jueves, 11 de febrero de 2010

Larga tradición rusa en el curtido del cuero.

Sé que les gusta que les hable de mi amada. A mí también me gusta hablar de ella, para eso es mi amada. En honor a la verdad, debo comentar, que ella dice que aquí cuento "mi versión", que la suya difiere un tanto, no en lo "físico", no en el desarrollo de la acción, sino en el porqué de las cosas y en la perspectiva, digamos "espiritual".
El resumen es que el malo soy yo y ella es la buena. Pues eso sí que me extraña. No me lo esperaba. Hubiera jurado que se hubiese puesto delante mío siempre para protegerme. Rollo de ese de ofrecer su vida a cambio de la mía en situación de riesgo extremo, mientras delante de un pasmado enemigo, yo le discuto que no, que yo ofrezco mi pecho al plomo para salvarla a ella. Empiezo a sospechar que le iba a poner la cabeza como un bombo al enemigo, contándole la multitud de ofensas y agravios que tiene en el saco de las deudas para con mi persona. Bueno, mientras me lo distrae (al enemigo), yo aprovecho y me doy a la fuga. Con suerte el enemigo me pagará rescate para que me la lleve, después de que les haya hecho ir afeitados de diario, no eructar bebiendo cervezas y ser certeros al mear en el retrete.

Vale, ya no me voy más por los Cerros de Úbeda, estaba viviendo de ilusiones: iba a regatear el rescate hasta un precio que el enemigo no pudiese pagar.

Al grano: me llama por teléfono mi amada:

- No te lo vas a creer...
- Vale, no me lo creo.
- Ah ja ja ja... No, idiota, ja ja ja, es que me he comprado un chaquetón de cuero por 6 €.

(Está exultante, debe ser verdad)

- Oh, qué bien... ¿Qué víbora de tus amigas te ha dicho el sitio?
- No, qué va, me lo he encontrado el sitio de casualidad. Es un bajo que lo llevan unos rusos muy simpáticos y tienen mogollón de ropa de piel y ¡toda a seis euros! . He visto unos chaquetones para ti preciosos, pero no te he comprado nada porque como luego no te gusta y dices que te quiero llevar de figurín metrosexual... Pero es tremendo como trabajan la piel los rusos...

(Lo sé. El tono lo conozco. Sé que me va a tocar comprarme un chaquetón de cuero. Vaya usted a saber si no es mafia de San Petersburgo y la piel es de las víctimas de la dronga o de la trata de blancas, a las que acojonan más aún diciendo que quien se resiste a su poder, acaba de chaqueta de un pringado en España. Ya es triste.
Alea Jacta est, pero no moriré sin luchar.)

- María, no me caben más chaquetas en el armario. Y yo no uso "metrosexual", yo suelo decir maricona playera, que viene a ser lo mismo.
- Ah, da igual, tú te lo pierdes, tonto. ¿Quedamos esta tarde y tomamos algo y ves lo que me he comprado?
- Vale ¿voy a tu casa a tal hora?
- Vale.

(Lo sé. Sé que me va a tocar comprarme un chaquetón hecho con piel de muchacha kazajistana que se ha negado a prostituirse... Lo sé. María ya se ha cobrado pieza y ella también lo sabe, por eso no se apura ni insiste. Pero no moriré sin luchar).

Su casa. ¡Tachaaaaán! : me recibe con el chaquetón puesto, dándose una vuelta sobre sí misma con los brazos abiertos. Es verdaderamente bonito, o más bien "gracioso". Negro. Abrigo largo, aspecto de cuero desgastado, con capucha, bastante femenino. A ojo, unos 1000 € mínimo de comprarlo de nuevo. Está exultante. María, no el chaquetón. (El chaquetón es chulo pero no "exulta").
Sofá. Vino blanco gasificado. Charla de María:
"¿Entonces te gusta? ¿Sí? ¿A qué es bonito? Los rusos trabajan muy bien la piel. Yo creo que lo hacen... como artesano aún ¿verdad? Es que mira el grosor. Y al mismo tiempo lo flexible y lo suave que es. Sí. Debe ser eso: que trabajan la piel como antes, de manera artesanal. Y como deben tener tanta, estos chicos se la traen la que la gente se cansa de ella. Total, ya me dirás, vete a saber el rublo al cambio a cómo debe estar. Hay montañas de chaquetas -y faldas, pero es que una falda de cuero me parece un poco de putón, más que nada porque son minifaldas lo que hay- , pero no te creas; hay pantalones también. Yo creo que es eso: que tienen tanta piel y la trabajan tan bien de forma artesanal aún, que les sobra."

En el torbellino de palabras, aún me da para responder:

- Joder, María, estoy viendo a gigantones rusos, torso desnudo, apaleando pieles a la orilla del Volga. ¿Te estás poniendo burraca tú sola pensándolo o qué?

Inútil mi grosería: como siempre que va ganando sonríe angelical: "Ah-ja-ja-ja. Pero-que-tonterías-se-te-ocurren. Ah-ja-ja-ja".
Cuando va perdiendo no suele ser tan angelical la reacción. Qué les voy a contar que no conozcan en su propia carne...

Lo inevitable: "Bueno, qué, ¿vamos a ver la tienda?"
Lo inevitable: "Y sí vemos otras cosas... De piel seguimos hablando".
Lo inevitable: "Luego, tonto, vamos a ver la tienda, de verdad, que vas a flipar".
Lo inevitable: "Bueno, porque me apetece tomarme una cerveza por una terraza que si no ni de coña".
Lo inevitable: "Claro, claro, venga, vamos".

Tienda de los rusos. Un bajo sin alardes, sin decoración, sin carteles anunciadores. Totalmente abierto. Montones de ropa de piel y textil en perchas y amontonadas. Nada sospechoso. Chaquetón largo de cuero negro con aspecto de desgastado. Como de motorista antiguo, con muchos bolsillos, pero sin cuello de pico, cuello redondo moderno con cremallera hasta el fin y clips para cerrar el solape de la cremallera. Cuero gordo. Forro de Thinsulate (R) en el interior, quitable con cremallera. Rollo agresivo sin caer en lo nazi. Joder, me lo compro. No puedo creer que valga 6 chapas. ¿Cuánto?. Una rusa pequeña en el mostrador y un ruso enorme (sin duda curtidor del Volga, en la trastienda). 6 "yiuros". Pago. Me dan tíquet con cif. Joder, qué bien todo ¿no? María está radiante: le gusta el que he elegido: "te está muy bien".

Andando, con el chaquetón en la mano, le quito el forro para inspeccionarlo. Ahí está: "Made in CHINA".
Le digo a María: "¿Te importa dejarme tu chaqueta que vea una cosa?" Responde: "Ah, ja-ja-ja. ¿Es más bonita que la tuya, eh?". "Déjamela, anda" le digo. Se la quita, coqueta: Ahí está : "Made in CHINA".

Se lo digo. Sonríe, no tan angelical: "¿Sí...?, vaya tela... pues yo habría jurado qué...."

A veces, perdiendo se gana, amigos: tengo un chaquetón de puta madre por 6 chapas. Tengo una nueva coletilla en mi vida para cuando María diga cosas, que a mí me parezcan "inexactas": "Pero... ¿estás segura de lo que dices o es como lo de la larga tradición rusa del curtido del cuero...?"

En breve, después de las cervezas que hoy pagaré yo, iremos a su casa y sobrevendrá "lo inevitable".  A veces, perdiendo se gana.

El Desclasado ha hablado.

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