miércoles, 10 de marzo de 2010

Extrañas costumbres alimenticias de María y otra cibergilipollez.

Me lo ha vuelto a hacer. Sentados en un bar, voy a la barra a pedir. Le digo a María:

- ¿Te pido algo?

- No, beberé un traguito de tu Coca Cola.

- Sabes que me fastidia eso, quiero beberme una Coca Cola en-te-ra. Te pido una para ti y lo que te sobre, ahí se queda.

- No, pues no me pidas nada.

Vuelvo con mi Coca Cola y traguito que le arrea haciéndose la tonta. Le digo: "Voy a contar en el blog tus extrañas costumbres alimenticias". Me dice que ni se me ocurra y que no me atreveré. Pues ya me estoy atreviendo, querida.

María es una persona glotona. No ya por la cantidad ingerida, por la alegría que le da comer. Por la disposición que muestra para comer. Por los enfados que tiene cuando quiere comer y quiere comer ya, y se retrasa el asunto. María, tan aparentemente fina ella, muestra apetitos de oso pardo.
Paso, vengativo, a describirles las particularidades alimenticias de María:

La marcadita.
Referido al anterior pasaje de la Coca Cola, a María le gusta "marcarme" las bebidas. Reminiscencias atávicas de hembra salvaje, sin duda, de marcar el territorio con sus feromonas como aviso, para otras posibles hembras interesadas, de que esta pieza está cobrada. No encuentro otra explicación: las incontables veces que le he preguntado por qué hace eso, la conversación a discurrido por estos derroteros:

- ¿Por qué haces eso? Sabes que me gusta beberme una Coca Cola o una cerveza entera ¿Qué más te da tener tú la tuya y que te sobre? ¿Por qué necesitas beber de la mía, marcármela?

- Qué tonterías dices. Pues que no me apetecía una entera y me apetece un traguito... Qué tacaño eres, hijo, total por un traguito...

- Lo que me faltaba, ahora tacaño... Mira: te pago yo tres y que se queden ahí, o das traguitos de esas tres, ¿pero por qué demonios necesitas marcarme la mía?

- Anda, deja de decir bobadas de marcar, ni que fuera yo una gata o una pastora alemana... Tacaño.

Juzguen ustedes; yo lo tengo claro. El animal y la animala que todos llevamos dentro, el que orina o se restriega en la corteza de los árboles para marcar su territorio, María lo saca "meándome" o "restregándose" en mis bebidas, en forma de traguitos.

Euforia preingesta.
A la manera de la "tristeza postcoito" pero al revés, María muestra estados de euforia excesiva antes de la ingesta de comida.
Síntomas visibles: pupilas dilatadas, piel brillante, excitación; no se está quieta, alegría desbordada, emisión de onomatopeyas: ñam ñam; maña maña; uh uh, comentarios desbordados mirando la futura ingesta: OOOH, QUEEEÉ BUEEEENO VA A ESTAR ESTO, PERO QUEEEEÉ BUEEEEENO, DIOS MÍOOOO, PERO COOOÓMO ME VOY A PONEEEER, OOOOH...
Completan el cuadro: ansiedad aguda si tarda en salir el condumio, precipitación: "picar" antes de que esté hecho, irritabilidad si tarda demasiado: "¿Pero eso sale ya o qué? Súbele el fuego, joder..."

Mi abuela diría que ha pasado una guerra, pero esta perla la única guerra que lleva es, en ocasiones, para amargarme la vida un tanto. (Justo reconocer que en otras ocasiones me la endulza).

La sentada.
A la manera de los osos, que no saben cuándo volverán a comer y comen todo lo que pueden de una sentada, María engulle, devora, todo lo que puede de una sentada, sobre todo si la comida le gusta. Después se pone mala, claro. Pone la palma de la mano sobre su estomago, te mira con cara de mártir y exclama: "Ufff, qué mala me he puesto, me debe haber sentado mal algo". Tristeza postingesta, cuando le respondo que "ese algo" quizás sean dos kilos de chuletas de una sentada, se enfurruña y dice: <>. (Sabedora en el fondo de sus excesos, sólo usa "gomitar" cuando ha comido mucho, en otra circunstancia dice un correcto "vomitar". El subconsciente la delata).

Ansiedad compradora.
Si un grupo de amigos, entre los que se encuentre Maria, vamos a hacer una comida campestre y surge el reparto de tareas, jamás hay que encargarle a María la compra de la comida. Podrá encargarse de la bebida, de poner el coche (que conduciré yo), de buscar/traer la leña, quizás hasta encargarse del fuego (no de poner la comida a la brasa: lo hará antes de tiempo), pero jamás, repito: JAMÁS la dejen encargada de comprar la comida: traerá toneladas.
El mecanismo es el siguiente: Juanito encarga 3 chuletas y dos longanizas, Pepita 2 chuletas y 4 longanizas, y así hasta completar el grupo. María llega a la tienda, peor si es de pueblo de montaña, y empieza a decir:

"Vaya... qué buena pinta tiene todo ¿verdad? Se nota que aquí lo hacen casero, de matanza propia, no de matadero industrial. Vaya... pero mira qué panceta. Y esas chuletas, mira el color. Ufff qué buena pinta tiene todo, casi que compro "un poquito" de más y si sobra me lo llevo a casa o le llevo a mi amiga tal".

Media hora más tarde la señora tendera está cerrando la tienda. Quizás se vaya de vacaciones. Con la compra que le ha hecho María puede hasta pasarse una semana en Cancún, ahora no está muy caro...

Mezclas imposibles.

¿Conocen a alguien que con una tapa de sepia con mahonesa o patatas bravas con ajo-aceite se pida un té con limón? Yo sí: mi amada. No, no se pide un "Nestea" o similar, se pide una infusión de té con una rodaja de limón.
Igualmente pide para almorzar un bocadillo, de jamón con tomate, con un café con leche. Las caras de los camareros/as que no la conocen, son de incredulidad.
Cuando nos pillamos una cogorza, nada de "sin darnos cuenta": con premeditación y alevosía, siempre quiere que me tome una vitamina de una caja que lleva en el bolso. Dice:

- Qué sí, bobo, que la vitamina B protege la vaina de mielina que envuelve los nervios y el alcohol pierde carga de agresividad así.

- María, si me quiero drogar me tomo droga y no chorradas de "mielina" que me suena eso a potitos para niños.

- Qué no, que la mielina es la sustancia de la que está compuesta la vaina protectora de los nervios, sí esa vaina se rompe puedes tener alucinaciones, temblores, etcétera. Anda, tonto, tómatela.

Normalmente yo hago como que la tomo, e indefectiblemente a la mañana siguiente hay una pastilla pegajosa en mi bolsillo.

El Desclasado, vengativo, ha hablado.

Cibergilipollez.
Veo en las paradas de autobús de mi ciudad otro ciberbuenismo de esos de "we are the world, we are the children" mientras millones de niños mueren de hambre, se trata de un anuncio que dice:

ESTOSOLOLOARREGLAMOSENTRETODOS.ORG

Oh, esto es enternecedor, a qué sí... No hace falta que la banca se baje del burro, ni que los políticos no sean corruptos, nada de todo eso, sólo con el poder de nuestros "corasones", rascándonos los ehh... cada uno lo que tenga, desde el teclado del ordenador arreglaremos esto.
Ni me molesté en mirarlo, me suena a pastelón.
Vía el blog "Labios como espadas", descubro a un buen viñetista, J. Mora, vean sus viñetas, que toca el tema:

010310-estosololoarreglamosentretodos.jpgIncapaz de competir con la concreción de una viñeta, no me resigno a no dejar mi aportación, al igual que la del señor Mora algo más realista, para futuras cibercampañas buenistas:

NOSVAMOSACOMERLOQUESECOMIOCLAVIJO.ORG
Pd: han retirado la ñoñería de campaña, ni sé por qué ni me preocupa.

El Desclasado ha hecho su aportación buenista a la humanidad. 

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