento. Barba de varios días, sudor reseco por todo el cuerpo. Una birria. Una verdadera birria. ¿Y ahora qué?, pienso. No puedo volver a casa.¿Adónde voy?. Gracias, Tripi. Te debo una. Bueno, pues a verlas venir. A aguantar el chaparrón y a esperar que escampe la tormenta. Ya veremos cómo acaba esto.
Pasan tres o cuatro semanas y una mañana tocan el timbre de la furgo de Tripi, donde estaba hospedado. Que bien, ahora son los munipas (cuando alguien no tiene paradero conocido, la policía local despliega sus “ilimitados” recursos para localizarle, en especial cuando hay que darle una mala noticia en forma de multa o de notificación judicial). El taco de papeles que me traen es enorme, debe de pesar como poco dos kilos. “Lo siento, señores, yo no he encargado ninguna biblia”. Te lo dejan igual. Cuando empiezas a leer el tocho, se te viene el mundo encima, al menos a mí. Primer párrafo: en mayúsculas, negrita, cursiva y subrayada la palabra “maltratador”. Empezamos bien. En el segundo, algo así como “abandono de hogar”, también con todos esos artificios literarios. Bien, bien. Interesante. En el tercero, te arrean nada menos que los niños están acojonados porque su padre “tiene peligro”. Manda cojones. Veinte años haciendo de conserje de noche y ni una sola queja, y ahora resulta que soy nocivo para mis hijos. En el cuarto, la cosa entra en el terreno de los números. Que si el cornudo gana tanto, que si ha de pagar tanto otro. Tecnicismos y más tecnicismos. Me paro ahí porque el calentón es de órdago. Por cierto, el italiano no aparece en el relato. Qué pena, con las lasagnas tan buenas que hace ese capullo.
Ahora voy a dar otro salto en el tiempo porque sino esto va a ser infumable. Recapitulando, un día cualquiera Marta me echa porque se ha encoñao. Doce de octubre de dos mil nueve. Bonita fecha, ¿eh? Yo, desde luego, la recordaré. Recién escupido a la calle me voy a airear un rato y, que emocionante, a mi regreso me encuentro a un regimiento de picoletos en la puerta de “mi” casa, con todo el vecindario contemplando el espectáculo. Venga, al hoyo. Desde la “carta de despido” de Marta, la detención, la puesta a disposición (más bien deposición) judicial y el regalito de trescientos folios que me trajeron los munipas no ha pasado ni un mes. Entre pitos y flautas, nos situamos a finales del dos mil nueve. Bonita navidad me espera. El italiano, que yo sepa, sigue en “mi” casa haciendo la pasta muy al dente. Y, anda, que bien se lleva con “mis” hijos.
¿Queréis saber cuál es mi situación hoy, a principios de dos mil once?
Eso es lo más fácil de resumir.
Vivo en el coche (Tripi se ríe, porque sabe lo que es eso). Algunos fines de semana, por suerte, me voy a su autocaravana y me lo paso en grande con él, fumando de todo (hasta entonces, jamás en mi vida había probado las drogas). Gano, sigo ganando, mil doscientos treinta y tres Euros con veintisiete Céntimos al mes, durante nueve meses, y ochocientos doce Euros con catorce Céntimos, de mis amigos del Inem, durante los tres meses en los que estoy en el paro. Sigo pagando la mitad de la hipoteca de mi casa, en la que, como ya sabéis, no vivo, entre otros motivos porque sigue vigente la orden de alejamiento que Marta me regaló (esas órdenes tardan un montón en caducar, no son como la leche). De mi paga de “Ministro”, quinientos cincuenta Euritos cada mes, más o menos, suelto al BBVA, más la mitad de la contribución de la puñetera casa. Mientras, a Marta se la ve relajada. Será que el italiano le está dando la buena vida que no supe darle yo, porque lo de cocinar pasta se me daba fatal. ¿Y Juan y Claudia? Eso es más jodido. Tengo un régimen de visitas de una hora entre semana, los miércoles de siete a ocho, y también de algunas horas durante el fin de semana. Como trabajo de noche (será por gusto o por el pastón que me sueltan) y no tengo un domicilio fijo y estable, dijo Su Señoría, previa consulta a una psicóloga superbuena y a una fiscal superinteligente, que no era conveniente que mis hijos pernoctaran conmigo. Además, no hay que olvidarlo, pesa sobre mí el estigma del maltrato. Juan, que en nada cumplirá los nueve, aún me llama “Papá”. Claudia, por el contrario, se dirige a mí por mi nombre de pila. Carlos. Coño¡¡¡ (ya parezco Tripi), que mal suena cuando es tu propia hija quien te llama así. Por cierto, ciento ochenta euritos cada mes de pensión alimenticia le suelto a mi ex. Por cada hijo, ¿eh?, que son tres sesenta. Ojo, y si algún mes me he pasao un pelo a la hora de pagar, cuerno. Delito. Abandono de familia, o de hogar, o de hijos o no sé qué nombre tiene eso. Yo no soy economista, ni tan siquiera contable, pero si queréis podemos hacer los números en un momento: quinientos y pico, más trescientos sesenta, en mi pueblo son novecientos. Si yo gano una media de mil y poco cada mes, ¿cómo puedo conseguir que la cosa cuadre? Estoy intentando alquilar un estudio, pero por cien Euros no hay nada de nada. Ni una caseta de perro, ni tan siquiera una jaula para periquitos. Además, ahora que me acuerdo, tendría que comer un poco, ¿no? Como voy sobrao, querría ir al Bulli, pero se ve que está todo ocupado o que cierran, así que me comeré un bocata de mortadela.
Pero bueno, al ser un “maltratador” me merezco todo eso y más. Y, cuidado, que al final la sentencia del juicio por amenazas fue absolutoria...pues menos mal.
Supongo que cuando tu mujer te dice que se ha enamorado de otro, que ha contratado a un abogado, que tus hijos no quieren verte, que tienes que largarte de casa pero al mismo tiempo seguir pagando hipotecas y pensiones, que hay un tío que ocupa tu sitio y que aparte de cepillarse a tu ex se cepilla también tu bodega, que siempre serás un puerco malvisto con ese San Benito de maltratador grabado a fuego en el entrecejo, supongo, digo yo, que es normal que pasen muchas cosas por tu cabeza. Y ninguna buena.
¿Qué hago ahora?
Sólo se me ocurren dos opciones (Tripi me aconsejó la segunda, pero ya lo conocéis): o bien “pasas por el aro” o bien te vas a la primera armería, compras una recortada y disparas al problema. Creo que lo más limpio es pasarse por cualquier bareto, fumarse unos petardos y emborracharse a lo bestia (dicen que eso es una atenuante), volver a casa (a “mi” casa, a “mi” puñetera casa) y pim¡¡¡, pam¡¡¡, pum¡¡¡. Se acabó.
Muerto el perro, o la perra, se acabó la rabia. Y muerto el italiano, se acabó la pasta.
Calculo que me caerán entre quince y veinte años, pero al quinto empezaré a salir por buena conducta, al menos en horario diurno. Y además no tendré que ver a esos dos durmiendo y jodiendo en mi cama. Ni fundiéndose mis botellas de vino. Ni nadie me llamará maltratador. A lo mejor asesino, pero nunca más maltratador. Y estaré con mi hijo Juan, quien, a lo mejor, aún se acuerda de mí. Y mi hija Claudia, con un poco de suerte, volverá a llamarme “Papá”.
No sé.
Pero bien mirado es que en el fondo debo de ser un maltratador. Y un machista. Y un loco. Y un mal bicho. Y un hijo de puta. Y quiera dios que todo el “peso de la Ley ” caiga sobre mí. Me lo merezco.
------------------------------------------------------
Me sucedió a mí... ( A mí no, pero a miles de tíos sí). Pero no hay que darle importancia a esto...Sólo son hombres.
Que barbaridad, menudos genios tenemos para legislar. Esto es avocar al tio a cometer una barbaridad, y conozco mas de un caso bastante parecido.
ResponderEliminarSalud
Verdaderamente desolador. Pero también podríamos encontrar casos parecidos en el lado contrario.
ResponderEliminarLo mejor sería que se impusiera la sensatez. Ya sé que es mucho pedir.
saludos
Por desgracia conozco un caso parecido, un amigo mio esta en la misma situación, su ex se tiro a un compi de curro y se lo llevo a vivir a casa, mi amigo tuvo que irse, y la ex le tiro su ropa por la ventana.
ResponderEliminarEL sigue pagando la hipoteca(entera), mientras su ex esta con el tio ese, que para mas inri, era uno de los mejores amigos de él, hacian escalada juntos...
El tiene mas "suerte", ahora vive con sus padres en el que era su cuarto, ha puesto una litera y sus hijos pueden pecnortar con el cuando a su ex le sale ....
Yo le digo que no se preocupe (¿qué le voy a decir?) una amiga abogada de divorcios nos suele contar que ella ahora esta llevando un monton de casos de mujeres de 60 y tantos años que se tienen que ir a la p. calle, ¿porque? los churumbeles ya estan fuera del nido y ahora los ex reclaman la mitad del piso, la mayoria estan acomodadas, no han trabajado en su vida y se encuentran en la calle y sin pension, ya que vivieron de la pension del marido....esta chica aboga por la custodia compartida,. todo se reparte y que cada uno empieze su vida como pueda...es mejor, aunque los niños a priori bajen el nivel de vida, ninguno de los dos esta en la miseria...pero claro estas leyes de mierda, tiran por la cuneta a los padres, y los niños que son egoistas, todos los niños lo son, al final se adaptan a lo qeu les conviene.
Podria seguir hablando mucho más, pero mejor me callo, que me caliento.
Besos
Uffff...leer esto a estas horas de la mañana no sé si me sentará bien.
ResponderEliminarSi todo es cierto, y no lo dudo, es para ponerle una habitación en casa.
También conozco casos en el sentido contrario, aunque es cierto que a ellas difícilmente se las acusa de maltratadoras, se las echa a la calle, o se les quita la custodia de los hijos.
¿Como era aquello? ¿Del amor al odio hay un paso?
Bonjour...
En el título lo dices todo: sucia y absurda.
ResponderEliminarY en ambos bandos.
Triste pero cierto.
Me entra una impotencia enorme,Descla...
ResponderEliminarBuenos días. Ya sé que es duro, pero nadie da cancha a estas voces. El sistema ha decidido que hombre siempre maltratador/mujer siempre víctima, algo que cualquiera con dos dedos de frente sabe que es una sandez impresionante y que buenas y malas personas hay de ambos sexos, y toda la carga de propaganda es para hinchar sólo la versión de hombres malos.
ResponderEliminarLa Ley De Violencia de "Género" (no puedo con lo del género: yo no soy una cosa; soy un animal y tengo sexo, no género) es darle una pistola cargada a las mujeres y dejarles que la usen gratis. Eso sí: denunciar esta situación es "darle cancha a los maltratadores". Claro, y a los miles de tíos falsamente denunciados que se jodan, sólo son hombres, escoria, basura maltratadora de nacimiento. Al fin y al cabo todas las mujeres sabéis que todos vuestros padres, tíos, abuelos, hermanos, hijos y amigos varones son basura, gente inferior malvada y maltratadora. Esto tiene un nombre: feminazismo.
Y para quién trabajan las feminazis es evidente: para quien les paga, les da poder y pone a su disposición toda la artillería de los telediarios.
En el blog de Michel /Tripi (son una banda, no es uno solo) comente que "así miles de casos todos los viernes". Me respondieron que los viernes, los lunes, martes, etc.
Respondí esto:
"una asociación de feminazis con un mínimo de caché, aconsejará denunciar siempre en viernes. Los motivos son evidentes: el marido se pasa en el calabozo todo el fín de semana, al no haber juzgados hasta el lunes. Para cuando llega el marido el lunes al juzgado, las más de las veces no es un hombre: es un guiñapo dispuesto a firmar lo que le pongan si le aseguran que "será peor si no firma una conformidad". Un tipo "normal" que se ha tirado entalegado un fin de semana sin saber por qué, mal vestido y peor lavado, mal comido, confuso y desorientado, es más "cómodo" de tratar para las femicerdas.
Es algo sabido...
No quiero decir con esto que no se denuncie otros días, sólo expreso que la estrategia correcta cuando van asesoradas para denunciar en falso, es esta que le digo".
Y si queréis mi opinión acerca de los verdaderos maltratadores: cuerda de cáñamo. La misma opinión que tengo sobre las maltratadoras que denuncian en falso.
Pido excusas de antemano por mi lenguaje...pero es que cada día estoy más harta de la puta manía que tenemos de hacernos clichés de las cosas...como mero ejercicio de economía neuronal,digo yo que será...haces un plís,haces un plás,y ya después ni escuchas ni ves ni lees en profundidad,pasas una mirada por encima y archivas en carpetas...sin estudiar con detalle,con el detalle que se merece cada caso en concreto por personal e individual...Me cabrea,Descla...me toca las narices de manera sobrehumana.
ResponderEliminarJajajaja. Hasta que llegues a mi nivel de "malhablao" aún te queda camino, no hace falta que te disculpes.
ResponderEliminarEl bombardeo al que nos someten es diario, India, valga como autodisculpa. Si te están machacando día sí y día también con lo mismo acabas dándolo por válido.
Pues puede que yo sea muy lerda,burda,zafia,inculta,tosca,ordinaria,...chabacana...ya no se me ocurren más sinónimos...pero desde luego,conservo el principio de no hacer un número de algo que no lo es...que no hay verdad universal y que cada vez parecemos más robotizados...y lo peor,que los filtros,las ormas,no valen siquiera para ver...porque si te cuentan que pasó puede que lo creas sin comprobar con ese filtro al que tanto tiempo de estudio se le dedicó para que fuese correcto,tócate los pies...ggrrrrr
ResponderEliminarPues si los filtros racionales nos los han anulado con dogmas, siempre podemos recurrir a las cifras.
ResponderEliminarPues mira qué bueno...que al final,casi resulta que hasta tenemos que ser números para ver personas...muy buen giro,Descla.
ResponderEliminarLa ley en si no es mala, si de entrada no se le deja al nota en la calle y sin un pavo, yo por si acaso me voy ha hacer un seguro como los del coche anti- esquilmación por si a la parienta le da por denunciarme, estoy contigo que esta ley es injusta para el hombre y un chollo para la, femme fatal.
ResponderEliminarEs una ley que puede fomentar y lo digo con muchas comillas y precaución y de que nunca se puede justificar la violencia….que ocurra lo que al final ocurre, otra injusticia para el currito que con un salario de mierda, se le aplica igual que al que tiene un montón de pasta. En resumen que si no vas a la cárcel por maltratador vas por impago al banco El ti pangas como ti pongas te voy a joder, dios nos libres de mujeres despechadas
Y decir de paso que las mujeres que pasan por este blog son bastante compresivas y poco sectarias.
Juan A,
Esos datos, si son verdaderos, son fuertes.
ResponderEliminarYa conté el otro día que tuve dos amigos encarcelados, acusados de algo de lo que estoy SEGURA que no cometieron.
También conocí muy de cerca a una chica aterrorizada por su ex. Me esperaba ver su foto cualquier día en un telediario. Afortunadamente, cuando en uno de sus arrebatos el ex le aplastó el coche, el juez le dio permiso para desaparecer y así lo hizo.
Culpar a un inocente es siempre una tortura, aunque al final lo reconozcan.
J.A.: (ahora que sé que sois dos, os llamaré a cada uno por vuestro nombre): toda ley que parta anulando el principio de presunción de inocencia es una aberración. Y con la excusa del "género" nos tragamos esa aberración que ahora quieren hacerla extensible a hombres y mujeres con la ley de trato digno. Nos vamos a divertir.
ResponderEliminarIndia: si es que a lo mejor viendo cifras nos entra en la cabeza lo que se les está haciendo a personas.
Blue: reconocer una cosa no es negar la otra. Eso jamás. Pero engordar una cosa y negar sistematicamente la otra tiene un nombre: injusticia y manipulación.
ResponderEliminarAh, J.A., que se me pasó: las mujeres que vienen por aquí son personas. Igual que los hombres. Y si no fuera así, de una patada en el culo los vuelo del blog, independientemente de su sexo. Yo es que para esas cosas soy igualitario.
ResponderEliminarBuenos días, Descla...
ResponderEliminarDespués de leer ésto, no tengo máas remedio que comentar, con prisa, eso sí...
Para hacer una cosa así no se trata de hombre o mujer, se trata de ser una mala persona, y tener muy malos centros; porque ser un hijoputa no entiende de sexos.
Un saludo a todos.
Jolín, tengo que continuar.
ResponderEliminarHay personas que queman a sus bebés con colillas, que les abandonan, les dejan desatendidos, a sus mayores también; y cómo una madre o padre puede hacer eso con un hijo que es lo que más se quiere en el mundo??
Me reafirmo, no se trata de género, ni de sexos, si no de ser muy mal nacido/a.
Leí el post original hace un par de días. Lo cierto es que se ha convertido en un hecho tan habitual que ni siquiera reaccioné dejando un comentario. Como, a fuerza de leer que cada día mueren 70.000 personas de hambre, hemos acabado por tenerlo asumido e integrarlo en nuestra realidad.
ResponderEliminarSólo tengo claro que la gente, cuando quiere conseguir algo y le ponen los medios para ello, es capaz de cualquier inmoralidad. En un post ya antiguo comenté cómo se estaba empezando a dar en Andalucía un fenómeno curioso: padres que se divorcian (en plan paripé) para que sus hijos tengan un punto más por familia monoparental a la hora dea conseguir plaza en el colegio que quieren. Se nota porque en la documentación que aportan al centro figura que son divorcios express tramitados apenas un mes antes del plazo de matriculación. Pero los padres siguen viviendo en casa como si nada. Algunos niños lo confiesan inocentemente.
Además, progenitor A y B acuerdan, en papeles, pasarle a la mujer la pensión mínima que permite la ley (pensión que no existe porque el padre sigue trayendo a casa sus ingresos normales). Pero así ella puede pedir además ayudas al Ayuntamiento, a los servicios sociales, y a todas las instituciones que se les antoja. Y esas familias se encuentran con una serie de privilegios y ayudas sin que su vida haya cambiado lo más mínimo. Eso sí, los niños deben tener un cacao enorme en la cabeza, y aprenden rápidamente cómo engañar al estado para conseguir ventajas que no les corresponden. Todo esto demuestra que miles y miles de personas no tienen escrúpulos morales en absoluto.
Fuego: no puedo estar más de acuerdo: la hijaputez no conoce sexos. Y si a la hijaputez del sexo que sea le pones medios, pistolas cargadas que sale gratis usar, las usan.
ResponderEliminarKoti: los pelos de punta me has puesto. No conocía esa modalidad, conocía la de las inmigrantes para conseguir ayudas, beneficios, nacionalidad, etc. Pero la de los "patrios" no me la sabía. Y me la creo a pies juntillas.
Por día que pasa me convenzo más de que hay gente con el estómago hecho de acero galvanizado...el estómago o la cara,claro...Koti...me dejas de piedra,conocía algunas triquiñuelas de la peña,pero de ese calibre no...y ya con las que conocía me pillaba unos disgustos tremendos...
ResponderEliminarLa picaresca ha sido una constante en España. Y no te olvides de que aquí la gente siempre ha alardeado de cosas como engañar a Hacienda. Tenemos una larga trayectoria en estos asuntos.
ResponderEliminarYo me he quedado helado. Y me lo creo a pies juntillas porque mirado con el suficiente cinismo ¿por qué no hacerlo?
ResponderEliminarAquí está el enlace al post. Es de hace tres años y podéis ver cómo ya entonces la Administración instigaba a los padres a que se denunciaran unos a otros para ahorrarse el trabajo de comprobar la veracidad de los datos.
ResponderEliminarY me equivoqué en una cosa. No es un punto de más el que te dan, sino dos, el doble que si uno de los padres es minusválido.
Al final, como digo en el post, los más perjudicados los que de verdan necesitan ayuda: las madres solteras o las viudas, que ven reducidas sus posibilidades por los intrusos.
Pues no hacerlo porque no está bien,porque si no es verdad te estás aprovechando de algo creado para velar por el bienestar de quien sí lo necesita,porque casos así hacen que después,como vulgarmete se dice,paguen justos por pecadores...por moral,ética,principios..
ResponderEliminarIndia, si ya, mujer, jajajaja, que esto no es la cueva de Luis candelas, jajajajaja.
ResponderEliminarPero hay otra gente que no lo ve así, que ve "ser tonto" no aprovecharse.
Voy a leer tu post, Koti, a ver si me acabo de poner negro esta mañana (aunque creo que India me gana a ponerse negra, jajajaj).
Lo que hay es mucho ombliguero...mucho que según el momento quiere verse a sí mismo como la víctima más grande del Universo,pisoteando los derechos de los demás...ggrrrrrrr negra azabache...ven tonto no aprovecharse y a su vez creen tontos a los que engañan...todos tontos menos ellos,claro...ggrrrrrrrr
ResponderEliminarKoti: te respondo por aquí para no reflotar tu entrada antigua: casi me ahogo con lo de estar "casavorciado", jua jua jua (Ya sé que no es para reírse, pero mejor lo tomo así).
ResponderEliminarVoy a acariciar a un misinogato a casa de Wendy...que dicen que es una terapia estupenda para el stress...;-P
ResponderEliminarMe voy contigo a los misinogatos, jajajajaja. (No llevo el arco).
ResponderEliminarHe abierto el armario de los churumbeles para guardar la ropa recién doblada...y de negra azabache a negra azabache destelleante...deja que lleguen del cole...que van a ver lo que es un misinogato de uñas...la leshe que mamaron que se la dí yo toda...y me mirarán así,con la cabecita gacha y los ojos tan grandes que saben poner...
ResponderEliminarMe voy a mis labores,que el país yo no lo levanto,pero espero poder hacer que la casa no se me derrumbe...zapatero a tus zapatos.
Achuchones!!!
Es muy fuerte. Pero como ha dicho alguien por aquí, no se trata de ser mujer u hombre. Y el tema de la ley es que es una patraña, porque ni está ayudando como debería a mujeres verdaderamente maltratadas, ni está ayudando a hombres extorsionados. Me parece muy fuerte, mucho. Pero, ¿los niños porque no le hacen caso si no ha hecho nada?
ResponderEliminarAtaúlfa, yo nunca he vivido esto más que en piel ajena de alguna amistad y varios conocidos. Lo que tengo entendido es que los niños se usan en demasiadas ocasiones como ariete entre la pareja. Vamos en este caso, la versión sería que la madre está envenenando a los hijos contra el padre.
ResponderEliminarPd: te echamos de menos en un debate que tuvimos Txema y yo.
Uff...y ya me toca la fibra...usar a los hijos...ufff...
ResponderEliminarIndia: NO LEAS ESTO. Y si lo lees, mira al final quién lo dice:
ResponderEliminarTú lo has querido:
"Como es sabido, la manera más expeditiva de entablar el divorcio es, para una mujer, declarar que su marido es violento, y si ese subterfugio no basta, las mujeres pueden recurrir a lo que se denomina "la bala de plata", es decir, acusar a su pareja de abusar sexualmente de los niños. En ese caso, el hombre es inmediatamente apartado de su casa y de su familia. No hace mucho mantuve una charla con un grupo de hombres del suroeste de Inglaterra. Entre los asistentes a la reunión había dos policías. Cuando les pregunté por la realidad de los falsos abusos sexuales, admitieron que, en efecto, estaban obligados a separar a un padre de su familia aun cuando no hubiese pruebas. En una ocasión, una mujer había acusado al padre de una niña de haber abusado de ella en el baño. Llamó a la policía, y ésta se llevó inmediatamente al padre, que luego fue puesto en libertad por falta de pruebas. Deberíamos tener una ley que permitiese a las víctimas inocentes de tales acusaciones demandar judicialmente a sus agresoras. Para que se lleven detenido al hombre no se necesitan pruebas: basta con que la mujer descuelgue el teléfono." (Erin Pizzey, De lo personal a lo político, 2000)
Por dios...imaginarás que lo he leído,claro...no hagas esto es la frase más atractiva para hacerlo...
ResponderEliminarMe pasa que cuando me pongo alterada,nerviosa,agobiada...añadamos hacer footing también para no dejar nada en el tintero,la sangre me fluye a más velocidad,lógico,como a todos...pero las venas y capilares de mi cabeza no son los suficientemente grandes para el volumen de flujo,lo que provoca fuertes dolores de cabeza,con sus consiguientes náuseas y vértigos...Hoy ya me he tenido que tomar un ibuprofeno,jijo...que debía haber algún cavernáculo venoso en la cuenca del ojo izquierdo que me iba a estallar ;P Si me dan un gato vulgaris de los de Wendy lo hago Esfinge de tanto que lo tendría que acariciar...
Pues claro que sabía que lo ibas a ver, jajajaja.
ResponderEliminarJoder, te he visto con surtidores en la cabeza, jajajaja.
India: inspira, expira, inspira, expira, y así mil veces.
ResponderEliminarEl gato que tú has puesto es mas bien feito, digo yo, como un cerdito con cara de gato,no?
Hola Descla, entro y casi me voy (lo digo por el cocodrilo.....)
Esta sí que es buena: me dices que si me ha pisado un elefante, te digo que si te ha comido un cocodrilo y está la señora haciéndose la ofendida, jajajaja. Te cambio mi cocodrilo por tu elefante...
ResponderEliminarAh, fili mii, fili mii, pues claro que se utiliza a los hijos para hacer daño. El odio es tan ciego o más que el amor.
ResponderEliminarLo que dijisteis de los coles es cierto. Pasa sobre todo en los concertados (en los públicos hay plaza asegurada y en los privados, pagando, también). Se falsean mil datos y el más común es el domicilio.
Hace unos meses vino un policía local a mi casa y me preguntó si en el piso de abajo vivían tres niños pequeños. Yo le decía que no pero el insistía, bla, bla, bla...hasta que le sugerí que fuera allí a preguntar, y me contestó;"No, es que si voy allí no me van a a decir la verdad"...y entonces me dí cuenta del petate. Más tarde me enteré por terceros de que no había conseguido plaza en el cole porque un policía había investigado el domicilio, ja, ja.
Me gusta más el cocodrilo,lo siento, lo que se dá no se quita. Y solo me despedía tontajin
ResponderEliminarAquí, en el instituto dónde va mi hija, la mayor, (bueno la única chica, jaja), este curso hubo movidas por las domiciliaciones y padres divorciados. De hecho,mi hija se quedó fuera y después de las investigaciones entró y otros dez alumnos más. Chanchullos de empadronamientos y de divorcios exprescomo contaba Koti.
Ya, vale, pues me parece muy mal que se utilicen a los niños, aunque no sé a veces creo que un niño no puede desprenderse del cariño de un padre o una madre si en realidad los quiere y viceversa. Qué sé yo. Bueno, lo mismo da; que es horrible que las mujeres extorsiones a sus maridos, novios o parejas igual que es terrrible que los hombres se dediquen a pegar a las mujeres.
ResponderEliminarHe de reconocer que a mí el discurso de género tampoco me gusta demasiado, en ninguno de los sentidos. Tanto literatura de mujeres, cine de mujeres, estos y estas, tonterías. Las diferencias existen entre unos y otros sin necesidad de acudir al género; y lo mismo debiera ocurrir con las igualdades. Pero bueno, es lo de siempre, divide y vencerás.
Por lo del debate en casa de Txema, ya le he comentado que lo andaba siguiendo en silencio. Muy interesante ciertamente.
Un besazo (y que te mejores si quieres o empeores también si quieres, que me he olvidado de decírtelo en el comentario de la última entrada). Ser un enfermo de la escritura no tiene nada de malo...
Del texto no digo nada. Ya han dicho...y opino parecido al segundo comentario (el de Txema).
ResponderEliminarEso sí, me he quedado a cuadros con el comentario de Koti.
Un saludo.
No os contesto uno a uno porque habéis dado todos opiniones muy razonables, no tengo nada que objetar.
ResponderEliminarPues lo de Koti, Carmela lo reafirma y Blue, de otro modo, más o menos también.
Esto no es un país; es una cueva de bandoleros.