10 de junio de 1719. Rob Roy "se indispone" y se quedan a pringar los españoles.

Vamos con la última, o la penúltima, no se ponen de acuerdo los historiadores, invasión de tropas extranjeras en las islas británicas.
Si, fueron españoles, claro. Yo no tengo la culpa de que nuestra historia la hayamos olvidado o nos enseñen que los moros vinieron aquí en misión culturizadora y los fascistas cristianos al mando de Franco los echasen.

Me dio bastante rabia cuando salió la película "Los 300". Me dio rabia porque justamente carne de cañón española en esa cifra hemos derrochado bastante por el mundo. Desde los 300 de Covadonga, pasando por los 300 que salvaron Budapest frente al turco, a los 300 que vamos a ver hoy... Y no muchos más conquistaron el imperio azteca. Además, sin quitar ningún valor a los espartanos, no eran 300: hay que sumarles a los espartanos sobre 700 tespios, 400 tebanos y algunos cientos más de diversas tribus. No se fíen de Jolibú, amigos. Y los españoles ni iban depilados con gayumbos de cuero y capitas,  ni eran metrosexuales; bebían, fumaban, eructaban y violaban cuanto se pusiese al paso, ya de dos patas, ya de cuatro o más. Y eso para ambientarse antes del saqueo.

Hoplitas de Esparta. Siglo VI aC.

Manada de bujarrones sueltos, sin amo conocido, a punto de desatar la histeria gay en una discoteca de ambiente de Benidorm. No se fíen de Jolibú, amigos.

Rob Roy. Los niños que nos criamos leyendo novelas de Walter Scott, entre otros, aprendimos pronto que Rob Roy era un héroe nacional escocés. Tienen amplia información sobre él en la red. Lo que no nos contaron a los niños es que estaba casado con Jessica Lange:

No se fíen de Jolibú, amigos. Último aviso.

Y ya teniendo presentados los ingredientes: Islas Británicas, 300 españoles, Rob Roy, 1719, vamos a cocinar este episodio histórico.

Entre 1712 y 1714 con la firma de los tratados de Utrech, España se lleva el primer revés fuerte como primera potencia mundial. Gobernando Felipe V, primer borbón tras los "austrias menores", no fue el peor de esa rama endogámica y decadente de los borbones; aún tendría que llegar Fernando VII para hacerlos buenos a todos. Por fortuna hoy en España tenemos a su majestad don Juan Carlos que nos gobierna con trazo firme y suma inteligencia, sin jamás dedicarse al puterío y a la bebida como tantos de sus antecesores.

Aún nos quedaba músculo y pelotas, pero las cosas caen por su propio peso y los gran bretaños, no carentes de pelotas, fiaban en la tecnología al tiempo. Aquí seguíamos con aquello de que trabaje Rita y que inventen ellos. Aún habría que esperar hasta 1783 para que se promulgase la Real Cédula que abolía la deshonra legal del trabajo. Sí, como lo oyen: que currar ya no era considerado deshonroso. Ya se sabe que estas cosas tardan en asumirse y aún estamos digiriendo esta real cédula. No se conquistó Zamora en una hora. Nuestros políticos, tan desconectados de la realidad, aún no se enteraron de esa cédula, creo. Así hemos acabado.

No fue poca cosa el revés que recibió España en Utrech: pérdida de Países Bajos, Milán, Nápoles, Sicilia, Cerdeña, Gibraltar y Menorca. Casi nada. Por lo menos los menorquines aprendieron a hacer ginebra, no hay mal que por bien no venga.

Gran Bretaña pasa a ser la mayor potencia marítima del mundo. Si España quiere recuperar la supremacía es inevitable que choque con Gran Bretaña. A ello nos pusimos.

El principal consejero de Felipe V era el Cardenal Alberoni, que es como si ahora cuando mande Rajoy le asesora Rouco Varela, para que ustedes lo entiendan. No carece de inteligencia Alberoni (de Rouco ya tengo serias dudas) y sabe que en el mar Gran Bretaña está imbatible. Hay que atacar con otra estrategia eludiendo la batalla marítima. Los españoles por tierra siguen siendo los mejores soldados del mundo. "Españoles por mar quiero, que si por tierra viniesen... San Jorge nos proteja". (Dicho inglés del siglo XVII). Y eso que las más de las veces los mejores soldados del mundo no cobraban. Así tampoco se hacían consumistas.

Está decidido: se le va a plantar batalla a Inglaterra por tierra... y en su misma isla.

Mueve ficha Alberoni: en 1717 la infantería española toma Cerdeña sin problemas. Al año siguiente repite jugada tomando Sicilia. Inglaterra responde y la flota de José Antonio de Gaztañeta es destruida en Siracusa por la escuadra inglesa. Ya tenemos la excusa: España declara la guerra a Inglaterra. Siempre a lo grande, España tiene la guerra declarada a 4 potencias a la vez: Inglaterra, Francia, Austria y Saboya.

Ya hemos comentado que Alberoni no es tonto, y guarda un as en la manga: el Reino Unido no está tan unido: utilizando la división para imperar que tan buenos resultados dio siempre a España, heredera directa de Roma, Alberoni pretende aprovechar un conflicto dinástico en Inglaterra: el rey Jacobo III Estuardo ha sido destituido por Jorge I Hannover(1), lo que ha provocado una situación guerracivilista entre partidarios de uno y otro. Más al norte los nacionalistas escoceses se están poniendo bordes. Sumemos que el destituido Jacobo fue el último rey católico de Inglaterra, sustituido por el ya protestante Jorge y tendremos también ingrediente de guerra religiosa en el mismo Reino (des) Unido. Sobre el papel, el plan del astuto Alberoni consistente en apoyar a los jacobitas, a los católicos nacionalistas escoceses y plantear la lucha por tierra en la misma Inglaterra. No es malo el plan sobre el papel, coincidirán conmigo.

Teniendo a las islas como tablero de ajedrez empieza a mover Alberoni sus fichas: 307 españoles al mando de George Keith, aristócrata jacobita, se infiltrarían en Escocia por el Oeste con el fin de levantar a los clanes escoceses. Llevarían además unos miles de mosquetes para repartir entre los rebeldes. Esto no era más que una mera maniobra de distracción: Alberoni espera atraer con esta maniobra a las tropas inglesas hacia el Norte, dejando desprotegido el Sur por donde atacará el grueso de la fuerza española (entre 5.000 y 8.000 según versiones) a las órdenes de James Buttler, duque de Ormonde otro aristócrata jacobita, y tomará Londres.

Parten en marzo ambas flotas: la de distracción de los 307 españoles desde Pasajes (Guipuzcoa), la principal desde Cádiz y hará escala en la Coruña para recoger más fuerzas.

Los 307 españoles llegan sin problemas a Escocia, tomando sin ninguna resistencia la isla de Lewis y su capital, Stornoway, donde se instaló un primer campamento, para pasar a continuación a desembarcar en las Tierras Altas, cerca del  lago Alsh.

Isla Lewis, la más al Norte.

De como se contactó con Rob Roy y su clan es algo que se me escapa. La cuestión es que los clanes de las Tierras Altas no le pusieron excesiva fe al asunto, desconfiaron hasta ver los resultados de la invasión sureña, no se sumaron en el número esperado, y los primitivos planes de tomar Inverness, capital de las Tierras altas, tuvieron que cambiarse. Se tomó sin dificultad el castillo de Eilean Donan, junto al lago Alsh, como cuartel general y almacén del material que llevaban. Como curiosidad sepan que es el castillo que sale en la película "Los inmortales", el "castillo de los españoles".

Chaletillo que se echaron los españoles en Escocia.

Conversación (apócrifa) entre ellos:

- Aivalahostia. pues esto es como Bilbao pues, pero con menos señorío pues.

- ¿Qué dices, guaje? Esto es como Asturies, mira les vaques por los praos.

- Pues a mi recuérdame a Lugo y danme ganas de llorar, acuérdome mucho de Lugo.

Dejan los españoles en el castillo una guarnición de 50 hombres, la mayoría españoles, e inician camino hacía el Sur buscando recabar el apoyo de más clanes. Por el camino se nos unen los clanes McKenzie, McGregor, McKinnon, Campbell, Clan Cameron... Así que con semejante muestrario de botellas de whisky ya me dirán ustedes si íbamos a llegar muy lejos. 

No tarda en llegar la noticia de que ha pasado lo de siempre: la flota que salió de Cádiz, a su paso por Finisterre ha sufrido una brutal tempestad que ha inutilizado la práctica totalidad de los barcos. El plan de invasión de Inglaterra ha sido abortado. Y ya estamos como siempre: un puñado de españoles, analfabetos, mal o nunca pagados, a tomar por culo de sus casas, tirados dejándose la piel por una patria ingrata que jamás les reconocería sus esfuerzos. Se decide una suicida huida hacia delante, hacia el Sur, acompañados de los del nombre de botellas de whisky.

Mientras tanto los ingleses han reaccionado y una flota inglesa ataca la guarnición española en el castillo de Eilean. Abrumadora superioridad numérica, Eilean cae. Entre las ruinas los ingleses encuentran aún vivos: «un mercenario irlandés, un capitán, un teniente español, un sargento, un rebelde escocés y 39 soldados españoles, 343 barriles de pólvora y 52 barriles con munición para mosquetes». Con toda probabilidad al irlandés y al escocés les dieron matarile por traidores al ser británicos. Honor y gloria para ellos y todo eso. Los españoles son hechos prisioneros y conducidos cerca de Edimburgo donde son encarcelados. Eilean fue volado y no se reconstruyó hasta el siglo XX.

La leyenda escocesa dice que vaga por Eilean el fantasma de un soldado español. ¿Irá diciendo "más vale tené que de pedí que tené que de robá"?

Es cuestión de tiempo que los que avanzan hacia el Sur a pie se encuentren con la resistencia inglesa. Y se encontraron, a las 18:00 del 10 de junio, en las cañadas de Glenshiel en lo que ha venido a denominarse como "La batalla de Glenshiel".

Por la parte española unos mil hombres, sobre 250 españoles y el resto, hasta 1.000, de los del whisky. Sin artillería ni caballería. Por la parte inglesa 850 de infantería, 120 de caballería y 4 baterías de morteros. La cosa pinta fea.

Por otra fuente, el orden de batalla fue este: 

1. Españoles y Jacobitas:

• El grueso estaba constituido por:
• Un regimiento español, que contaba aproximadamente 274 soldados, bajo su Coronel, Don Nicolás Bolaño.
• El Clan Cameron de Lochiel con aproximadamente 150 hombres.
• Aproximadamente 150 hombres de Lidcoat y otros 20 voluntarios.
• Rob Roy (el de la novela de Sir Walter Scott y de la película) jefe de Clan MacGregor con 40 hombres.
• El Clan MacKinnon con 50 hombres
• A la izquierda: El Clan MacKenzie con 200 hombres de Lord Seaforth, y mandado por Sir John Mackenzie de Coul. El jefe de Clan MacKenzie, Lord Seaforth, en el lado de Friegan Ouran, contaba con otros 200 de sus mejores hombres.
• A la derecha, Lord George Murray, el hijo del jefe de Clan Murray, se situó sobre una colina en la orilla sur del río Glen shiel, ocupadandolo con aproximadamente 150 hombres bajo el mando de Tullibardine en el centro, acompañado por Glendaruel
• El General Mackintosh de Borlum estaba con el Coronel español. El jefe del Clan Keith, el Conde-Mariscal George Keith y el General rebelde Campbell estaban con Seaforth a la izquierda.

2. El Ejército del Gobierno británico (Comandante en Jefe el General Joseph Wightman):

• El ala derecha fue mandada por el Coronel Clayton y la componían:
• 150 granaderos bajo el Major Milburn; del Regimiento de Montagu, mandado por Teniente Coronel Lawrence.
• un destacamento de 50 hombres bajo Coronel Harrison.
• el Regimiento holandés de Huffel,
• Cuatro compañías de Arnerongen del Clan Fraser, Clan Ross y el Clan Sutherland.
• En el flanco había 80 hombres del Clan MacKay conducidos por su jefe Lord Strathnaver , abanderado de los Mackay.
• El ala izquierda , que fue desplegada en el lado del sur del río Glen shiel, consistió en:
• El Regimiento de Clayton, mandado por Teniente-Coronel Reading
• Con aproximadamente 100 hombres del Clan Munro en el flanco, mandados por George Munro de Culcairn.
• Los dragones del gobierno y los cuatro morteros permanecieron detrás en el camino.

Los españoles toman inicialmente ventaja ocupando la que desde entonces se conoce como The Peak of the Spaniards, el pico de los españoles, tomando los escoceses los flancos de la colina para construir trincheras. Es rechazado el primer ataque inglés, pero el comandante se percata de la menor preparación militar de los escoceses y ordena atacar los flancos mientras los morteros castigan al conjunto de la posición, impidiendo a los españoles la movilidad. El carismático héroe nacional escocés Rob Roy cae gravemente herido y los Mc Gregor escapan para ponerlo a salvo. Ante la espantá de los Mc Gregor el resto de clanes no tarda en adoptar el maricón el último y ponen pies en polvorosa dejando a los españoles solos. Capitulan los españoles a las 21:00 horas, suicidarse es un sin sentido, no hay que aguantar la posición esperando refuerzos que jamás llegarán o ganando tiempo, dando la vida, para que una inexistente retaguardia se organice tras ellos. Están solos. Los pocos escoceses que aún no habían abandonado huyen entre la niebla para evitar la segura sentencia de muerte. Prisioneros los españoles, son conducidos a Edimburgo junto a los de Eilean. En octubre, por un acuerdo, se les permitió regresar a España, donde seguramente se les trató como a una mierda, como siempre, y nadie les agradeció nada. Como siempre.

No siempre se gana, amigos, y pocos años más tarde el guipuzcoano Blas de Lezo le dio ración fina de cocotxa a una crecida Inglaterra.

Fuentes: buscando por "La batalla de Glenshiel" encontrarán información en la red. Parece ser que George Keith, que consiguió huir en la niebla, narró esta batalla en un libro que no he encontrado. Escarbando en la red parece no poder sacarse más información que la que he traído.

(1)Añadido: un amable lector  o lectora me hace la siguiente corrección:

Curiosa historia. La información sobre los reyes patina un poco. Jacobo III no fue depuesto por Jorge I. Para empezar, nunca fue coronado. Su padre Jacobo II sí fue depuesto por la revolución que colocó en el trono a su hija mayor Mary II y su yerno Guillermo de Orange. Jacobo II fue el último rey católico de Gran Bretaña. Jacobo III fue un pretendiente al trono, como los carlistas en España. Jorge I heredó el trono de la hermana de Mary II, Anne, que murió sin hijos, porque era un pariente lejano y aceptablemente protestante.