Este tema no va a ser agradable...
Los profesionales de la tortura descubrieron ya hace tiempo que la mera tortura física, en bastantes ocasiones, no alcanzaba los efectos deseados. No recuerdo dónde leí esta conclusión dicha en castizo: "Sólo duelen las 100 primeras hostias". Y superado el límite del dolor, la víctima ya tan lisiada que no espera vivir, o sabedora de que no va a salir con vida confiese lo que confiese, en algunas ocasiones piensa que se despide del mundo con un par de cojones y no canta. En otras ocasiones se limita a decir lo que cree que el verdugo quiere oír, independientemente de que sea la verdad o no. Y este no es el objetivo que busca un verdadero profesional del asunto. Así que los sabios del tema decidieron que era mejor, y menos cansado para el verdugo, cambiar de estrategia y desestabilizar mentalmente a la víctima, volverla loca y que en su locura dijese la verdad. Surgen estrategias como la del "poli bueno y poli malo", mientras uno te apalea el otro te da cariño y apetece confiar en el bueno, abrirle tu corazón. Y acabamos en guantanamos donde el aislamiento sensorial del preso busca crear tal estado de desorientación que se convierta en un en pelele sin juicio.
No es nuevo ni reciente lo de tratar de volver majara, desorientar al preso. Recordemos que cuando caías preso de la Inquisición no se te decía de qué estabas acusado, pero se te instaba a confesar no sabías bien qué. Y cantabas de más, por supuesto, lo cantabas todo. Se enteraban de cosas que no sospechaban y de las que previamente nada sabían. No era mala técnica, pero incidía mucho más en la tortura física que en la sensorial.
En España, durante la Guerra Civil, tuvimos nuestra ración de estas innovadoras tácticas de tortura. Se han venido a llamar "checas alucinógenas" o "checas sicodélicas".
"Checa" aplicado a un habitáculo prisión, es una adaptación española. La "Cheká" soviética fueron policía secreta con licencia para matar sin que el acusado tuviese ninguna garantía legal. Una copia de la "Ojrana" zarista, en versión roja.
Adaptamos y castellanizamos en España el vocablo y lo convertimos en estancias prisión, casi siempre extraoficiales e irregulares, pero casi siempre toleradas y tapadas por el Gobierno de la República. No hubo sindicato, partido, o grupo de salteadores con coartada política que no contase con sus checas. Según fuentes franquistas hubo más de 300. Según fuentes actuales de izquierda: "no me suena eso de lo que habla".
Vamos allá con las checas alucinógenas.
Fuente: "El terror estaliniano en la España republicana". 1974. Félix Llaugé Dausá.
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La tortura técnica del S. I. M. (servicio inteligencia militar)
“Entre todas las prisiones del S. I. M. en Barcelona destacan, como modelos en su clase, las «chekas» establecidas en la calle de Vallmajor y en la de Zaragoza, en las cuales un grupo de agentes del S. I. M., dirigidos y aleccionados por miembros de la G. P. U. rusa, escribieron una de las páginas más negras de la Guerra Civil Española.
Empezamos por describir los sistemas de tortura del Preventorio D o cheka de Vallmajor, que estuvo instalada en dos edificios de dicha calle, colocados frente a frente y que se comunicaban por medio de un pasadizo subterráneo. Los principales fueron: la verbena, el pozo, la ducha, las mazmorras alucinantes, las neveras y la campana.
Empezamos por describir los sistemas de tortura del Preventorio D o cheka de Vallmajor, que estuvo instalada en dos edificios de dicha calle, colocados frente a frente y que se comunicaban por medio de un pasadizo subterráneo. Los principales fueron: la verbena, el pozo, la ducha, las mazmorras alucinantes, las neveras y la campana.
La verbena fue el nombre humorístico que las víctimas daban a unas «celdas armario» de especial diseño para causar tormento en las personas que se deseaba interrogar. Consistía en tres cajones de unos 50 centímetros de ancho por 40 de profundidad, con el techo constituido por una tabla de madera movible de altura graduable. Adosado al fondo, existía un saliente, inclinado y que medía 13 centímetros; estaba destinado a que la víctima encerrada allí pudiese apoyarse por el trasero, pero sin permitirle sentarse completamente en el mismo. La altura de este saliente, colocado a 65 centímetros del suelo, contribuía a conseguir el mismo fin.
La plancha graduable del techo se colocaba de forma que el recluso tuviese que permanecer encogido y con la cabeza inclinada hacia adelante. En cuanto al suelo de esta reducida celda, presentaba la forma cóncava, lo que impedía que la víctima apoyara normalmente los pies, lo que incrementaba su incomodidad y tortura.
En la cara interna de la puerta de la celda, que era de madera, se fijaba una tabla que, al ser cerrada aquélla, se introducía entre las piernas del recluso, lo que le impedía todo cambio de postura. Además, otra tabla de madera fijada interiormente a la puerta, en posición horizontal, apretaba el cuerpo de la víctima contra la pared de fondo, obligándole a permanecer en una posición muy forzada e incómoda; los músculos no tardaban en quedar entumecidos y el individuo experimentaba una gran desazón y cansancio, poniéndose frenético ante la imposibilidad de cambiar de posición.
Para hacer más terrible la tortura, en la parte alta de la puerta de cada «celda armario» se abría un ventanillo enrejado, a la altura de los ojos del recluso, y en él se colocaba una bombilla eléctrica potentísima, que hería ¡a vista del encerrado allí, aun cuando éste cerrase los ojos; al mismo tiempo desprendía un insoportable calor, que contribuía a aumentar el malestar general del torturado. A la altura de la cabeza del preso se colocaba un potente timbre eléctrico, que funcionaba constantemente y cuyo estridente ruido producía en la mente de la víctima un efecto realmente aniquilador.
La permanencia en estas celdas armario se prolongaba generalmente durante tres o cuatro horas, según que el individuo se resistiese más o menos a confesar lo que sus torturadores deseaban. En algunos casos, este suplicio se prolongó hasta ocho y nueve horas. La mayoría de los encerrados perdían el conocimiento antes de ser sacados de este armario torturador.
En la cara interna de la puerta de la celda, que era de madera, se fijaba una tabla que, al ser cerrada aquélla, se introducía entre las piernas del recluso, lo que le impedía todo cambio de postura. Además, otra tabla de madera fijada interiormente a la puerta, en posición horizontal, apretaba el cuerpo de la víctima contra la pared de fondo, obligándole a permanecer en una posición muy forzada e incómoda; los músculos no tardaban en quedar entumecidos y el individuo experimentaba una gran desazón y cansancio, poniéndose frenético ante la imposibilidad de cambiar de posición.
Para hacer más terrible la tortura, en la parte alta de la puerta de cada «celda armario» se abría un ventanillo enrejado, a la altura de los ojos del recluso, y en él se colocaba una bombilla eléctrica potentísima, que hería ¡a vista del encerrado allí, aun cuando éste cerrase los ojos; al mismo tiempo desprendía un insoportable calor, que contribuía a aumentar el malestar general del torturado. A la altura de la cabeza del preso se colocaba un potente timbre eléctrico, que funcionaba constantemente y cuyo estridente ruido producía en la mente de la víctima un efecto realmente aniquilador.
La permanencia en estas celdas armario se prolongaba generalmente durante tres o cuatro horas, según que el individuo se resistiese más o menos a confesar lo que sus torturadores deseaban. En algunos casos, este suplicio se prolongó hasta ocho y nueve horas. La mayoría de los encerrados perdían el conocimiento antes de ser sacados de este armario torturador.
El pozo consistía en un pequeño calabozo o celda situado en el jardín, el cual se utilizaba para infligir a los detenidos el llamado «tormento del agua». La abertura era muy estrecha y practicada en el techo; sobre ella estaba montada una polea que servía para hacer descender o izar la víctima. Algunas veces se la suspendía por los pies, introduciéndola de cabeza en el pozo y sumergiéndola durante algunos segundos en el agua; esta acción se repetía tantas veces como los torturadores creían conveniente. En otras ocasiones se colgaba al recluso por los brazos o axilas y se le mantenía sumergido hasta un nivel cercano a la boca, por un largo período de tiempo. No es necesario indicar que esta tortura se aplicaba con verdadero deleite sobre todo durante el invierno.
La ducha era una pequeña celda en cuya parte exterior se hallaba instalada una manguera que introducía agua a gran presión. En ella se encerraba al preso completamente desnudo y después de una prolongada y violenta ducha, que dejaba el cuerpo del individuo muy dolorido, se inquiría a éste si estaba dispuesto a confesar sus delitos. Si el resultado era negativo, el interrogador se retiraba y la manguera continuaba funcionando durante media hora o más, al cabo de cuyo tiempo se reanudaba el interrogatorio. La operación se repetía hasta quebrar la resistencia de la víctima, la cual, a causa del intenso frío y la fuerza del chorro de agua, no tardaba en prestar las declaraciones que sus verdugos le exigían.
Las mazmorras alucinantes o psicotécnicas fueron construidas en un pabellón que se levantó en el jardín de este antiguo convento de la calle Vallmajor. En ellas fueron estudiados y aplicados en todo detalle los métodos que los agentes del S. I. M. denominaban «psicotécnicos » y que habían sido experimentados por la G. P. U. en la Unión Soviética. Por encima de la tortura física, en estos calabozos dominaba la tortura mental, la acción enloquecedora sobre la psiquis del individuo.
Se construyeron cuatro de estas celdas, a modo experimental. La altura del techo (en su parte más baja) era de poco más de 2 metros, mientras que la anchura de la estancia era de 1,60 y la longitud, de 2,50. La forma rectangular se hallaba interrumpida en un rincón por una curva que formaba la pared, cuya finalidad psico-técnica consistía en romper la monotonía acostumbrada de Jas celdas clásicas. Estas mazmorras estaban orientadas hacia el Sur, y recibían la luz del Sol continuamente, estaban alquitranadas por dentro y por fuera, para captar la mayor cantidad de calor solar y sobrecalentar la atmósfera de las mismas, que, junto con el olor que desprendía el alquitrán, era una continua pesadilla para el preso.
El interior de cada una de las cuatro celdas se hallaba repartido así: un apoyo de cemento que debía servir de camastro, construido adosado al tramo de pared más largo; un pilar, también de cemento, en la pared opuesta, y el suelo cubierto por ladrillos puestos da canto.
El camastro de cemento tenía 1,50 metros de largo, por 0,50 de ancho y 0,60 de altura máxima, con una inclinación lateral de un 20 %. La finalidad a conseguir por estas dimensiones — que a primera vista daban al recluso la falsa idea de que allí podría descansar— era: obligar a! preso (cuando se tendía para dormir) a encoger las piernas, visto que con 1,50 metros de largo la cama era demasiado corta; con medio metro de ancho le sobresalía el cóccix o las rodillas, del lado libre, mientras que en el opuesto, o sea la pared, el sólo tocar en ella hacía iniciar el movimiento de resbalo a causa del 20 % que tenía el duro lecho de pendiente.
Si bien es cierto que una persona podía resistir cierto tiempo tendido en esta cama, mientras conservaba la más absoluta inmovilidad, también lo es que un durmiente, al menor movimiento involuntario, debía resbalar y despertarse sobresaltado o en el suelo; el resultado era que, teóricamente, el encarcelado debía permanecer en una semi-somnolencía interrumpida por un continuo despertar. Sin embargo, en la práctica, no dio los resultados apetecidos, pues todos los presos prefirieron sentarse únicamente en el camastro, y de esta forma, alargándose bien y apoyando la espalda en la pared, se podía permanecer hasta con relativa comodidad. Este defecto técnico se debió a que los camastros de cemento fueron construidos un poco demasiado bajos, por suerte para quienes fueron encerrados en estas mazmorras. El otro pilar de cemento era más alto, pues medía 0,80 metros en la parte más baja y tenía una inclinación casi igual. Tenía 0,50 metros de largo por 0,40 de ancho, y su finalidad también consistía en dar idea al recluso de un apoyo para descansar, pero sin poder utilizarlo.
En cuanto a los ladrillos fijados de canto en el suelo, también tenía sus efectos psicológicos sobre la víctima, pues la distracción preferida de un encarcelado es el recorrer de un lado a otro su celda. Este ir y venir, este movimiento tan monótono, llega a adquirir para los presos una especie de aletargamiento del pensamiento, un medio para hacer más llevadera su reclusión, ya que el cuerpo tiene la necesidad biológica de moverse. Este único placer, esta distracción tan necesaria también fue suprimida en las mazmorras alucinantes; bastó con colocar los mencionados ladrillos en el suelo.
El interior de cada una de las cuatro celdas se hallaba repartido así: un apoyo de cemento que debía servir de camastro, construido adosado al tramo de pared más largo; un pilar, también de cemento, en la pared opuesta, y el suelo cubierto por ladrillos puestos da canto.
El camastro de cemento tenía 1,50 metros de largo, por 0,50 de ancho y 0,60 de altura máxima, con una inclinación lateral de un 20 %. La finalidad a conseguir por estas dimensiones — que a primera vista daban al recluso la falsa idea de que allí podría descansar— era: obligar a! preso (cuando se tendía para dormir) a encoger las piernas, visto que con 1,50 metros de largo la cama era demasiado corta; con medio metro de ancho le sobresalía el cóccix o las rodillas, del lado libre, mientras que en el opuesto, o sea la pared, el sólo tocar en ella hacía iniciar el movimiento de resbalo a causa del 20 % que tenía el duro lecho de pendiente.
Si bien es cierto que una persona podía resistir cierto tiempo tendido en esta cama, mientras conservaba la más absoluta inmovilidad, también lo es que un durmiente, al menor movimiento involuntario, debía resbalar y despertarse sobresaltado o en el suelo; el resultado era que, teóricamente, el encarcelado debía permanecer en una semi-somnolencía interrumpida por un continuo despertar. Sin embargo, en la práctica, no dio los resultados apetecidos, pues todos los presos prefirieron sentarse únicamente en el camastro, y de esta forma, alargándose bien y apoyando la espalda en la pared, se podía permanecer hasta con relativa comodidad. Este defecto técnico se debió a que los camastros de cemento fueron construidos un poco demasiado bajos, por suerte para quienes fueron encerrados en estas mazmorras. El otro pilar de cemento era más alto, pues medía 0,80 metros en la parte más baja y tenía una inclinación casi igual. Tenía 0,50 metros de largo por 0,40 de ancho, y su finalidad también consistía en dar idea al recluso de un apoyo para descansar, pero sin poder utilizarlo.
En cuanto a los ladrillos fijados de canto en el suelo, también tenía sus efectos psicológicos sobre la víctima, pues la distracción preferida de un encarcelado es el recorrer de un lado a otro su celda. Este ir y venir, este movimiento tan monótono, llega a adquirir para los presos una especie de aletargamiento del pensamiento, un medio para hacer más llevadera su reclusión, ya que el cuerpo tiene la necesidad biológica de moverse. Este único placer, esta distracción tan necesaria también fue suprimida en las mazmorras alucinantes; bastó con colocar los mencionados ladrillos en el suelo.
Al no poder pasear, al prisionero, como única distracción, le quedaba estar de pie o sentado en el canto de un ladrillo, o apoyado en el camastro, y contemplar las cuatro paredes, y entonces intervenían los efectos psicotécnicos.
El techo estaba pintado de negro y las paredes de un gris oscuro con rayas verticales, horizontales e inclinadas de color amarillo. En la pared del fondo, opuesta a la de la puerta de entrada, estaban pintados unos círculos de diversos colores y un tablero de ajedrez en blanco y negro. Justamente encima de esta pared, el techo se truncaba y se hacía más alto, a fin de permitir la entrada de luz por un ventanal que tenía cristales verdosos, que filtraban una luz difusa que hacía resaltar y daba un aspecto extraño a los dibujos de la celda.
Fue el ya citado Laurencic el que eligió la tonalidad verdosa para este tipo de celdas. Según declaró en el Consejo de Guerra a que fue sometido por los nacionales una vez finalizada la guerra, eligió el color verde para los cristales porque era un color «triste, lúgubre, como un día de lluvia, que predisponía a la melancolía y a la tristeza».
En la parte de la puerta, la pared también tenía círculos pintados de diversos tamaños. Y en el colmo del refinamiento se había colocado en ella un reloj dispuesto en tal forma que durante un día entero no marcaba más que cuatro o cinco horas, lo que producía en el recluso una desorientación completa en cuanto al tiempo y multiplicando la tortura del lento transcurrir de las horas de encierro.
En cuanto a la puerta, en su cara interna también presentaba dibujos psicotécnicos. En la parte baja tenía pintada una espira] y en la parte alta unos dados que adoptaban aquella Comía tan conocida que hace que varíe su número con arreglo a la dirección con que se les mira.
Durante la noche del recluso, o cuando se creía conveniente, se encendía una lámpara roja, con la consiguiente variación de efectos y tonalidades. La espiral, el tablero de ajedrez y los dados eran puntos de influencia y sugestión, mientras que los círculos y las rectas que se cortaban estaban destinados a producir una irritación en el sistema nervioso, perturbando el sentido del equilibrio.
Pero — según confesión del propio Laurencio — de todos estos efectos, el de crueldad más refinada era el citado reloj. «La finalidad que para el simple mortal pudiera ser grotesca — declaró Alfonso Laurencic ante el Consejo de Guerra —, pues parece que uno se tendría que dar cuenta de que, cuando es de noche y el reloj marca las 10 de la mañana, no pueden ser tas 10 de la mañana, tenía una finalidad más perversa, que quizá sólo podrá comprender quien haya estado recluido más o menos tiempo. El reloj personal de cada individuo es su estómago. El menor retraso en el reparto del rancho — con lo escasa que era servida la comida—, los mismos minutos en hacer cola o esperar turno eran para los reclusos un tormento. Y cuál no sería el tormento del preso que ve marcadas las 12 en el reloj, hora del rancho, y que, a lo mejor, sólo son las diez, y le quedan hora y media o dos horas todavía. Su vista y su estómago le tiranizan al extremo de que creo poder afirmar que de todos los efectos psicotécnicos es quizás el más cruel y el de mayor tortura.»
El techo estaba pintado de negro y las paredes de un gris oscuro con rayas verticales, horizontales e inclinadas de color amarillo. En la pared del fondo, opuesta a la de la puerta de entrada, estaban pintados unos círculos de diversos colores y un tablero de ajedrez en blanco y negro. Justamente encima de esta pared, el techo se truncaba y se hacía más alto, a fin de permitir la entrada de luz por un ventanal que tenía cristales verdosos, que filtraban una luz difusa que hacía resaltar y daba un aspecto extraño a los dibujos de la celda.
Fue el ya citado Laurencic el que eligió la tonalidad verdosa para este tipo de celdas. Según declaró en el Consejo de Guerra a que fue sometido por los nacionales una vez finalizada la guerra, eligió el color verde para los cristales porque era un color «triste, lúgubre, como un día de lluvia, que predisponía a la melancolía y a la tristeza».
En la parte de la puerta, la pared también tenía círculos pintados de diversos tamaños. Y en el colmo del refinamiento se había colocado en ella un reloj dispuesto en tal forma que durante un día entero no marcaba más que cuatro o cinco horas, lo que producía en el recluso una desorientación completa en cuanto al tiempo y multiplicando la tortura del lento transcurrir de las horas de encierro.
En cuanto a la puerta, en su cara interna también presentaba dibujos psicotécnicos. En la parte baja tenía pintada una espira] y en la parte alta unos dados que adoptaban aquella Comía tan conocida que hace que varíe su número con arreglo a la dirección con que se les mira.
Durante la noche del recluso, o cuando se creía conveniente, se encendía una lámpara roja, con la consiguiente variación de efectos y tonalidades. La espiral, el tablero de ajedrez y los dados eran puntos de influencia y sugestión, mientras que los círculos y las rectas que se cortaban estaban destinados a producir una irritación en el sistema nervioso, perturbando el sentido del equilibrio.
Pero — según confesión del propio Laurencio — de todos estos efectos, el de crueldad más refinada era el citado reloj. «La finalidad que para el simple mortal pudiera ser grotesca — declaró Alfonso Laurencic ante el Consejo de Guerra —, pues parece que uno se tendría que dar cuenta de que, cuando es de noche y el reloj marca las 10 de la mañana, no pueden ser tas 10 de la mañana, tenía una finalidad más perversa, que quizá sólo podrá comprender quien haya estado recluido más o menos tiempo. El reloj personal de cada individuo es su estómago. El menor retraso en el reparto del rancho — con lo escasa que era servida la comida—, los mismos minutos en hacer cola o esperar turno eran para los reclusos un tormento. Y cuál no sería el tormento del preso que ve marcadas las 12 en el reloj, hora del rancho, y que, a lo mejor, sólo son las diez, y le quedan hora y media o dos horas todavía. Su vista y su estómago le tiranizan al extremo de que creo poder afirmar que de todos los efectos psicotécnicos es quizás el más cruel y el de mayor tortura.»
Las neveras consistían en varias celdas cuadrangulares, estrechas, cerradas por puertas metálicas y revestidas interiormente de cemento poroso. Un depósito de agua situado en la parte superior suministraba el líquido, que filtrándose a través del techo y paredes, convertía dichos calabozos en auténticas neveras. Las víctimas eran encerradas allí completamente desnudas, con lo que pasaban un frío tremendo; vivían como en un continuo escalofrío y no existía nada que pudiera darles un poco de calor, ni siquiera una bombilla, por lo que la oscuridad era casi absoluta. Sólo a guisa de respiradero existía una pequeñísima abertura provista de una reja, muy cerca del techo. El individuo no tardaba en quedar helado hasta el tuétano, temblando continuamente y deseando el calor humano de sus compañeros en las celdas colectivas. No sorprende, pues, que fueran pocos los que se negaran a firmar las declaraciones que los agentes del S. I. M. les ponían por delante. Y algunos de los que no firmaron nada fueron los que fallecieron a causa de una pulmonía.
La campana era otra terrible celda de la cheka de Vallmajor. Situada en el mismo cuerpo de edificio en que se hallaban las neveras, y sobre lo que fue antiguo mausoleo del convento, se llegaba a ella por un estrecho pasadizo que terminaba en una escalerilla de gato, la cual daba acceso a la «campana» por medio de una abertura circular que se abría en el suelo de aquélla y que después se cerraba herméticamente.
Esta celda era de forma cilíndrica, pero con los ángulos redondeados por lo que impropiamente era conocida también por «celda esférica». Su diámetro era de 4,50 metros y su altura de 2,20. Las paredes y el suelo estaban alquitranados. En el techo y en el centro se hallaba instalado un foco muy potente, recubierto de una reja metálica, para impedir que el recluso pudiese romper la lámpara. Este calabozo, construido a base de una pared doble que contribuía a aumentar su resonancia, carecía en absoluto de ventilación.
La forma especial y el color y brillo del muro producía en el prisionero una desorientación completa, pues no encontraba ningún punto de referencia para orientarse. Además, la falta de ventilación y e] calor que desprendía el foco, caldeaban de tal manera el interior de la celda que la víctima sudaba copiosamente y al respirar aspiraba un aire caliente muy desagradable, mientras el olor del alquitrán que revestía la pared se hacía cada vez más penetrante.
Esta mazmorra, cuya principal tortura era el calor, es decir, era la opuesta a la nevera, disponía de un tormento adicional, relacionado con su resonancia especial. Cuando el preso llevaba algún tiempo encerrado en la celda y, por tanto, notaba los efectos deprimentes del caldeado ambiente, ansiando un poco de aire fresco de manera parecida a como un drogado necesita la dosis de estupefaciente, los carceleros hacían rodar por el techo de la estancia un pesado rodillo y ponían en movimiento unos discos metálicos, cuyo estruendo resonaba en el interior en proporciones desmedidas. Con todo ello se pretendía quebrar la moral del recluido y elevar hasta el frenesí su estado de excitación, a fin de que se aviniese a confesar lo que sus torturadores deseaban.
Con el nombre de Preventorio G fue designada por el S. I. M. la cheka existente en la calle de Zaragoza, en el edificio del convento de las religiosas. Se utilizaron celdas de tortura muy parecidas a las descritas en la cheka de Vallmajor. Sin embargo, hay que destacar algunas innovaciones, algunas torturas más refinadas, como la llamada silla eléctrica, la sala de castigo, la carbonera y las celdas de castigo.
Una sala característica del Preventorio G fue la llamada del tribunal, emplazada en lo que había sido capilla; se le aplicó dicho nombre más por su apariencia que por el objeto a que estaba destinada, pues casi siempre se reducía al interrogatorio de los acusados.
En el centro de la estancia se hallaba un pesado sillón de madera y encima de él la silla, eléctrica, que no era más que el armazón metálico del asiento de un automóvil de turismo. Dicha silla estaba conectada a unos hilos que conducían por vía subterránea o empotrada el fluido eléctrico. La corriente se establecía por medio de un interruptor montado en una especie de estrado.
Al pie de las mesas de los interrogadores se encontraban instalados unos focos potentísimos, que iluminaban continuamente a la víctima, deslumbrándola e impidiendo que pudiera ver a sus torturadores. Durante el interrogatorio, que muchas veces tomaba la forma de un juicio, el preso era invariablemente sometido al martirio de la silla eléctrica, de la que muchas veces se levantaba con graves quemaduras.
En la sala de castigo, el recluso era suspendido de una cuerda, por los brazos, la cual colgaba de un gancho fijado en el techo. A los pies de la víctima se ataba un saquito de arena, a fin de producir una mayor tracción sobre sus articulaciones. Suspendido de esta forma y desnudo, el sospechoso era bárbaramente azotado para que confesara sus delitos contra el Estado.
En cuanto a la carbonera, era el hueco que quedaba al pió de la escalera que conducía a los pisos superiores. En el sucio de esta pequeña estancia se extendía una gruesa capa de polvo de carbón. La víctima, totalmente desnuda y después de habérsele dado una ducha, era introducida allí sin miramientos. El polvo de carbón, al adherirse a la piel mojada, producía en el individuo una terrible picazón. En tal estado de nerviosismo era llevado a otras celdas de castigo.
Las celdas de castigo eran de dos tipos diferentes y estaban construidas a uno y otro lado de un estrecho corredor, en los sótanos del edificio. Unas eran aproximadamente cuadradas. Numerosos ladrillos fijados de canto en el suelo y en direcciones cruzadas, impedían al preso el mínimo consuelo de distraerse paseando. Un apoyo de cemento adosado a la pared simulaba un asiento, ya que por su inclinación y altura la acción de sentarse era totalmente imposible.
Las otras celdas, en número de dos, eran bastante más terribles. Se hallaban situadas al fondo del pasillo y a uno y otro lado del mismo. El suelo estaba erizado de ladrillos de canto para impedir el caminar y en un hueco de la pared, a bastante elevación, se encontraba una cama de cemento. La particularidad de la misma consistía en que su superficie estaba inclinada y cubierta de unas afiladas rugosidades o estrías del mismo material, que se clavaban y desgarraban la piel y carne del recluso cuando la fatiga le inclinaba a intentar buscar reposo en aquel duro lecho.
En todas estas celdas reinaba la oscuridad más absoluta. Además, los recluidos en ellas experimentaban los terribles efectos psicológicos del metrómetro o metrónomo, aparato de cuerda semejante a un péndulo que producía un penetrante y continuo tic-tac, que terminaba por alterar los nervios más templados.
La existencia de todas estas cárceles tan terribles fue denunciada por el letrado don Manuel Goday Prats, secretario entonces del Colegio de Abogados de Barcelona, quien sufrió prisión y tortura en las chekas del S. I. M, y presenció el trato cruel dado a otros presos.
En el Consejo de Guerra que se celebró contra Laurencic, Goday Prats actuó de testigo de cargo. Reproducimos parte de sus declaraciones:
Fiscal. — ¿Usted se enteró de que el Colegio de Abogados denunció la existencia de las chekas al Fiscal del Tribunal Supremo?
Testigo. — Sí, señor. Al venir el Gobierno rojo a Barcelona, con ocasión de que desaparecieron varios abogados en las chekas y en el S. I. M., propuse al Decano el formular una denuncia al entonces Ministro de Justicia, Irujo. Fuimos a ver a Irujo, y nos dijo: «O yo acabo con las chekas, o las chekas acaban conmigo». Realmente, las chekas han acabado con él… Yo formulé una denuncia en forma y la pasaron al Fiscal del Supremo. Al cabo de dos o tres meses, me enviaron copia de un escrito, en el que se decía que quedaba demostrado que no había chekas, y que todos los detenidos estaban en régimen normal de cárcel.
Fiscal.—¿Hubo una reunión del Consejo de Ministros para tratar de las chekas?
Testigo. — Lo que sé, es por referencias. Con motivo de la condena a muerte de un abogado, y de las gestiones que hicimos con el señor Irujo, tanto éste como el subsecretario de Estado, Quero, catedrático de la Universidad de Sevilla, que tenía gran influencia, provocaron una reunión del Gobierno. Irujo, los representantes de la Esquerra Republicana y Quero se mostraban contrarios al régimen de chekas; pero prevaleció el criterio comunista. Poco antes de detenerme a mí, a principios de mayo de 1938, se decía que iban a ser suprimidas o modificadas, y que el S. I. M. actuaría en forma distinta. Pero el propósito no prevaleció.
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Bueno,m yo no sé si esto se lo leerá alguien, jaja, pero por si acaso: Blue, ¿no te he dado magníficas ideas? ¿Te imaginas tenerme en una checa? Jajajajaja.
ResponderEliminarVOy a comer.
No lo pude leer todo porque voy saliendo. Además es una tortura leer cosas de torturas. Siempre me sorprende cómo la imaginación da para todo...increíble a lo que puede llegar la crueldad humana. Te dejo un beso !
ResponderEliminarAaaaah, no, no...esto no puede ser. Te lo has inventado todo tú para torturarnos. La izquierda no hace esas cosas.
ResponderEliminarY digo yo..¿A esto no se le podría sacar rentabilidad?, es que si se hace una exposición con los instrumentos de tortura que utilizó la Inquisición, o se puede visitar la casa de Ana Frank, o ver la sala de torturas de un monasterio ...¿Estas checas? ¿No se pueden visitar? ¿Ya no hay rastro de ellas, ni siquiera mobiliario...?
Queridiño, puedes estar tranquilo, que no te quiero torturar. Encerrarte sí, pero más que nada porque eres un peligro social, ja, ja...sería como un acto humanitario.
Bicos psicodélicos no psicotécnicos.
Maia, si agradable esto no es, ya lo advertí al principio por si alguien no quiere pasar el mal rato.
ResponderEliminarBLue, esto está documentado por diversas fuentes. Al acabar la Guerra Civil muchos miembros del gobierno republicano se fueron a Rusia esperando hallar allí la felicidad. Muy pocos hallaron algo parecido; algunos tuvieron suerte y consiguieron escapar por patas, otros acabaron en gulags. De los que escaparon, algunos confirmaron estos datos.
¿Hacer hoy una exposición chequista? No, mujer, eso contradice leyes de memoria histérica y todo eso. La versión oficial sólo admite hoy malos absolutos y buenos absolutos, y el que se mueve no sale en la foto.
Cualquiera que viva en Madrid, Barcelona o Valencia puede localizar sin ningún problema dónde estuvieron las checas.
También puedes invenmtar, Blue, la "checa amorosa" y tenerme encerrado en ella y matarme de amor.
ResponderEliminarEs una idea...
Sí, pero no se trata solo de localizarlas, porque eso por lo que veo es fácil. Me refería a que deberían ser visitables o "mostrables"...¿Acaso no estaría bien enseñar la evolución del diseño de sillas eléctricas?
ResponderEliminarHay silencios que matan.
;-)
Ja, ja, ja, si te pones así me pongo con el diseño ahora mismo. Las paredes y el techo ya sabes: blues; la música, blues...
ResponderEliminarSigo pensando....
;-)
Leerse esto entero, despues de comer, es una muy mala idea.
ResponderEliminarSi tan solo usasemos para el bien, la cuarta parte de esta inventiva humana, el mundo sería un lugar muy, pero que muy distinto.
De espanto. Simplemente horroroso lo que se debe haber vivido allí.
Biquiños a todos, me voy a currar.
Mar.
Si me parece muy bien lo que dices, Blue, de hecho si saco este tema es porque quiero que se sepa todo, no sólo versiones interesadas de uno u otro bando.
ResponderEliminarPero... Es que no lo veo posible. La acusación de "facha" es automática, el negacionismo inmediato, etc. Además en vez de plantear el tema desde una perspectiva histórica desapasionada, se planteará como más guerracivilismo. Y de una puta guerra de hace 80 años ya tenemos bastante guerracivilismo gubernamental.
Un beso, Mar, poco que añadir...
ResponderEliminarVale, Blue, pues ves diseñando la checa amorosa que yo me dejo encerrar...
O fachas o rojos: "Si sólo hubiera rojos, todo sería destruido por las llamas. Si sólo hubiera fachas, la humanidad sería esclavizada.
ResponderEliminarPor tanto, esta lucha no puede ni debe resolverse. Por eso cuando una de las dos fuerzas ha estado a punto de aniquilar a la otra, siempre ha surgido un Campeón del lado contrario, que ha equilibrado la lucha.
Ejemplos de estos campeones han sido Santiago Carrillo y Ángel Acebes." (Frikipedia, ja, ja).
Seguiré trabajando. Tus deseos son órdenes: amplia, bien ventilada y con vistas al mar (blues)...
;-)
Hostia, qué buena la frikipedia, jajajaja. Y el caso es que casi que tiene razón...
ResponderEliminarLO que vamos a hacer con la checa esa que vas a diseñar es alquilarla de nidito de amor, jajajaja. Ardo ya en deseos de que me encierres allí y acabes conmigo. Hasta que no respire ni me mueva.
Otga pegla: "Si no te llaman facha dos o tges veces al día es que algo no haces bien".
ResponderEliminarQueridiño, tustasfatál, ja, ja. No me apures que después me sale mal y se queda en "checa de papel".
;-)
TE pone nerviosa el diseño de la checa (o lo que allí piensas hacerme), que ya escribes mezcla de chino y de borbónico, queridiña...
ResponderEliminarJAJAJAJAJAJAJA....va a ser mejor que me encierren a mí, jajajajajaja.
ResponderEliminarVale, vale, te torturo yo, que te tengo ganas...
ResponderEliminarVale, pero con cuidado, que hace tiempo que no voy a la peluquería y estoy desacostumbrada, ja, ja.
ResponderEliminarEsto funciona al revés en mi checa: vas a quedar bien despeinada.
ResponderEliminarJajajajaja...One point!!!
ResponderEliminarNo creas que del otro sitio salgo muy peinada. Y aún por encima me cobran, ja, ja.
Bueno, aquí por lo de cobrar no habría problema: cuando te venga bien, no urge, jajaja.
ResponderEliminarShhhhhh...no me distraigas, que estoy con los planos: suelo radiante, cristales con rotura de puente térmico...
ResponderEliminarMuy didáctico el post, Descla. Me lo he leído en un par de entradas, pero ciertamente me ha gustado. Coño, la de cosas que estoy aprendiendo.
ResponderEliminarSaludos.
Exacto, Blue, tú concéntrate en nuestra checa.
ResponderEliminarTripi: para cuando venga una guerra ya tenemos ideas...
De acuerdo con Tripi, aquí aprendiendo. No te extrañe que sea el humano el animal que mas me aterra. Beso.
ResponderEliminarUff, tú escribiendo sobre cosas tan dramáticas y yo publicando el post más frívolo que he escrito en meses.
ResponderEliminarSobre tu tema. Creo haber leído que Alberti hizo una interesante aportación a este tema. Ideó una especie de cabinas de teléfono, electrificadas, donde metía a los prisioneros cuando estuvo a cargo de una checa en Madrid.
He leído la mitad mas o menos y me retiro asqueado preguntándome si la tecnología intelectual seria rusa...
ResponderEliminarPero volveré a leer la segunda mitad imaginandomme a alguien a quien ame como protagonista de las descripciones...jajaja
Salud
La guerras las escriben los que vencen. es importante para la madurez de un pais asumir su Historia; pero en este que vivimos a la madurez ni esta ni se la espera. Franco fue un asesino, pero la República antes de la guerra consintió "de facto" muchas atrocidades...
ResponderEliminarIndudable que el sadismo nos acompaña hace un buen rato-historico,no?.Bueno, creo que no tanto...apenas 2011 años y mire que bien empezamos con los siglos, con un ejemplo,de libro,pero eso es un mero detalle. Prefiero las buenas ideas que generó su post, checas del amor hermoso,no?jajajajajaja.
ResponderEliminarEmejota: es el único animal al que se le ocurren estos parques de atracciones.
ResponderEliminarKoti: "exagerá". Tu entrada es más histórica que frívola.
Genín: la tecnología es sin duda rusa. El natural hispano de ambos bandos estaba más por el paseo, el apaleamiento, la violación, etc "Cosas normales".
Temu: madurez y España... Ayyyy, que me duele España, mucho.
Fiorella: jajajaja, pues sí: si hacemos checas amorosas otro gallo cantará, jajaja.
Ay Descla no pude terminar de leer todos los modelitos de checas la verdad es que el hombre tiene una capacidad de inventar horrores tremenda.
ResponderEliminarPrefiero como dice Fio hablar de las checas amorosas pequeñitas para estar apretaditospero confortables jajajaja.
Un beso
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarPor cierto de la Guerra Civil es recomendable leerse un libro muy bueno, sin partidismos, se titula:
ResponderEliminar"Una historia de la Guerra Civil que no va a gustar a nadie".
Francamente bueno de Eslava Galan...
"Ninguna política se ha de fundar en la decisión de exterminar al adversario; no sólo –y ya es mucho– porque moralmente es una abominación sino porqué, además, es materialmente irrealizable; y la sangre injustamente vertida por el odio, con propósito de exterminio, renace y retoña y fructifica en frutos de maldición; maldición no sobre los que la derramaron, desgraciadamente, sino sobre el propio país que la ha absorbido para colmo de desventura." asi acaba...
ResponderEliminarBuenas y santas, recién volví de una actividad en la escuela de mi niña llena de griteríos y pedidos infinitos. ¿Eso cuenta como tortura?
ResponderEliminarChe, Descla, no puedo más que sentirme aliviada de ver la cantidad de gente que es capaz de hacer una crítica a la izquierda sin que sean tildados de fachos, me siento como en casa. Perá que me saco las zapatillas y me pongo cómoda. Ustedes dos, vos y Blue, se pueden torturar tranquilos en el cuartito, yo pongo el volumen de la tele bien alto para que no se sientan los gritos (como hacían en la época de la dictadura en uruguay), y todos contentos.
Chuics !!!
Tengo graves problemas ideológicos desd la primera leguislatura socialista. Tortura la de oír a sus señorías sus patizambas ideas en época de elecciones. Cuando ganan igual, siempre se superan.
ResponderEliminarY hoy en el Ave para no oír conversaciones telefónicas me pongo cascos con tapones y me leo hasta un editorial del ilustre catedrático Peces- Barbas:
y leo sin podermelo creer "Reproche alos madrileños resignados"...Dice entre otras perlas que hay que hay que montarles un bronca y después de muchas inconsistentes idioteces para sacar a los madrileños de las garras del PP una de sus aportaciones es "no debemos dejar paso a esos sectores casposos, llenos de rencor y sedientos de riquezas"...
Digno de un rector de universidad.
Me he dado una buena tarde de tortura. !pero es que llevo varios meses en ello!
Besos
Se ma descangallau el blog, no sé si esto saldrá...
ResponderEliminarCarmela: eso, eso, checas amorosas, jajaja.
ResponderEliminarMaia: no sé yo si quiero la música muy alta mientras Blue me tortura... Mejor algo de fondo, no chillaré y no hay que preocuparse de que nos oigan. Si chilla Blue le taparé la boca.
Temu: leí ese libro. Estoy ahora acabando "Historia de España contada para escépticos" del mismo autor. Mete pifias históricas, pero te descojonas. Ese tipo es un cachondo, me cae bien. Lo más anticlerical que he leído en mi vida es "El catolicismo explicado a las ovejas" (aparte de "La araña negra" de B. Ibáñez). Te descojonas con el tipo.
Marcela: "cuando éramos rojillos" porque queríamos ser buenas personas. Antes de descubrir que son igual de malos que los malos... Qué tiempos.
Ejem...la checa esta me está quedando demasiado comfortable.
ResponderEliminarVoy a probar a gritar:
¡Y ◊◊ ✄♪†▲†। ೮ ή!
¿Se oye algo ahí fuera? ¿Hay que mejorar la insonorización?
;-)
Que te devuelvan a la vida virtual con una entrada menos y sus consiguientes comentarios... ¿es una nueva forma de tortura? ;)
ResponderEliminarBienvenidos de nuevo
Achuchones!
Hola a todos. Hay que ver cuánto he sufrido por no poder enredar aquí un poco.
ResponderEliminarBienvenidos a la checa bloguera, ja, ja.
ResponderEliminarPor cierto, ahora es Youtube quien no funciona. Por eso no se ve el vídeo que tenía insertado en mi última entrada. Probad a ver si podéis entrar en la página principal de Youtube
ResponderEliminarAleluya !!!!
ResponderEliminarCierto Kotinussa, no se puede. Ahora sí estoy en aprietos...ufffff
ResponderEliminarNada, unavailable, ja, ja.
ResponderEliminarEsto va maaaaaaal!!!
Hola a todos. Os extrañé.
ResponderEliminarMaia ni siqueira podía comentar en tu blog que no es de bloger.Leía pero no podía comentar.Misterios.
Besos
Pero, ¿no era en el 2012 cuando se iba a ir todo al guano?
ResponderEliminarYa no nos podemos fiar ni del calendario, ja, ja.
ResponderEliminarKoti jajaja creo que la crisis lo adelantó. O las elecciones, quien sabe.
ResponderEliminarPues habrá que disfrutar el presente...ea! chao! que lo paséis bien! que lleguen a los mil coments y Descla se vuelva loco! jajaja
ResponderEliminarAchuchones!
Todo el mundo cachondeándose del tipo aquel que hace un montón de años predijo un terremoto en Roma para el 11 de mayo, y resulta que el terremoto ocurre ese día a 1300 km. en línea recta. Mirad el mapa, que impresiona un poco.
ResponderEliminarAhora resulta que primero falla Blogger y después Youtube. Esto da miedito.
Yo creo que es mejor ir al blog de la "errante" y del "atorrante verdín" y reventárselos, ja, ja.
ResponderEliminarVaya, se equivocó solo por 1.300 km, ja, ja...y yo fallé el euromillón solo por un número!!!
ResponderEliminarY encima es viernes 13, que dirían los norteamericanos.
ResponderEliminarPodemos reconvertir esta checa en un refugio antinuclear.
ResponderEliminarDesclasado, cuando vengas abre un poco para que circule el aire, ja, ja
Hola chicas, sí, sí reiros, ¿no han predicho hace poco el fin del mundo un día de este mes de mayo?
ResponderEliminarBesitos
Am , el 21 de mayo..
ResponderEliminarhttp://www.ebiblefellowship.com/es/may21_es.html
jajajajaaa
Por cierto, las últimas entradas si están en la configur<ción dle blog, pero el cabrito de blogger, se ha comido los comentarios, que yo en mi última entrada de cosas de la vida, tenia dos coments, y en este blog falta lo de los cantabros...
ResponderEliminarSeoane, se borró todo lo hecho ayer. Lo que no sé es si se puede publicar...
ResponderEliminarSi se puede Blue, lo acabo de hacer en mi blog, mi última entrada estaba en la pestaña de "editar entradas de blogger, y la he dado a publicar y me la ha publicado con fecha del 12, eso si, vuestros comentarios los ha borrado y los he copiado porquñé los tenia en el mail.
ResponderEliminarBesitos guapa
http://nequidnimis-seoane.blogspot.com/2011/05/cosas-de-la-vida.html
esta es
Acabo de leer que Blogger comunica que ya están empezando a recuperar las entradas perdidas...
ResponderEliminarEste es el último comunicado de blogger en el que nos pide paciencia:♣ .
ResponderEliminarEntonces nada...yo he rescatado al mia porque estaba en el editor....
ResponderEliminarBesitos
Esq ue menuda averia han hecho..
Aaaaay, y ahora está el Twitter saturado!!!...no me digáis que lo de hoy no tiene algo raro....
ResponderEliminarDesclasado, ¿Estás de misión?
Parece que todo falla...snif.
Por lo que acabo de leer (y con esto me tomo un bizcocho), blogger prometía cambios excitantes en la edición (aquí una muestra de las novedades) y en esa operación se les rompió el tinglado.
ResponderEliminarBicos de dos rombos, ja, ja.
◊◊
Desde luego, en informática tenemos un dicho :"Si algo funciona, ni lo toques." jajaja
ResponderEliminarBicos de esos.. ;)
Ah, pero si estabais aquí, jajajaja. Os daba por perdidas a todas, jajaja.
ResponderEliminarVenga Descla, confiesa, ¿qué tienes tú que ver en todo este lío que se ha formado? jajaja confiesa pillín
ResponderEliminarNo, no, jajaja, esto me ha pillado en gayumbos, de hecho estuve todo el día fuera.
ResponderEliminarA mí en pololos jajajajaja
ResponderEliminarJajajajaaa, entonces no te enteraste de naa descla...a ver is ahora furrula o como estarán poniendo los backups para recuperar entradas, va lento y vuelve a caerse....
ResponderEliminarBesitos
no, si esta mañana lo di por imposible y luego esta noche, al ver que mi entrada de cántabros no estaba, intente sin fe hacer una entrada, ni os había visto por aquí charlando.
ResponderEliminarQue espanto!
ResponderEliminarSolo pude leer hasta las "neveras", ya mi estomago no me permitio seguir. No entiendo como tenemos tanta maldad, y lo que digo siempre, lo peor que le sucedio a este mundo es que existamos nosotros, los que nos llamamos "seres humanos", asco da, realmente.
Mejor que sean de las que dice Blue, y que de las otras no existan mas.
Y ahora leyendo lo del 21 de mayo, mira, no se que decirte, pero que el mundo esta raro, raro, rarisimo....no hay duda. Sera nuestro castigo por tan mal que lo hemos gestionado y tan malos sentimientos hacia nosotros mismos.
Ojala pudieramos desterrar tanto egoismo, maldad, avaricia, etc.
Bah! que me pongo sentimental y esto no pega aca.
Chau.