Todo mi mérito, aunque lo hago tela de bien, consiste en copiar y pegar, el mérito es de Livia:
SANTA EVITA DE LOS DESCAMISADOS
Esta mujer ha sido siempre muy discutida, amada por unos, odiada por otros, pero en cualquier caso, nunca ha sido vista con indiferencia. Hay muchas cosas que se desconocen de su vida, algunas de ellas precisamente porque es la propia interesada quien las oculta. Por ejemplo, no se sabe a ciencia cierta su lugar y fecha de nacimiento, y hay mentiras incluso con su nombre. La propia Eva se encargó, cuando tuvo poder, de destruir o falsificar su certificado de nacimiento y el de sus hermanos. Pese a todo, a estas alturas, casi todos sus biógrafos están de acuerdo en que nació en Los Toldos, en la hacienda conocida como "La Unión", el 7 de mayo de 1919, y a su madre la asistió en el parto una india mapuche. A la niña se la bautiza con el nombre de Eva, y lleva el apellido de su madre, Ibarguren, porque su padre, Juan Duarte, no la reconoce ni puede hacerlo, ya que está casado en Chilvicoy con Estela Grisolía, de muy buena familia, y con la que tiene varios hijos. Esto no le impide mantener una segunda familia con Juana Ibarguren, hija de un carretero vasco, con la que también ha engendrado varios retoños: Elisa, Blanca, Juancito, Arminda y Eva. Casi todas las familias de Los Toldos proceden de antepasados vascos, y el resto son indígenas. Eva siente desde muy niña la soledad, el abandono y en ocasiones el desprecio de sus semejantes. El padre será, más que una presencia, una ausencia en la vida de Eva, que apenas le ve dos veces. Y en 1926 Juan Duarte muere en un accidente de coche. Juana no duda en peregrinar hacia Cilvicoy con toda su prole, a que presenten sus respetos al padre muerto, pero la viuda no permite que los bastardos entren en el lugar en donde está expuesto el cadáver. La vida de los Ibarguren se vuelve todavía más penosa, porque con la muerte de Duarte se esfuma la ayuda económica que les prestaba. Juana trabaja como costurera, de sol a sol; su hija Elisa, la mayor, en una tienda como dependienta y Juancito entra de ayudante en Correos. Pero ni aún así se libran de las privaciones. Eva siempre recordará cuando pide a los Reyes Magos una muñeca y como su madre solo ha podido comprar una de saldo, porque tiene una pierna rota, ella recibe con cariño a la pobre tullida, porque Juana le ha contado que se cayó del camello, y por eso se rompió la pierna.
Juana Ibarguren decide que será mejor para la familia que se marchen a Junin, porque ve allí más posibilidades de progreso que en Los Toldos. Y es cierto que su vida mejora algo en lo económico, pues ahora son tres los hijos que trabajan: Juancito se hace viajante de comercio, Elisa entra a trabajar en la central de Correos y Blanca es maestra. La madre puede dejar la costura, y da habitaciones y comidas en su casa. Arminda y Eva, las pequeñas, van a la escuela; donde Eva, si atendemos a las confesiones de sus maestras, no destaca especialmente, a no ser en las funciones de teatro. Dicen de ella que no tiene cabeza para las matemáticas, que comete muchos errores ortográficos, y falta demasiado a clase. La verdad es que Eva no se siente cómoda en la escuela, quizá porque en Junín también les desprecian y les hacen el vacío al saber que Juana es madre de cinco hijos sin padre conocido. Una compañera suya de colegio que se convierte en su amiga, cuenta que a veces Eva va a su casa a hacer los deberes, pero siempre a escondidas pues a sus padres y a sus hermanos mayores no les gusta que frecuente a la pequeña de los Ibarguren, por el pasado de la madre. Cuando Eva tiene quince años, en una función que se representa en Junín por un teatro ambulante, queda deslumbrada por ese mundo, y se promete a sí misma que ese será su futuro. Consigue que una pareja de actores la recomienden para hacer una prueba en Radio Belgrano, en Buenos Aires, y aunque sus hermanas mayores intentan quitarle la ilusión, ella no se amilana. Con 15 años escasos parte a la capital para hacer las pruebas, y la desilusiona sobremanera ver que Buenos Aires no es el paraíso que ella había imaginado, pues detrás de las anchas avenidas y los jardines, hay barrios miserables, donde se hacina la gente sin recursos. Eva descubre que las diferencias entre pobres y ricos están en todas partes, y en secreto se propone que ella no estará mucho tiempo en el batallón de los pobres. Vuelve a su pueblo y espera la contestación, pero no hay noticias de Radio Belgrano. Eva es inasequible al desaliento y unos meses antes de cumplir los 16 años, coge una maleta y algo de dinero que sus hermanos reunen para ella, y se marcha a la capital, con muchas ilusiones y una voluntad de hierro. Su madre se desespera, llora, pero Eva le contesta con seguridad impropia de su juventud: "Tranquila, vieja, lo mismo me voy arreglar y saldré adelante"
La vida de Eva en Buenos Aires no es un camino de rosas, precisamente, ya que habita en una humilde pensión en la Boca, uno de los barrios más pobres de Buenos Aires, y trabaja en lo que puede, no en lo que quiere. Tiene que hacer frente a muchos bárbaros que la ven sola y pretenden aprovecharse de ella, pero es una muchacha que no se amilana ante el peligro, y no tiene empacho en hacerles callar y retroceder con agrias palabras. Si en este momento vendió su cuerpo o tuvo algún protector, es algo que nunca se pudo probar. Al poco tiempo viene también a Buenos Aires su hermano Juancito, a cumplir el servicio militar, y ya se encuentra un poco más acompañada. Consigue un contrato en la compañía de teatro de José Franco, aunque le dura poco, porque su esposa siente celos de las atenciones que Franco le prodiga a Eva, y acabará echándola. Vuelve a encontrar trabajo en papeles secundarios y poco después entra en Radio Belgrano, con un papel en una radionovela y haciendo cuñas publicitarias. La actriz Pierina Dealessi se convierte en su amiga y protectora; la llevará alguna vez a comer a su casa, apiadada de su extrema delgadez. Hacia 1940 es la época en que conoce a Perón, quizá debido a que su cuñado Arrieta es mayor del ejército y le presenta a alguno de sus compañeros de armas. En 1943 le sale un contrato para representar en Radio Belgrano la vida de algunas mujeres célebres, y empieza a aparecer en las revistas. Poco después lleva a la radio la vida de la emperatriz Carlota de México. El terremoto de San Juan en 1943 marca un punto de inflexión en la vida de Eva, pues es cuando empieza a trabar relación con Perón. Este había preparado una reunión de artistas para recaudar fondos a favor de los damnificados, y aunque Eva no está en la lista, si va a la fiesta en el Luna Park. Perón acude con Libertad Lamarque, pero al ver a Eva la invita a que se siente a su mesa, y le ofrece trabajo en Previsión. Al poco tiempo Libertad Lamarque queda sustituida en la vida del coronel Juan Domingo por Eva, y la actriz nunca se lo perdonará, ni a uno ni a otro.
La vida de Eva no se puede entender sin la de Perón, así que también hablaremos, al menos un poco, de él y su entorno. La vida de Argentina se basaba en aquella época en un oligarquía educada, donde las mujeres no intervenían en política, al menos de manera abierta, pero en la sombra las damas argentinas de buena posición tejían y destejían poderes e incluso cambios de gobierno. Económicamente Argentina no es nadie sin Inglaterra, e incluso algún político británico ironiza diciendo que la colonia más barata que tiene el imperio es Argentina, porque se gobierna sola. En 1943 los generales Rawson, Ramírez y Farré cambian el gobierno mediante un golpe de estado. Perón no tiene especial protagonismo, al menos de cara a la galería, pero es la cabeza pensante y el teórico. Pero el coronel no ansía un puesto demasiado espectacular, sino que se contenta con el secretariado de Trabajo y Previsión, y lo hace porque maquina con atraerse desde este puesto sin demasiada importancia, a las masas obreras y a los sindicatos. Sabe que en Argentina se llega al poder mediante el ejército, pero se necesita el apoyo popular para quedarse. Y por eso quiere el humilde puesto en Previsión. Desea para su país no solo la independencia económica de Inglaterra, sino un lugar importante en el mundo, porque cree que Argentina tiene muchos recursos, pero mal explotados. Se rodea de personas como el sindicalista Cipriano Reyes, el español Figuerola, artífice de todos sus discursos y de su doctrina social; y también tiene mujeres en su gabinete de trabajo; la misma Eva trabaja allí un tiempo. Hasta importantes féminas de familias de oligarcas como los Alzaga, le apoyan. Poco a poco el coronel Perón empieza a distanciarse del general Ramírez y su gobierno, sobre todo a causa de los decretos mediante los que se prohíben los partidos políticos y se impone la enseñanza religiosa, pero sobre todo en política exterior, ya que Argentina rompe relaciones con Alemania y Japón. Al final Ramírez acaba por dimitir y Perón es nombrado ministro de Guerra. Además del apoyo de los sindicalistas, se ha metido en el bolsillo a la Prensa, y se rodea en los puestos más importantes de aquellos que sabe que le son fieles. Sin embargo, cuando en 1945 los aliados ganan la II GM, Perón sale mal parado porque los vencedores conocen su admiración por los totalitarismos.
La amistad de Perón hace que Eva Duarte, como ahora se hace llamar, adoptando el apellido de su padre, trabaje en el cine, y será entonces cuando su enemistad con Libertad Lamarque llegue a su punto más álgido. La nueva diva se permite incluso, como haría hasta en la audiencia con Pío XII, llegar tarde; y en una ocasión ella y Libertad llegan a las manos, al punto que sus compañeros tienen que separarlas a viva fuerza. Pero Eva no destaca especialmente en el cine, lo suyo es la radio, en donde empieza a ejercer con maestría el don de la palabra, que le acompañaría toda su corta vida. Eva es generosa por naturaleza, sobre todo con los más débiles y con aquellos a quienes aprecia, o con los que le han hecho algún favor. Nunca olvida a alguien que la haya tratado bien, pero en el lado opuesto, tampoco olvida nunca un agravio. Y son muchos los que pagarán caro haberla ofendido. Cuando llega al poder, a algunos de sus amigos les hace préstamos sin intereses, les pone negocios, o les permite entrar en alguna importación. Cuando la relación con Perón empieza a ser pública, pues ya él la recoge en la radio, ella tiene 24 años y él 48; y es vicepresidente de la República. En aquel momento Juan Domingo vive con una muchacha de Mendoza, pero la deja plantada sin miramientos y se va a vivir con Eva a un apartamento en la calle Arenales. Desde la radio Eva empieza a hacer propaganda de la doctrina peronista, pero la situación en el país es delicada y en octubre de 1945, después de muchas revueltas de obreros y estudiantes, los militares se enfrentan a Perón, en parte debido a sus simpatías alemanas, que una vez acabada la guerra, actúan en su contra. También se le acaba el trabajo a Eva en la radio, y a Perón se le obliga a dimitir de todos sus cargos. Pero él se lo toma todo con serenidad, y se despide de más de 50.000 obreros que le aclaman, delante de la Secretaría de Previsión, prometiendo que no será un adios, sino un simple hasta luego. Les promete también una revolución social, esa que tanto temen los oligarcas y algunos militares. Pero él no ceja en su empeño, y quiere atraer a su bando a aquellos compañeros de armas que le parecen más valiosos. Eva le ayuda haciendo propaganda entre las clases populares, y no le importa ir de puerta en puerta lanzando proclamas a favor de la doctrina social de Perón. Cuanto más humilde es
la gente, más se esfuerza ella y mejor la reciben. Perón se ha enamorado por completo de Eva, como un hombre maduro se enamora de una muchacha que tiene edad para ser su hija; y le pide matrimonio. Se casan el 17 de octubre de 1945, y solo gozan de unos breves días de luna de miel en la finca San Nicolás, propiedad de unos amigos. Los oligarcas se oponen a Perón y lanzan contra él una campaña de desprestigio, y los peronistas contestan de la misma manera. Le ofrecen un acta de diputado, pero es la propia Eva quien la rechaza, diciendo que su marido será presidente o nada. Eva acompaña a su esposo en la campaña electoral, aunque no participa en los mítines. El 24 de febrero de 1946 Perón gana las elecciones, y en junio asume el poder. Eva ya es primera dama.
Desde que era pequeña, Eva no se conforma con el destino que parece que le han deparado los hados, y quiere cambiarlo a toda costa. Pertenece a esa extraña raza de seres humanos que se hacen el firme propósito de ser alguien, de crearse un nombre digo de ser recordado, para bien o para mal. El 4 de junio de 1946 sala al balcón de la Casa Rosada una joven mujer de 27 años, más atractiva que hermosa, que poco tiene que ver con aquella niñita famélica, nacida en los Toldos con el estigma de la ilegitimidad, criada en Junin y habitante de las pensiones de mala muerte del Boca y la calle Corrientes. Todavía se presenta vestida y peinada de sencilla manera, y ha encontrado su profesión: la de primera dama de un enorme país en donde las primeras damas procedían de otro extracto y condición social. En Argentina la clase importa mucho, o la falta de ella, y es una bofetada en pleno rostro para la buena sociedad tener que rendir pleitesía a esta bastarda que trabajó como actriz y quien sabe cómo qué otras cosas para poder sobrevivir. Los mismos militares compañeros de Perón la desprecian, y alguno de ellos, íntimo del general, le desaconseja el matrimonio. La oligarquía la odia, por debajo de su fina capa de hipocresía, a excepción de algunas familias, como la de Alberto Dodero, armador, que entabla una buena relación con Eva. Hay algunos intelectuales que están de su lado, aunque ella es cualquier cosa menos una intelectual. Se cuenta, como anécdota, que en una ocasión la visita una delegación de cineastas para pedirle una subvención, que dados los antecedentes de Eva como actriz, dan por seguro conseguir. Pero ella les contesta, con su lenguaje llano, que a veces rayaba en la vulgaridad: " ¿Y para la mierda de películas que hacen se atreven a pedirme subvenciones?".
Perón, como todos los totalitarios, hace de su mandato y de su vida un espectáculo que ofrecer al pueblo, y en esa clase de teatro el personaje principal es su mujer. Eva asume las siempre difíciles relaciones con los sindicatos, como ella dirá luego "su ejército de descamisados", y sitúa cerca de sí a su hermano Juan y a sus cuñados. Perón gusta de quedarse en la retaguardia siempre que puede: es un hombre con un fino humor, que mezcla la sabiduría del campesino con el saber hacer y la cultura del hombre viajado. A pesar de ser militar, a veces despotricaba de los propios militares, y se dice que pronunció la frase " los militares hispanoamericanos tienen un gran valor para derramar la sangre de los demás". Perón y Eva no son ateos, ni mucho menos, y por lo menos hasta la muerte de Evita tienen una aceptable relación con la Iglesia. Pero tampoco son beatos y de hecho Perón dice que ha hecho más su mujer por los pobres en un día que los obispos en toda su vida.
Llevaban ambos una vida bastante austera y trabajaban muchas horas. Juan
Domingo empieza su jornada a las 6,30 de la mañana y acaba a las nueve de la
noche, con un descanso de un par de horas para el almuerzo. La vida de Eva es mucho mas desorganizada en horarios; entra, sale, se acuesta tardísimo, lo cual no le impide levantarse temprano. A veces pasa sin ver a su marido una semana, y se comunican por medio de notas. Tanto recibe embajadores, aunque fuese éste un trabajo del presidente, como despacha con los sindicalistas en la Secretaría del Trabajo. Pero nunca ejerce lo que siempre se habían considerado funciones de primera dama: tes con las señoras de la buena sociedad, bailes, fiestas o reuniones en conciertos.
Mediante el Justicialismo se propone Perón impedir que el comunismo penetre en sus fronteras, y acabar con el paro, y tiene bastante éxito en los dos objetivos. En política exterior, trata de mantener buenas relaciones con Estados Unidos, pero haciendo alarde de una gran diplomacia, también abre relaciones con la URSS. Y en Europa intenta llevar a cabo su propio Plan Marshall de ayuda a los países devastados por la II GM. Anuncia el viaje por Europa que en 1947 llevará a cabo su esposa. España envía como embajador a Buenos Aires a José María de Areilza. Y Eva prepara las maletas para su gesta europea.....
En mayo de 1947 un avión de Iberia sale de Madrid en dirección a Buenos Aires, para recoger a Eva y llevarla a España. Nunca había soñado ella poner los pies en Europa, aunque fuese una Europa hambrienta y con la mayoría de los países todavía devastados por la reciente guerra. Todavía hoy no se entiende como el punto de partida de la tourné europea de Evita fue precisamente España, porque ese no era el mejor camino para congraciarse con los aliados. Pero quizá a Perón le pesaba más la afinidad de totalitarismos, y además deseaba aplicar lo que llamaba la "doctrina de tercera vía", es decir, una postura equidistante del capitalismo y del comunismo. En España se le rinden honores de Jefe de Estado, no en vano trae el trigo que saciará el hambre de muchos españoles. Eva exige a Franco, a través del embajador Areilza, que la condecoración que le han otorgado, le sea entregada en la Plaza de Oriente, y con mucho público. Siempre estaría presente su afán de protagonismo, de brillo, de lucimiento personal. Ya antes de salir de la Argentina se le han hecho homenajes e incluso se la nombrado doctora honoris causa de la Universidad del Río de la Plata. Eva se enorgullece de sus ancestros vascos, tanto de parte de madre como de padre, y desde Argentina habla por la radio para todos los españoles, y se dirige a ellos de manera pomposa y con un lenguaje florido y artificioso. Se le tributa un clamoroso recibimiento, quizá natural o quizá no, porque Franco había lanzado la consigna de que todos los madrileños tenían que salir a la calle para aclamar a la benefactora. Eva se queda en España quince días, y en ese tiempo se le rinden numerosos homenajes por allá por donde pasa. Es una mujer profundamente inculta, lo cual no sería tan grave si tuviese deseos de aprender; pero le dan igual los monumentos y las obras de arte que se encuentre a su paso; aunque cada vez que ve a un menesteroso, hace detener su coche para darle unas monedas. Como anécdota, hay que contar que llega envuelta en un pretencioso abrigo de pieles al caluroso verano madrileño, porque en Argentina es invierno, y ella ha obviado el cambio de latitud. Para desgracia de Franco, pero sobre todo de doña Carmen, se aloja en el Pardo, y vuelva la residencia patas arriba con su vitalidad. A partir de ese momento, los pocos jefes de estado que visiten el país, se alojarán en otro lugar. Franco se retuerce de impotencia ante la constante alusión de Eva a los trabajadores y a la mujer en sus discursos, pero hay que callar por el bien de España. Eva desconoce el protocolo e incluso las más elementales normas de educación, y llega tarde a una cena.....tres horas.
La siguiente escala es Italia y el Vaticano. El Papa Pío XII le había proyectado honores de jefe de estado, pero cambia de idea a última hora, se supone que porque alguien le habló del pasado poco edificante de Eva. Los comunistas italianos la insultan cuando llega para alojarse a la embajada argentina. Se atreve también allí, a llegar tarde a una audiencia con el papa. En Francia las autoridades le otorgan un buen trato, pero no tanto el pueblo, ya que incluso se le hacen parodias y bromas de mal gusto. Parece ser que también se proyectaba una visita a Inglaterra, pero al final no se lleva a cabo. La conclusión que Eva extrae del viaje es que Europa está demasiado vieja, y que de los "lindos palacios españoles yo haría muchos hospitales para mis descamisados". Pero pronto será ella la que necesite de esos hospitales.
¿Qué es el Justicialismo? Una doctrina creada por Perón, es decir, personalista; lo cual siempre entraña un riesgo, sin antecedentes intelectuales, más bien un programa del todo pragmático, basado en hechos que el propio Perón había vivido. Era una rebelión contra la sociedad oligárquica argentina que siempre había gobernado en el país, y no se basaba en revoluciones anteriores ni en mártires por la causa, porque era una doctrina nueva que partía de cero. Por eso quizá hubo la tendencia a crear el mito de Eva, para tener algo a lo que aferrarse. El Justicialismo era profundamente nacionalista, y ese nacionalismo se canalizaba en el deseo de independencia económica respecto de Gran Bretaña; en el fomento de una Marina Mercante, y en la creación de unas infraestructuras. Y sobre todo Perón quería ser la tercera vía entre el capitalismo y el comunismo, a los que odiaba por igual. Pero él no era un revolucionario y quería que las grandes potencias siguieran contando con Argentina; para lo cual negociaba con lo que tenía: las riquezas naturales del país. Poco a poco va imponiendo en la sociedad argentina su Justicialismo, y cuenta para ello con el apoyo impagable de los descamisados, esos que siguiendo el ejemplo del propio general, empiezan a llamar a la primera dama con el diminutivo, algo que los argentinos les gusta tanto, con el que luego será recordada: EVITA. Ella era la que dirigía esas tropas, que se apresuraban a cumplir la más nimia de sus consignas. Perón creó el espectáculo y Eva fue la directora teatral. Se crea un plan quinquenal que mejora la sanidad, construye viviendas y eleva el nivel de vida. Pero para hacer frente a todos los gastos, se nacionalizan empresas privadas en manos extranjeras y se toca todo lo que hasta ahora había sido intocable. Se hace especial hincapié en la política de salarios y se favorece la inmigración europea, especialmente de alemanes. Se rehacen algunas leyes laborales y la prensa le baila el agua al matrimonio Perón, obviando todo lo que se cuece entre bambalinas, que no siempre es tan hermoso. Los militares y la oligarquía siguen descontentos, y Perón toma cartas en el asunto, persiguiendo a todo aquel que no cumple sus normas. Pero la corrupción del gobierno es un hecho, y uno de los principales corruptos es Juan Duarte, el hermano de Eva, que será asesinado unos
años más tarde. El caso Bemberg no ayuda a Perón: se trata de un industrial judío que muere en la Argentina, y debido a los desacuerdos en la liquidación de la herencia ante la Hacienda argentina, se llega a los tribunales, y el caso permanece mucho tiempo estancado, hasta que Perón llega al poder; y obliga a los herederos a pagar una suma tan fuerte que se quedan casi en la ruina. La prensa europea se hace eco del asunto y se toma a Perón como un castigador de los judíos; y esto, con el holocausto reciente y la conocida germanofilia del general, es grave. El Justicialismo no solo divide a la Argentina, hace lo mismo incluso con miembros de una misma familia. En 1948 Eva ya se siente capaz de escribir artículos dirigidos a toda la nación, y esta afición a la pluma cristalizará en dos libros: "La razón de mi vida" y "Testamento". Los sindicados la llaman "la compañera Evita", y ella se hace eco del intento del justicialismo de equiparar oligarquía y proletariado.
Las Damas de la Beneficencia que acogían a los niños expósitos, desde siempre ofrecían la presidencia de su institución a la primera dama de Argentina; hasta que llegó Eva a ese puesto. El pretexto era su extrema juventud, aunque todos sabían que en realidad era por su pasado. Así que Eva, taimadamente, les hace saber que dado que ella es demasiado joven, la presidencia la ostentará, en su nombre, su propia madre, Juana Ibarguren. Touché. Eva gustaba de provocar a todos aquellos a quienes odiaba. Ella era de distinta clase social y bastarda, lo cual ya era demasiado ofensivo, pero lo peor de todo era que no tenía ganas de cambiar y adquirir los hábitos de las grandes damas. Y eso ya era totalmente imperdonable. Ellas la despreciaban y ella les devolvía el desprecio con creces, porque ahora, en su alto puesto, se lo podía permitir. Y para colocarse por encima de esas damas, crea la Fundación Eva Perón, con la idea de ayudar a los necesitados. Llega un momento en que toda esa oligarquía que la desprecia, no tiene otro remedio que bailarle el agua, pero ella no entrará por el aro y siempre preferirá ser Evita, hermana mayor de los descamisados, que doña María Eva Duarte de Perón, primera dama argentina. En su fundación es ella quien más trabaja, pero también quien ordena todo y dice como se gasta cada peso. Lo mismo daba dinero a una madre soltera, que entregaba comida o una máquina de coser, o la libertad condicional a quien ella mejor le parecía. Areilza, embajador español, cuenta en sus memorias como eran las audiencias de Evita: la gente entraba sin orden ni concierto y ella les ponía en las manos un puñado de billetes, sin contarlos ni anotar nada. Sacaba el dinero de un maletín, y cuando se acababa, un funcionario reponía más billetes. No se sabe que la impelía a la ayuda: si el amor a los demás o que aquellos pobres desharrapados le besasen las manos, la falda, la tratasen como a un ser sobrenatural. Areilza tenía a veces que esperar horas a ser recibido, y en una ocasión en que, ya hastíado, mando recado con un funcionario, Eva dijo en voz lo bastante alta para que se oyese a través de la puerta entreabierta: decíle al gallego de mierda que ya le tocará su turno cuando yo diga". Cuando el azorado funcionario vuelve sin atinar qué decir, Areilza habla en voz bastante alta para que Eva le oiga: dígale usted a la señora que el gallego se va, pero la mierda se queda". Así era Eva
Eva se siente débil y tiene que dejar de acudir a algunos actos, y es entonces cuando su marido se da cuenta de cuánta falta le hace, porque aunque él es el presidente y el político, en realidad el pueblo la sigue a ella a ciegas. Además, su pérdida de salud ocurre en el peor de los momentos, cuando se inicia la segunda presidencia de Perón y se intenta poner en marcha el segundo plan quinquenal. Perón se encuentra perdido sin Eva; y aunque es un hombre bastante culto y ella carece de cultura, es ella quien llega al pueblo, porque les habla en su mismo idioma. Eva pasaba por encima de la cultural, del protocolo, e incluso a veces de los buenos modales para entrar en línea directa con su ejército de descamisados. Y para ellos se viste con sus mejores galas, sin importarle la hora del día que sea, o a donde vaya. Se cuenta la anécdota que cuando visita Buenos Aires la infanta Cristina, hija de Alfonso XII, una mañana la infanta aparece vestida de manera sencilla, y la primera dama como un árbol de Navidad. Doña Cristina le explica que sus padres les han educado a ella y a sus hermanos para saber presentarse con sencillez dependiendo del momento. Eva le responde velozmente: "Pues ahí tiene usted, por eso su padre perdió el trono". El 17 de octubre de 1948 se planea un atentado contra Perón, que es desarticulado, pero hay algunos heridos e incluso muertos, sobre todo arrollados por la multitud, y a todos visita Eva en los hospitales. Los descamisados son quienes la convierten en la líder espiritual de la Nación. Los sindicatos y los descamisados le regalan un collar, que adquiere carácter de condecoración, y cuando lo recibe no puede evitar emocionarse y llorar en público, porque ya está enferma. La "Nación", periódico que no le tiene simpatía, publica que Eva ha encargado a Inglaterra un Rolls Royce, para desprestigiarla, pero yerran el tiro, porque los descamisados no leen esa prensa. En la huelga de ferrocarriles, solamente ella, hablando con los huelguistas, practicamente uno por uno, es capaz de pararla. Les dice: "Pero, ¿cómo me haces esto" ¿Es que no sabes que todo lo que eres y lo que tienes me lo debes a mi?". Unas formas demagógicas y populistas, pero efectivas. Cuando ya sus fuerzas han mermado bastante, al punto de que su marido la sostiene de pie, de dirige a sus descamisados desde el Balcón de la Casa Rosada, encomendándoles que apoyen al viejo general. Ella sabe que sus días se acaban.
Argentina es un país latino, y como tal, profundamente machista, donde la mujer ni siquiera tiene derecho al voto, aunque algunas damas de clase alta intervengan en la política de manera solapada. Hay mujeres importantes, como Victoria Ocampo o Rosa María Oliver. Con la llegada de Perón al poder, pero por obra y gracia de Eva, se concede a la mujer el derecho al voto, y es la propia Evita quien lo comunica a toda Argentina por radio. Perón no es bobo, y sabe que ha llegado al poder aupado por los militares, se mantiene gracias a los sindicalistas, pero si quiere tener una estancia larga, debe aprovecharse del poder femenino y del ascendiente de su esposa. Es ella la que se encarga de dirigir el grupo femenino del partido peronista, aunque no sea una feminista al estilo de las sufragistas inglesas de principios de siglo, porque ella defiende sobre todo a los desfavorecidos, más que a la mujer en singular. Sobre todo, y en última instancia, se defiende a si misma y a la clase de la que proviene. Pero esto es un arma de doble filo, pues hay una señora llamada Rosa María Calviño de Gómez, que en 1951 llegará a ser senadora, que encabeza una manifestación antiperonista por la carestía de la vida, y pide condenas para la especulación. Hay sectores que desean que Eva se presente como candidata con su esposo a la vicepresidencia, pero ella ya está enferma y lo declina, quedándose con el título de Jefa Espiritual de la Nación. El 11 de noviembre de 1951 ya está bastante grave, pero como es un hecho histórico que la mujer pueda votar, Evita lo hace desde su cama de hospital. Y desde esta cama en el Policlinico Perón, seguirá escribiendo hasta el último momento incendiarias soflamas peronistas. ¿Qué le pasaba a Eva? Siempre había sido una mujer débil de salud, y la vida desordenada que lleva, en cuanto a comidas y descanso, no le favorece. Ya en el viaje por Europa se encuentra desmejorada. En 1950 empieza a tener fuertes hemorragias y son varias las veces que se desmaya. La operan, pero como no se cuida ni escucha a los médicos, no mejora. Tiene un tumor maligno en el útero y languidece a ojos vistos. La última vez que aparece en público es solo piel y huesos. El 4 de junio de 1956 el pueblo argentino en pleno empieza una serie de misas y oraciones por ella, y el propio Papa pide por su salud. Eva exhala el último suspiro el día 26 de julio de 1956 a las ocho de la tarde. Ella ha muerto, pero acaba de nacer el mito de Evita.
Su cadáver se veló en la Secretaria del Trabajo, y se llamó al doctor Ara para que empezase con el trabajo de embalsamamiento del cuerpo. El desvarío era tal que se hizo un molde de escayola de una de sus manos y fue llevado por las distintas provincias, donde se hacían colas para besarla, como si fuese la reliquia de una santa. Pedro Ara cuida del cuerpo embalsamado de Evita con la diligencia con que cuidaría de su cuerpo vivo, y nadie ha visto el lugar donde se guarda excepto la familia. Cuando en 1955 la revolución acaba con el mandato de Perón, Ara espera que los restos sean por fin sepultados, pero nadie parece tomar una decisión al respecto. Al final el cuerpo de Evita se lleva al propio domicilio del oficial encargado de custodiarlo; porque para todos era una pesadilla que se le intentase sacar rédito político. Finalmente se hace un viaje a Europa y se entierra en un cementerio de Milán, bajo nombre supuesto. El día 3 de septiembre de 1971 el cádaver se devuelve, por fin, a su marido, y éste llama de nuevo al doctor Ara para que repare los daños, aunque está en general bien conservado. La momia de Evita se mantiene hasta 1974 en la residencia madrileña de Perón. En este momento es cuando la entonces presidenta y esposa del general, María Estela Martínez de Perón, envía una delegación a España para hacerse cargo de los restos y conducirlos a la Argentina, donde serán enterrados en la finca de Los Olivos, al lado de su esposo. Actualmente los restos de Eva descansan en el cementerio de Las Recoletas de Buenos Aires, en un panteón de los Duarte, entre su hermano Juancito y su cuñado Arrieta. Sigue siendo recordada, con amor por muchos, por otros muchos con odio, pero como se dijo al principio, nadie siente indiferencia hacia ella, ni siquiera los compositores de canciones, de operas o los cineastas.
Grande Evita... ahora entiendo a Madonna. Con Perón no tengo claras las cosas todavía pero me encuentro consolidando conocimientos.
ResponderEliminarYo conozco el peronismo de Perón. Lo de ahora, el neoperonismo argentino se me escapa. Supongo que sigue en los parametros de izquierdista en lo social y conservador en lo patriota, pero no sé muy bien...
ResponderEliminarLos populistas alimentan el hambre con esperanza. Nunca serán de mi completo agrado.
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