Empiecen por la anterior entrada pinchando, o no entenderán nada, háganme caso o irán cronológicamente al revés:
VÍA MINERA OJOS NEGROS. CUADERNO DE A BORDO. DÍA 1.
VÍA MINERA OJOS NEGROS. CUADERNO DE A BORDO. DÍA 1.
Día 2. La vida es un sube y baja.
El clima de Teruel da dolor de cabeza al despertarse. Quizás las dos botellas de Cariñena rosado también tengan algo que ver. Un vistazo a la ventana, desde la cama, nos dice que hace un día esplendido. Claro, con esa claridad que da el frío seco, ausencia total de vapor en la atmósfera, soleado, un día recio, frío y agradable. Desayunamos, ay, mi cabeza, para qué nos beberíamos 2 botellas de vino, y nos ponemos en marcha.
Un vistazo al mapa nos dice que para llegar a Santa Eulalia, inicio acondicionado de la vía verde, lo mejor es dejarse caer por la depresión del río Jiloca, un páramo en descenso. Pero los valientes desprecian el primer vistazo a los mapas, y un segundo vistazo nos dice que podemos ir de Monreal a Ojos Negros, inicio real de la ruta aunque la vía no esté acondicionada, de allí a Villar del Salz, de allí a Peracense, Almohaja y por fin Santa Eulalia.
A Santa Eulalia por el interior, pasando por el mítico Ojos Negros. Traducido: un rodeo de cagarse.
Desde Monreal tomamos la carretera nacional a Madrid, rodamos por un páramo, al fondo la Sierra Menera donde se hallan las minas:
Por un desvío bien marcado tomamos una comarcal a Ojos Negros. Sopla un cierzo suave que más nos empuja que nos frena. La ruta es un sube y baja: a ligeros descensos suceden ligeros ascensos, todo suave, todo muy de páramo. No hay más cultivo que cereal, a ratos grandes balas de paja, ya cilíndricas, ya cubicas, bordean el camino. Acercándonos a Ojos Negros empieza una subida ya algo pronunciada. Ya cerca del pueblo se aprecian los bocados que las minas dejaron en la sierra:
El pueblo en sí, muy turolense, no tiene ningún interés especial a la vista. Hay un mercadillo itinerante en la plaza donde venden lo de siempre: batines, zapatos, bragas, cacharros de cocina, etc. Da la impresión de estar bastante deshabitado, aunque un vistazo al censo nos dijo que quedan unas 500 almas por estas latitudes.
A la salida, yendo ya hacía los barrios mineros, un molino de los auténticos señorea un collado:
Tras subir el collado descendemos hacía los barrios mineros. Ahora sí vamos a llegar al auténtico inicio de la vía minera, aunque esté sin acondicionar hasta Santa Eulalia. Estos barrios sí dan tristeza. Son, efectivamente, más pueblos fantasma que otra cosa, aunque se ven aún habitados. Casas para los trabajadores que se están cayendo, edificios administrativos, infraestructura del ferrocarril, tolvas de carga del mineral, e incluso un casino, cerrado, que debió vivir tiempos de gloria cuando los sueldos fluyesen y esto estaba vivo:
(En primer plano la bicicleta del macho dominante expedicionario).
Queda en esta plaza del casino una locomotora del antiguo ferrocarril, puesta como reclamo turístico, de nombre "Orconera":
Al fondo la Orconera, detrás la bicicleta de la hembra esclava sexual del macho dominante expedicionario. (Sí, ya sé que esto no es exactamente así, es licencia literaria para enriquecer el texto).
Nos comemos un par de sangüiches de chorizo con tomate de las provisiones que llevamos. Se nos hace amigo un perro perdiguero. Este perro está muy cuidado porque desprecia una rodaja de chorizo que le ofrezco.
Seguimos marcha y pasamos por la Gerencia, actualmente acondicionado como albergue, pero que presenta aspecto cerrado, aunque bien cuidado. Deben abrir sólo cuando hay clientes. Dejamos atrás los barrios mineros, el camino sigue consistiendo en superar lomas por collados y dejarse caer después tras superarlas. La subida al siguiente pueblo, Villar del Salz, deja a María bastante atrás. Entro solo en el pueblo y pregunto por el camino para ir a Peracense. Son un grupo de hombres y mujeres de edades diversas, el resto del pueblo se ve vació. Me indican el camino y doy la vuelta para ver si viene María. Me chillan: "¡Eh, que te hemos dicho en la otra dirección!" Respondo que voy a ver si viene mi mujer. Empiezan con sano cachondeo: "¡Te la has dejaooo atrás, te va a denunciar!" Me río. Me río pensando que no den ideas, joder, que no está el horno para bollos. Se salen a la carretera a ver llegar a María. Empiezan a chillarle: "¡Qué este se iba al bar sin ti!", "¡Qué ahora que las mujeres mandáis deberías ir tú delante!". No puedo ver la cara de María en la distancia, pero imagino que debe estar flipada con una horda chillándole. Una señora me lee el pensamiento y me dice, muerta de risa: "¡Ayy, la pobre chica, que pensará que en este pueblo estamos todos locos! Dirá: pero ¿a mí por qué me chillan estos?" Llega por fin María, cara roja del esfuerzo de la subida y, efectivamente, expresión de no saber qué pasa, pero sospechar (siempre igual) que yo he montado todo este circo y que "ya hablaremos" (el viejo, el conocido, el temido "ya hablaremos").
De Villar del Salz destacar su coqueto ayuntamiento, el más estrecho de todo Teruel, y su bar con ventanales que parecen de castillo medieval. En el bar tomamos una Cocacola y una chica muy maja, fumando afuera, nos dio conversación en los bancos de la entrada:
Nos decía esta chica que ella no era de allí, que los abuelos de su marido eran de allí y habían venido a verlos, y que se estaba muy tranquilo en ese pueblo. Despedidos de ella, seguimos camino.
No recuerdo si bajamos o subimos, pero llegamos a Peracense. Este pueblo sí es muy singular. Encajonado en una sierra de rodeno, está medio pueblo construido de este material, iglesia incluida, lo que le da el aspecto más rojizo que recuerdo haber visto en una población:
No acaban aquí las sorpresas; tiene el pueblo dedicada una alameda a ¡un periódico!, el "Heraldo de Aragón":
Si no quieren ampliar la imagen: el azulejo es una copia de la portada del número 1 del periódico, allá por septiembre de 1895.
Y saliendo del pueblo, mirando la sierra de rodeno, otra sorpresa: "Coño, que ahí hay algo... Coño, que parece una construcción. Coño, ¡qué es un castillo!"
Es acojonante, de verdad. Está tan integrado en la roca que no lo ves hasta que no lo tienes encima. Háganse cargo de que yo rodaba por allí abajo, donde se ve el pueblo. No subimos a verlo, claro. La foto es robada, yo iba contra el Sol.
Subir, bajar, subir, bajar, nos plantamos en Almohaja. Pasamos por una especie de circunvalación, ni entramos. Se veía tan silencioso, tan desierto, que ni paramos.
Y ahora sí, subir, subir a un collado con una subida dura. María cagándose en mi padre, "con que era todo bajadita desde Ojos Negros a Teruel...". Llegados arriba del collado, se ve ya de nuevo el páramo, la depresión del Jiloca, y se ven salpicados varios pueblos, uno de ellos es Santa Eulalia. Nos ponemos el chubasquero para iniciar la bajada porque empieza a hacer un frío del carajo y el plástico nos cortará el viento.
Bajada larga, disfrutona, las bicis se ponen a más de 50 sin pedalear. Llegada a Santa Eulalia sin problemas. Preguntamos por algún bar abierto. A lo tonto son las 16:30 y la luz se nos irá yendo en breve. María hace un último intento: "Aquí debe haber un hostalito... Esto es grande..."Me mantengo inflexible en cuanto a montar la tienda y para eso debemos hallar el inicio de la vía minera. En el bar tomamos dos cafés y nos indican el camino para acceder a la vía, dirección Orihuela, tras la cementera. Mierda, otro par de kilómetros hacía arriba. A la salida del pueblo hay un grupo de jóvenes y jóvenas, en corro, tocando el tambor. Cosas de aragoneses. El caso es que suena bien el aporreo, da ritmillo.
Por fin la estación de Santa Eulalia e inicio de la vía acondicionada:
Estas casitas-estación nos van a dar mucha pena todo el viaje. Prácticamente todas han sido acondicionadas como áreas de descanso, con su césped, sus mesas y bancos. Pero los edificios están hechos una mierda. Puertas y ventanas cegadas, cuando no se está cayendo el techo.
Decidimos aguantar la poca luz que nos queda y profundizar un poco en la vía: en España la acampada está prohibida y esto está muy a la vista. Y lo peor: la actividad de la cercana cementera suena fuerte y no hemos llegado hasta aquí para dormir oyendo una industria.
La vía es una gozada. Buen firme, en constante descenso (de momento) y con puentecitos para salvar cualquier rambla o barranco y hacer el trazado lo más plano posible. Es óptima. Nos alejamos de la estación de Santa Eulalia y a unos 2 kilómetros, en un sembrado segado, decidimos plantar la tienda:
(La foto está hecha a la mañana siguiente, la luz es de amanecida).
La belleza del páramo y tal... Empieza a hacer un frío de la hostia. Puedes sentir bajar la temperatura a medida que el Sol se va escondiendo.
En la tienda avisan por 4 o 5 etiquetas que "no acercar fuego a la tienda", pero como está en inglés no lo entendemos y nos hacemos la cena desde dentro de la tienda, aunque el hornillo está fuera, protegido del viento por el doble techo:
Tallarines al pesto de la marca "Hacendado". O como decían los abuelos: "una guerra tendríais que pasar". Y observen la cacerola abollada por la base de haberla llevado en las alforjas y apoyar estas en las paredes para plantar la bicicleta. El perfecto plan para seducir a una mujer.
A las 8 de la noche estamos metidos dentro del saco, leyendo sendas novelas a la luz del frontal. A las 9 hemos apagado ambos y estamos durmiendo. Esa noche heló, y debo decir que la tienda respondió de puta madre; me tuve que destapar el saco del calor que pasaba. No miento y no soy representante de tiendas de campaña:
Cara Norte de la tienda, helada a la mañana siguiente. La tienda es verde, no plateada color hielo.
No sólo tuve que desabrocharme el saco: me tuve que quitar el forro con el que me había acostado.
Como parte mala: es una tienda justo para dormir dos. Cualquier actividad sexual que no sea más que meterla sin mucho "culear", que dicen los sudamericanos, creo que será imposible. Es para dormir y levantarse, no para hacer ningún tipo de vida dentro.
Nos levantamos bien, muy bien y ya sin resaca.
Kilómetros hechos en el día: 56. Totales: 98.
Kilómetros hechos en el día: 56. Totales: 98.
¿Más? Tuve que leer a la carrera y ya estoy agotada.
ResponderEliminarYa me explicarás como se puede pasar calor en una tienda, helando fuera y si la catalítica, ja, ja.
Ah, y ese castillo ¿como se llama?
Y ahora vamos a ver si entra el comentario, que me voy a volver loca.
¡Aleluya!, ¡Entró!
ResponderEliminarMira, te lo digo porque se me escupen las palabras solitas... tú pásame las fotos que ya te las difumino yo con más estilo, cariño... mira qué borrones negros! podió! con lo chulas que están las instantáneas... esos rojizos, esas perspectivas rectilíneas... no me jodas, tío... jaaaaaaaaaajajajjaa No debería decir esto tampoco, por mi inocencia conocida... pero nada impide que en una tienda de dos, ambos deban tumbarse en idéntico sentido ;-)
ResponderEliminarAchuchones!
Blue, de verdad que pasamos calor. Y sin la estufita de Genín, jaja.
ResponderEliminarEse castillo, del cual no había ni oído hablar, es el de Peracense. Parece arquitectura de guerra en los conflictos entre Castilla y Aragón:
Castillo de Peracense
India: no, el mago del fotochó no soy, jaja.
En serio: para una emergencia vale un coche, o sea que con más motivo una tienda. Pero en cuanto le metes sacos, esterillas y cuatro cosas que llevas encima y no puedes dejar fuera, queda justa para dormir. Ten en cuenta que no llega a levantar un metro en la cúspide y enseguida está muy inclinada, de tal forma que los pies los tienes ya tocando la tela. Y la máxima anchura es 1,35 en hombros, que estaría bien si fuera rectangular, pero en las cabezas ya es de 1,10 o así.
DIMENSIONES TIENDA
Y yo mido cerca de 1, 90...
Aaaah, eso es otra cosa. Es que lo que enseñabas era solo una pequeña muestra.
ResponderEliminarLa tienda (la verdadera) está bien para lo que está, para acurrucarse, ja, ja.
;-)
Bueno Descla una noche tranquilita después de tanto pedaleo no viene mal, no? que uno no es de hierro.
ResponderEliminarMira tanto nombre de pueblecillo me perdí en el segundo pero el número final impresiona 56 Km.
Y la siguiente noche será un hostalillo, no?
Besos
¿Ahora nos vamos a poner exigentes con los castillos, Blue?
ResponderEliminarCarmela, ¿cómo adivinaste que la siguiente noche fue hostal? Jajaja.
jajaja India te va a tener que dar un curso de como usar una tienda de dos y sacarle partido nocturno...jajaja
ResponderEliminarNo hagas caso, te ha quedado genial la entrada, es como viajar con vosotros, se echan de menos fotos de los gamberros...jajaja
Teruel es un páramo total, yo no he estado nunca, la contradicción de un pueblo rojo seria que el alcalde fuera del PP...jajaja
Se generoso con las fotos, plis.
Que no es una queja, es gula...jajaja
¿Donde te conectas a Internete?Quiero decir si llevas uno de esos Pendrive de 3G.
Salud
jajaja es lo que toca, ahora si, ahora no, ahora si, ahora no....
ResponderEliminarEstas ya en tu casa o escribes desde las minas.?.
Creo que a Blue le gustan los castillos, no? jajajajaja
Nooo, nooo, solo quería decir que al ver la torrecita de la foto no se imagina uno toda la obra que hay detrás. Es espectacular.
ResponderEliminarNo, no, Genín, ya estoy en casa, estoy haciendo la crónica ahora.
ResponderEliminarSí, Carmela, ya estoy en casa, estoy recopilando los datos que si dejo pasar tiempo se me olvidan cosas.
ResponderEliminarTienes razón, Blue, el castillo es mucho más que el peñasco que puse,
Gracias, nada mas publicar mi comentario pensé eso...
ResponderEliminarSalud
Vaaaaaaaaaaaaaale, vaaaaale... no he disho ná... perdones...
ResponderEliminarEl paisaje me parece de lo más deprimente (yo diría feo de narices, pero no lo digo porque soy muy prudente). Claro que yo soy muy poco sensible a lo paisajístico. Y encima comiendo pasta precocinada.
ResponderEliminarCreo que esta excursión no te la envidio nada, Descla. Eso sí, me encanta leer tus aventuras y cómo doblegas la voluntad de María con férrea determinación.
Obvio que la siguiente noche fue hostalillo...me extraña que alguien lo dude, le dio el gusto al "pesao" y ya...ja ja ja....yo soy la repelotuda que dormi en una tienda de campaña con un pedal de la bici clavado en la espalda....je je je...era eso dormia yo fuera, je je je
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