El día después: Tiempo de Silencio, ¿o Tiempo de Organización?

Dios mío, ha llegado el fascismo a España. No se puede entender: tras años de vivir en paraísos socialistas donde ningún político robaba, todo el mundo tenía sus necesidades cubiertas, el país avanzaba a la prosperidad total, de repente el pueblo vota a las tinieblas fascistas. Qué raro ha sido esto... Vendrá ahora un nuevo Tiempo de Silencio donde estén reprimidas las libertades individuales, se privaticen los bienes, tanto materiales como éticos, y las mujeres tengan que volver a la cocina y tal.

Bien, dejémonos de tonterías: ha ocurrido lo que tenía que ocurrir. Dejémonos de dramas de plañidera: "voy a perder la subvención para mi organización de mujeres que odiamos a los hombres", "para mi ONG de viajes exóticos solidarios", "para mi recopilatorio de crímenes del franquismo, aunque sea engordando cifras para crear más ambiente". Dejémonos de tonterías: el Pesoe estaba llevando al país, y lo va a seguir llevando desde el Gobierno Central, a una situación insostenible. Ahora le toca al Pepé en el ámbito autonómico y municipal seguir llevando al país al abismo. Nada va a cambiar en el fondo, salvo que las subvenciones cambiarán de manos, porque ambos partidos trabajan para la Banca que les perdona las deudas. El camino está escrito y a él iremos si no hacemos nada por impedirlo. Cambiar de patrones no altera el rumbo del barco.

Derechas e izquierdas: su verdadero rostro. El grandote de los cuernos es el Pepé, el carahuevo que corre delante despavorido es el Pesoe. "Te voy a meter la democracia por retambufa", le dice el grandote al carahuevo.

Ha ocurrido lo que tenía que ocurrir, no lo que yo quería que ocurriese. Pero aquí no hablamos de mis anhelos, que a veces coincidirán con los suyos y otras no tanto.

Pero algo se ha movido... El movimiento 15-M, DRY, o como quieran llamarlo, ha estado muy bien en su espontaneidad. No me cuenten cuentos para niños de manipulaciones de unos u otros; no hace falta que me lo expliquen ni "Intereconomía" ni "Público": yo he estado allí. Que la derecha miraba desconfiada, es obvio. Que la izquierda con el paso cambiado no sabía qué hacer para atraérselos, también es otra obviedad. En tan sólo 3 ó 4 días se ha conseguido lo impensable. Y el día después se ha visto lo evidente: la sociedad no está madura para asumir esas propuestas. Estamos maduros, con nuestras carencias, las personas que queremos estar informadas, los que estamos muy internetizados, los que leemos algo más que el "Pronto" y el "Marca" (no me digan que no soy paritario), los que no estamos belenestebanizados ni fumbolizados (paritario a saco). Y de esta gente hay muchos más jóvenes que mayores, por supuesto. Pero la gran masa con derecho a voto, no es la informada por voluntad propia. Otra perogrullada, hoy llevo varias.

El movimiento 15-M ha estado muy bien y ya nos ha recogido a todos los que, como vaca sin cencerro, íbamos sueltos por ahí. A veces desde los celos de una izquierda que aún no entiende que está desfasada, a veces desde los celos de un anarquismo que aún no entiende que está desfasadísimo, a veces desde la prevención de una derecha blandita, cristiana y anticapitalista que duda de estos métodos, a veces desde la apatía de apolíticos que quieren creer en algo, a veces... Pero ya nos ha recogido a la mayoría. Ahora toca recoger a los otros, a los desinformados, a los de la inercia del voto pepesoe y nada puede haber fuera de ello. Ahora toca organizarse, dejar la simpática espontaneidad, que ya ha dado su fruto, y empezar a concretar bien claro qué se quiere y, sobre todo, cómo conseguirlo de manera viable. Si en vez de esto viniese un Tiempo de Silencio, en vez de un Tiempo de Organización, todo esto no habría sido más que un brindis al Sol. Y somos muchos y podemos ser muchos más, muchísimos: nos van a seguir jodiendo con los mercados y su puta madre.

Discrepo de quien dice que hay que dejar a los políticos y centrarse en las multinacionales, etc. Los políticos son los que permiten que estas multinacionales campen a sus anchas. Los políticos son los que hacen las leyes que permiten tanta impunidad. No se puede acabar con el tirano sin acabar antes con su guardia pretoriana. Atacar a una multinacional por su comportamiento va a tener la siguiente respuesta automática: "es la Ley, oiga, a mí qué me cuenta...". Hay que recoger millones de firmas que obliguen a referendos para cambiar leyes. Hay que crear nuestros propios medios de comunicación. Se puede hasta valorar de cara a las elecciones generales crear un partido sin más ideología que cambiar leyes, acabar con los abusos de la casta política y acotar los de los bancos.

Posiblemente, ahora que pasaron las elecciones y los políticos estaban cautos, empiecen los palos a los acampados. Que si no se puede tomar la vía pública, que si el pueblo ya ha votado, que si... Hay que crear nuevas formas de resistencia pasiva, entendiendo por "pasiva" la activa no violenta (la violencia sin contar con las fuerzas de orden es un suicidio).

Hay que seguir. O asumir de una vez que somos esclavos con derecho a elegir a tu tirano cada cuatro años. Y si elegimos esto último no quiero oír ni un lloriqueo. Disfruten de lo votado.