El periodismo se ha convertido en el "Pronto".

Es la revista "Pronto" sobradamente conocida en España. Las personas de fuera de España encontrarán fácilmente equivalencias en revistas de su país. Revista consumida de forma mayoritariamente abrumadora por mujeres, normalmente de bajo nivel cultural, se distingue por buscar siempre los bajos instintos, lo emocional frente a la racional, lo escabroso frente a lo recto... Y se distinguía en general por tener varias secciones, más que otras revistas, en las que se contaban experiencias personales dramáticas, que a años luz se veían inventadas, mal guionadas, protagonistas inexistentes y situaciones bastante inverosímiles salidas de la pluma de un mal escritor abocado a escribir basura para consumo de gentes infantilizadas. Si esto lo veía yo con 7 u 8 años cuando en las consultas del dentista caían en mis manos estas revistas (mi madre iba más de fina y leía el "Hola" de príncipes y princesas, igualmente mundos falsos e inverosímiles, misma basura, pero de más glamour), cualquier persona adulta en su sano juicio se ha de percatar de la impostura.

Si sólo lo hubiese visto yo podríamos hablar de mi lucidez infantil. Pero no: mis amigos coincidían en el análisis "vaya trolas cuentan ahí". Les aseguro que no éramos una pandilla de seleccionados superdotados. De las dos secciones que recuerdo de este estilo de contar supuestas experiencias personales, una se llamaba "Qué hubiera sido de mi vida si...": pueden imaginar que la heroína se veía sometida a una bifurcación de caminos a seguir y la elección correcta o la incorrecta resultarían vitales para el devenir de su historia. La otra, que es la que más me interesa hoy, se llamaba "Me sucedió a mí".

Ya pueden imaginar lo que "le sucedió a (normalmente) ella": mi tío me violó, mi mejor amiga me traicionó para quitarme al marido, perdí al amor de mi vida por..., me fugué con un mal hombre, perdí a mis hijos por..., el amor de verano me engañó y me dejó embarazada... Y en ese plan, todo truculento, engañoso, incoherente y fatalista, de un fatalismo abocado al desastre como un destino ya escrito del que no puedes escapar.

En realidad esta literatura me parecía inofensiva y parafraseando a la gran señora Corín Tellado (1): gracias a esta literatura muchas mujeres incultas ¡leían! Me parecía inofensiva porque su campo de acción social estaba claramente delimitado, porque era una literatura denostada de la cual no podías ir presumiendo socialmente, más bien de leer a escondidas o de negar que leías y te gustaba leer eso, una literatura que ni siquiera sus fervientes lectoras se creían; sabían que eran cuentos para entretenerlas, que en su barrio esas cosas no pasaban, pero que no costaba nada soñar, sumergirse en las letras de la escabrosidad para vivir otras vidas más apasionantes, aunque esa pasión desembocara en tragedia. El atractivo de la tragedia es bastante innegable, el abismo tiene su aquel.

Resumiendo: ni se pretendía ni nadie se creía verosimilitud en este tipo de literatura, ergo era en cierto modo bastante inofensiva, opio para una parcela del pueblo sin más consecuencias que la evasión narcotizante. De acuerdo que quizá la dirección era convencer de lo irremediable del destino al que tu clase social estaba abocada, pero insisto en la (casi) nula credibilidad de estas historietas.

Pero...

Pero desde hace ya un tiempo observo en la llamada "prensa" con pretensiones de seria, un constante recurrir al "me sucedió a mí" sin ninguna prueba documental, ninguna garantía de que eso le haya sucedido a alguien, sin cuidarse tampoco en exceso de que se note un claro exceso de dramatización que indica que te están contando una bonita o fea ficción. Creo que lo mejor será un ejemplo:

Veamos, la fuente es La Vanguardia y el titular reza esto : "Cuando las mujeres ganan más la pareja se tambalea":

A Paul le sentó fatal que su pareja, Hellen, quisiera regalarle un cochazo, concretamente un Lexus. Paul y Hellen viven en Toronto, son treintañeros, llevan un año casados; ella trabaja en el sector de los seguros y percibe un buen sueldo, al menos el doble que el de él como contable. Y nadie sospechaba que eso supusiera ningún problema en la pareja hasta que hace unos días, en una cena, Paul confesó a sus amigos que se sentía frustrado, que su virilidad y su orgullo estaban heridos, por el hecho de que Hellen ganara más dinero que él.

Dudas: ¿está Paul bien de la cabeza? ¿Cómo han llegado estas supuestas declaraciones de Paul hechas en una cena de amigos allá en el frío Toronto a la prensa española? ¿Me han tomado por imbécil? ¿Estás cosas sólo pasan en Canadá? ¿Por qué no han sacado casos de España cercanos e identificables, hacía falta irse tan lejos?
¿Saben qué se ve desde el edificio más alto de Toronto? : torontoentero.
Bien, volvamos a la seriedad: el problema no es sólo que esto nos lo quieran vender como verosímil, es que además lo refrenda una señora ¡doctora en sociología!:

 “Todavía se identifica hombría con el poder, y la máxima expresión del poder es el dinero”, justifica Capitolina Díaz, doctora en Sociología por la Universidad de Londres, profesora en la de Oviedo y directora de la Unidad de Mujeres y Ciencia del Ministerio de Educación.

Dios mío, ¿pero dónde le han dado el título a esta? Tenemos que esta literatura es igualmente basura: inverosímil, lo suficientemente lejana (Canadá) como para ser comprobable, dramatizada (patético Paulito llorándole a los colegas, de cena con 3 copas, su arrepentimiento), pero no es inofensiva: busca un fin: demonizar a los hombres en general, que no toleran que una mujer gane más que él. No digo que no haya casos, pero ¿es extensible a "los hombres"? Pura basura, pero no inofensiva: busca un fin y una dirección.

Vamos con otro caso:

Fuente: "El País" y el titular dice: "Arriba España y el tabaco". Contexto: entra en vigor la Ley antitabaco y hay gente fumando en un bar. En este caso la dramatización viene por una mujer ¡embarazada! ¿Hay algo que pueda apelar más a nuestros sentimientos de protección de la especie?

No todos los clientes piensan lo mismo: Bianca, embarazada de tres meses y madre de dos hijos, acudió a comer invitada por unos amigos. "No me he ido del restaurante por no cortarles el rollo, pero he mandado una denuncia con foto a Facua", afirmó.

 Coño con la embarazada "Bianca" (como el Martini, pero en femenino): no se va para no cortarles el rollo, pero hace fotos furtivas, ¿eso no es delito de protección de imagen?, y manda denuncias. Sin avisar, como una buena ciudadana policía al servicio del poder. Pero tranquilos: la actitud de Bianca está más que justificada: son "fachas", dicen que el tabaco y "Arriba España" y contra el enemigo todo vale. Y Bianca, cual nueva Agustina de Aragón, sacrificará a sus amigos, sacrificará la salud de su bebé aguantando estoica en el restaurante para poder recabar pruebas. Ni Guzmán el que arrojó el cuchillo a los moros para que mataran a su propio hijo antes que entregar la ciudad, hizo tanto por la causa. Propongo la Gran Cruz Laureada de su Puta Madre para Bianca. Qué menos...

Si ustedes no ven la mentira, la dramatización con embarazada incluida, la clara dirección ideológica que toma nuestra heroína, si ustedes no ven hacia donde quiere pastorearles esta sarta de mentiras, no vayan a Salamanca, no les arreglará nada. (Para personas de fuera de España: "Cuando la naturaleza no da, Salamanca no presta", donde "Salamanca" es la Universidad).

Podría seguir y no hace falta: ustedes mismos van a encontrar multitud de "me sucedió a mí" leyendo la, antaño, "prensa seria". Desde odiseas de cómo fui prostituida, hasta cómo dejé pasar el primer mal gesto de mi marido y acabé siendo maltratadísima, oyes. Llama la atención que tan excelentes plumas caigan en tan atroces sufrimientos y vivan situaciones tan ilógicas, tan que cualquiera ve venir de lejos y tan que cualquiera una vez metido en harina puede escapar en cualquier momento.

Y lo que observo es que estas dramatizaciones inverosímiles siguen estando mayormente destinadas a un público femenino. Las heroínas-víctimas son mujeres y los villanos son hombres, mayormente o siempre. Y lo que pienso es que siguen tomando a las mujeres por estúpidas, pero ahora ya no desde medios enfocados a personas incultas  con historias que ni ellas mismas creían; ahora desde medios enfocados a personas con relativa cultura y con historias que ellas mismas se creen. Y esto me resulta muy triste. Y sé que gran parte de las "feministas" (actuales) jamás van a alertar de esta mierda porque viven justamente de esta mierda. Y me toca hacerlo a mí. Y lo hago, que no se me van a caer los cojones por ello.

(1) Hablamos de mujeres a las que les costaba juntar dos sílabas y gracias a este tipo de literatura adquirieron fluidez lectora. Adquirieron la posibilidad de leer fluidamente "otras cosas".

El Desclasado ha hablado.