domingo, 24 de enero de 2010

Últimos guerrilleros españoles.

Vamos con una de maquis...

LOS ÚLTIMOS GUERRILLEROS ESPAÑOLES (I)
Minuto arriba, minuto abajo, eran las 20:45 horas del 24 de agosto de 1944, cuando los parisinos vieron entrar en su ciudad una pequeña columna mecanizada de soldados. En un principio cundió el desconcierto al creer que eran alemanes. Con posterioridad alguien dijo que eran americanos. Al fin se decidió que eran franceses y los parisinos estallaron en júbilo: ¡París estaba siendo liberada de la ocupación nazi! ¡Y por franceses! Una anciana vestida con el traje típico alsaciano se echó sobre el jeep que abría la columna, y a partir de ahí fue el delirio: los parisinos en masa se echaron literalmente sobre la columna que a duras penas conseguía avanzar entre el fervor popular. Estos soldados ¨franceses¨ de pura cepa, primeros en entrar en París, se apellidaban Granell, Campos, Bernal, Fábregas, Royo, Pujol, Domínguez... Eran tipos curtidos, de risa fácil, dados a la parranda, de mirada acerada. Sus vehículos iban pintados en el morro y los flancos con los muy franceses nombres de Brunete, Teruel, Ebro, Guernica, Don Quixote... Franceses de ¨La France¨ de toda la vida. Seguro.

Supongo que la mayoría de los lectores conoce este episodio histórico, aunque Franco obviamente jamás le dio publicidad. Y los lectores que no lo conocieran, supongo que no se van a asombrar en exceso de ver a un puñado de españoles, como de costumbre en medio del ¨fregao¨, nada más ni nada menos que entrando los primeros en la liberación de París.

El chauvinismo francés, la ocultación franquista, y la anestesia histórica del comunismo para con sus mejores hombres, nos han privado de la difusión objetiva de este y otros capítulos. Trataremos en las siguientes líneas de hacer una aproximación desapasionada de los últimos guerrilleros españoles, huyendo de la tardía mitificación de la izquierda, y de la interesada versión de la derecha que los reduce a meros bandoleros.

De Gaulle tiene un problema.

La victoria franquista provocó dos exilios físicos: el interior y el exterior. El interior creo la figura del ¨huido¨ (1), gente sin organización aún que se había echado al monte y sobrevivía de las ayudas de familiares y amigos y de pequeños hurtos. El exilio exterior acudió principalmente a Francia, donde en principio fueron tratados como menos que perros por los muy educados gabachos, metiéndolos en campos de concentración como a criminales, en vez de ser tratados como refugiados de guerra. Ya desde los mismos campos de concentración, los españoles empiezan a organizarse y a reproducir sus guerras civiles de comunistas contra anarquistas contra socialistas. La voz cantante en la organización la lleva el Partido Comunista, siendo este el más rígido, disciplinado y con los objetivos más aparentemente claros. Para cuando llega la ocupación nazi, los españoles empiezan la guerra por su cuenta. Organizados en aserraderos y factorías de bosque, reciben el nombre de ¨maquisard¨, que se acabaría convirtiendo en ¨maqui¨, palabra que no suele gustar a los españoles que prefieren ser guerrilleros. La palabra deriva del corso ¨maquia¨ que se podría traducir muy libremente como follaje.

Los españoles hacen gestas militares grandiosas en todo el sur de Francia luchando contra los nazis. Curiosamente otros españoles al tiempo creaban no menos grandiosas gestas en Rusia luchando contra el comunismo. Siempre regando el mundo con nuestra sangre... La liberación de extensas zonas del sur de Francia tiene nombre español y son múltiples las placas de agradecimiento que se pueden encontrar en diversas poblaciones sureñas francesas. Para cuando acaba la guerra De Gaulle se encuentra con un problema: esos valientes españoles que tan preciados han sido luchando contra el invasor, ahora mandan en el sur de Francia y están armados y crecidos. Se producen algunos altercados con la población local. Los españoles han sido muy válidos para luchar, pero ahora son un estorbo... Además a la ¨Grandeur¨ francesa le viene muy sobrado que esos brutos españoles le hayan tenido que liberar una parte de su país mientras muchos franceses luchaban contra los nazis sólo en sueños. Posteriormente la historiografía chauvinista y la jolibudense, borrarán a los españoles y convertirán a todos los franceses en héroes de la resistencia. Cosas de la interpretación histórica y del amor propio de los pueblos.

Mientras todo esto sucede, los huidos españoles del interior se limitan a sobrevivir. Hay bolsas de relativa importancia, pero carecen de organización y de objetivos militares. Vienen a ser de momento unos bandoleros más pedigüeños que ladrones.

Invasión chapuza del Valle de Arán.

Octubre de 1944. El hombre fuerte del PC en Francia es Jesús Monzón. Y dispone de muchos españoles armados y con 8 años de experiencia en combate. Monzón, hombre brillante en muchos aspectos, no calibra bien la situación, y planea la invasión de España. Se trata de atacar por varios puntos pirenaicos con el objetivo de distraer, y tomar el Valle de Arán, para establecer un Gobierno republicano allí, que dé fuerza a la hora de negociar la situación mundial después de la guerra.

Nombre en clave de la operación: ¨Reconquista de España¨. Los comunistas, para evitar recelos de liderazgo, se camuflan como suelen hacer, bajo un nombre neutro: ¨UNIÓN NACIONAL ESPAÑOLA¨. Están invitadas a unirse a esta organización todas las fuerzas políticas menos FET de las JONS, ya coreográficamente unida a la figura de Franco.

La estrategia no es mala: el Valle de Arán desagua en Francia, y si se toma antes de que lleguen las nieves, cuando estas vengan, controlando el túnel de Viella y el puerto de la Bonaigua, el valle quedará aislado. Se abre oficina de reclutamiento en Foix y en Tolouse y entre 4000 y 7000 españoles acuden a la llamada. ¿Qué falló? En primer lugar una propaganda falsa. Los españoles estaban acostumbrados a ser héroes en Francia luchando contra el invasor nazi, y los comunistas no cesaban de decir que España estaba al borde de una revuelta que la invasión de Arán provocaría. Todo mentira. Los araneses estaban hartos de guerra y acogieron a los guerrilleros entre el recelo y la abierta antipatía. Una cosa es luchar contra el invasor y otra contra tus compatriotas. En segundo lugar, el siempre desconfiado Franco, temiendo una invasión aliada, había mandado a la frontera a 2 pesos pesados: Moscardo y Yagüe al frente de unos 50.000 hombres. En tercer lugar, por razones que me es muy difícil dilucidar, la moral de los guerrilleros no era buena. No se lo creían, no creían que fueran a tomar y mantener Arán. Según algunos testimonios, les preocupaba más guardar la retirada que avanzar. No se les puede tachar de cobardía, de valor habían dado sobradas muestras. Es algo que tendría más que ver con el instinto que con el valor. Al mando de los guerrilleros el coronel López Tovar, que llegó a decir que la gente les esperaba hacha en mano y no precisamente para sumarse. Posiblemente sea una exageración pero nos da idea del poco apoyo popular que despertó la invasión.

La operación es previsiblemente un desastre. No se consigue tomar ni Viella, aunque si poblaciones menores. La Legión y los Regulares toman el puerto de la Bonaigua y se hacen inexpugnables. Hay oficialmente 588 bajas de guerrilleros y una cabeza política que rueda, la de Monzón. El 3 de octubre había empezado la operación entrando una fuerza de distracción por Roncesvalles, y el 27 de octubre, el ínclito Carrillo (sí, el doctor ¨Honoris Causa) aprovecha la ausencia de resultados para destronar a Monzón y tomar el poder, ordenando la retirada de la operación. Carrillo reforzaría enormemente su poder y Monzón cayó en el sumidero de la historia con la entusiasta colaboración del Honoris Causa. Monzón sería posteriormente capturado en Barcelona e indultado en 1959. Se exilió a México.

De Gaulle soluciona un problema.

Y tras el episodio de Arán, con la excusa perfecta, de común acuerdo con Franco desarma a todos los guerrilleros españoles en suelo francés. Se acabó el poder español en el sur de Francia. Quedaba claro que todas las promesas hechas por ingleses y franceses de derribar a Franco eran patrañas. Franco ya era un buen futuro aliado y un buen anticomunista, y en el teatro del mundo que iba a venir esas características cotizaban al alza. El destino final de una parte de esos españoles fue volver a regar con su sangre, Indochina y Argelia, enviados forzosos a guerras coloniales francesas so pena de extradición.

El Partido Comunista decide cambiar la estrategia y montar partidas guerrilleras en el interior de España. Aprovechando las bolsas de huidos y enviando cuadros experimentados doctrinal y militarmente desde Francia. De esta manera Carrillo acabó de sacrificar a sus mejores hombres. Héroes reconocidos (Cruz de guerra con estrella de plata y Héroe nacional de Francia), como el asturiano Cristino García Granda, que con un puñado de hombres había capturado a unos 600 alemanes en la batalla de la Madeleine. Intelectuales como Francisco Corredor Serrano, ¨Pepito el Gafas¨... Y un largo número.

Mientras tanto, el PSOE había decidido convertirse en nada molesto para Franco, pese a contar en sus filas con aguerridos mineros asturianos que no estaban por la labor de someterse a Franco y militantes dispuestos por toda España. Reaparecería tras la transición, pero esta es otra (triste) historia.

La CNT en Francia seguía con sus luchas internas y con una Federica Montseny cada vez más acomodada. Sus militantes en España eran combativos, pero no tenían más remedio que encuadrarse en partidas comunistas ante la indefinición de su organización, que oficialmente no estaba por la labor. Este encuadrarse de los anarquistas en partidas comunistas provocó bastantes disgustos, siempre a los anarquistas.

El objetivo de los guerrilleros iba a ser en bastantes ocasiones el jefe local de la Falange de cada pueblo, identificados plenamente con el franquismo por los guerrilleros.

En el próximo capítulo desarrollaremos la trayectoria de la guerrilla en España y sus -en ocasiones- derivas.

(1) Una aproximación literaria a la figura del huido, es la novela un tanto cruda ¨Luna de lobos¨ de Julio Llamazares.

El Desclasado ha hablado.

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