La hermana ascidia.

Vuelve mi amada a la ciudad tras estar fuera unos días por trabajo. Ya ves, me va a tocar ducharme, con el frío que hace... Qué manía tienen las mujeres con esas cosas, no hay quien las entienda. Y afeitarme para no pinchar... Estamos los hombres cediendo tanto terreno por sus tonterías que yo no sé cómo va a acabar esto. Y me temo que ha sido así toda la vida: esclavizados por ellas y encima se quejan de no sé qué del patriarcao. No hay un Espartaco que nos libere, está claro que nos va la marcha, de nada sirve mirar hacia otro lado. Hazme zerolo, Señor, si vuelvo a nacer, libérame de esta dulce esclavitud buscada.

- ¿Quedamos para comer?

- Sí, pero he quedado con "estos" en tal sitio, vente y luego nos vamos.

"Estos" son unos tíos mayores, bastante cultos y amigos de la tertulia cervecera, una especie de mentores de mi amada. No puedo dar más datos sin delatarlos.

- Vale, pues aparezco por allí a eso de las 2 y poco.

13:07. Me suena el teléfono.

- ¿Qué haces que no vienes? Está aquí Fulano que quiere verte y se tiene que ir a las 2...

- Verás, amor mío, resulta que yo trabajo. Resulta que mi jefa de personal es mujer y no va a colar que le diga que salgo antes para ver a mi amada. Si fuera un tío es posible que me dijera, cómplice, "Venga, picha brava, sales antes, vas y te la follas como un hombre. Eso sí: otro día lo recuperas, eh, que aquí no estamos para perder dinero", pero no es un tío; es una mujer y las cosas son como son. Además tengo que ir a correos a recoger un paquete que me han mandado.

- Ja ja ja. ¿Hace falta que me digas tantas tonterías para decir que vienes luego? Ja ja ja. Pues es una lástima porque quiere verte Fulano... Va, vente, que tengo ganas de verte...

Ataque mimosón a mi linea de flotación emotiva. Como aún mantengo el tipo y no carezco de recursos, le contesto en el mismo tono, ñoño, arrastrao...:

- Ño tamién teño muchas gañas de ved-te.

- Ja ja ja. Va, vente, tonto. 

- Que sepas que le estoy rogando a Dios que me haga zerolero primoroso en mi próxima vida, para no tener que soportar tanta humillación.

- Ja ja ja. Va, vente, idiota.

A ver, pensemos... Poner enfermo súbito a un familiar y tener que salir ya para atenderle, no va a funcionar otra vez. Debo ser el tipo con la familia más enferma del Universo y sus pedanías. Entre que pienso la estrategia se hace la hora. Esta visto que lo mío es la acción, no el pensamiento.

"Estos" son muy izquierdistas. De una izquierda aún salvable, culta, corrida, muy poco o nada dogmática. Están empeñados en que yo soy de izquierdas porque en su -muy amplia- constricción ideológica no les cabe que un librepensador no sea de izquierdas. Para ellos el outsider, el "desclasado" periférico, es de izquierdas y no hay más que hablar. Y si llego y les suelto un ¡Arriba España! brazo en alto, me dirán que el mensaje obrerista de la Falange no carece de atractivo y que no hay fascismo que no haya bebido del socialismo. Qué cosas, tú, soy de izquierdas y no lo sabía. Puta manía, puta necesidad de etiquetar, de estabular, de parcelar a cada uno para sentirse seguro en el terreno ideológico propio que pisas.

- ¡Arriba Andorra!- Brazo en alto, en mitad de una terraza céntrica. Mi amada con cara mitad divertida, mitad quéhehechoyoparamereceresto.

- Jajajajaja. Tu novio está como una cabra, María.

- ¿Es que acaso no conocéis lo esencial del ser andorrano?

- Jajajaja. ¿Qué has leído a Adorno últimamente, que te has hecho Adornorrano? Jajajaja.

Voy a la barra y pido la primera cerveza. Se llama "Mahou" la cerveza que me ponen, como el chino aquel que mandaba, tan progresista él. Debiera llamarse "Perdición". O "La primera de una larga lista". Vuelvo a la terraza y le doy un beso marcadita en los morros a mi amada.

- ¡Hombre, menos mal! Ya empezaba yo a pensar que aquí ni había besos ni nada...

- Nosédequémehablas.

Me introduzco en la conversación. Mengano se va de España. Más cerca de los 60 que de los 50, con la vida, de momento, aparentemente resuelta, soltero y sin hijos, se va de España. Estos días se quiere ir todo el mundo de España, yo también. Hastío de una tierra sin remedio, no nos queda más que Historia con mayúsculas. Sólo eso nos queda. Mengano habla de algo que he hablado estos días por otros sitios: sensación de derrota absoluta. Derrota total de la izquierda, derrota total del tejido social, derrota absoluta de la sociedad civil, victoria del fascismo mediático, de la dictadura de los mercados.

- Joder, Mengano es que si en vez de estar hablando del sexo de los ángeles, la izquierda, hablaseis de lo económico, igual otro gallo cantaría. Pero os preocupa más no quedar mal con los que defienden la dignidad de la hermana rata, que del parado cincuentón sin ninguna esperanza de encontrar trabajo. Y no me digas "el parado y la parada" que me estarás dando la razón.

-  Que sí, Descla, no te cebes. Mira, te voy a contar algo que te va a divertir: salgo el otro día del trabajo a almorzar, en la calle Tal (una calle muy céntrica) y veo un montón de gente bastante joven manifestándose. Me ilusiono y pienso: "Ya ha reventado. La gente joven de forma espontánea se ha concentrado. Lo habrán hecho por internet..." Y de repente me fijo en que casi todos llevaban perros, gatos... Tío, era una manifa por los derechos de los animales. Casi se me cae el alma al suelo... Con la que está cayendo...

Mengano se va de España. Pide una excedencia en su plaza de funcionario. Alquila su piso céntrico a gente de confianza. Con algo que tiene ahorrado y el alquiler de su piso, va a correr Sudamérica de punta a punta partiendo desde el Sur. En Buenos Aires vivirá en casa de una pareja de lesbianas, una amiga española que se enrolló con una argentina y viven allá. En Sao Paulo vivirá en casa de un familiar. En la Patagonia conoce gente que fueron allá. Volverá a Buenos Aires y tomará un tren que, cruzando Los Andes, tarda seis días en llegar a La Paz. Allí no sabe dónde vivirá. De allí irá a Colombia, donde familiares de un colombiano que vive en España le alojarán. Hay gente que disfruta más proyectando un viaje que viajándolo. Este cabrón no sé de qué especie será, pero lo que está claro es que está disfrutando con su proyección y nos contagia. Tipo muy culto, nos da datos históricos de cada sitio por donde va a pasar. Le gano yo en sapiencia acerca  del origen indígena de los nombres "Bogotá" y "Caracas". Mi amada me da un apretón en la mano, satisfecha de su macho listo. En Venezuela vivirá por contactos de Izquierda Unida, un tanto difusos. Por último, en la playa venezolana o colombiana, montará lo que él llama "un mujío", que desconozco si se escribe así y que no es más que un chiringuito playero.

- ¡Tú lo que quieres es follarte a las turistas gringas cuarentonas!

- Jajajajaja. Se hará lo que se pueda, pero a mi edad más de una al día no me dan las fuerzas. Jajajajaja.

Hay algo infantil, algo tierno en su entusiasmo, en el brillo de sus ojos. Suelta el bombazo: 

- ¿Os vendríais si lo consigo y me establezco? Aquí ya no queda mucho que hacer, Marieta.

Joder, estamos a punto de caramelo. Estamos hasta los cojones de este país sin solución, y si este tío, más cerca de los 60 que de los 50, tiene el ímpetu necesario, ¿por qué no lo íbamos a tener nosotros? La oferta es tentadora en cuanto a que habla de ir a tiro hecho, a hechos consumados, a una seguridad ya establecida. Suele tratar a María de forma muy paternal y sé que a mí me aprecia, aprecia mi postura rebeldona, mi estar empeñado en ir por libre; no lo ha ofertado de gratis. Recapacito:

- Mengano, de verdad, no me quiero ir a un país igual que este o peor. Ya sé que con el dinero que podamos llevar allí, seríamos los reyes del mambo, pero no quiero más de lo mismo, de verdad, ni en plan cacique. Me hastía la hispanidad, el cainismo, la corrupción congénita, la envidia al que destaca, la admiración por el garrulo y el mediocre corrupto que se forra estafando... Me quiero ir a un país serio. Y puestos a follar me gustan más las islandesas.

- ¡A ti te voy a lavar yo la boca con jabón!- Mi amada aparentando enfado.

- No, lo digo en serio, lo de follar islandesas no, claro;- (¿claro?) - lo de Islandia como destino. Los medios de comunicación callan como las putas de sus amos que son, pero Islandia se negó a pagar la deuda de sus bancos, igualito que en España, y está ya creciendo. Son sólo trescientas mil personas, creo, y para montar allí "la taberna del español" o el restaurante "Don Quijote" y vivir tranquilo, no me cuesta más que mirarlo y hacerlo.

- Pero allí hace mucho frío, tío, y son muy aburridos...

- Estoy harto de gente tan divertida...

María está conmigo, sólo faltaría que no estuviese..., en cuanto a que puestos a abdicar, mejor irse a un sitio serio, tranquilo, un sitio donde mañana no haya un golpe de estado militar o democrático, y el gorila que llegue te robe todo por ser blanco, no para repartírselo al pueblo, que eso aunque me jodiese lo vería correcto, para quedárselo él.

Discurre la conversación en estos y otros términos. Se esconde el Sol en la terraza, se oculta tras las fincas que hacen de pantalla. Empieza a hacer frío. Nos vamos, tocados de cerveza. Hay que cruzar el casco viejo para llegar a casa de María, y por supuesto que esta, con 4 cervezas en el cuerpo, quiere comprarle, otra vez, costo a los moros. Con media fábrica del chino ese, de Mahou, metida en el cuerpo, no me siento muy legitimado éticamente para reprocharle su afición al hashis. Es muy pilla además y utiliza con descaro la promesa sexual en su mirada, que me emite destellos que una vez descodificados en mi cerebro se lee con claridad "qué buen polvo vamos a pegar fumados". Ya se ha escaqueado de pagar las cervezas, "¿llevas dinero, que no me he acordado de sacar?", y ahora me va a tocar también pagar el endrongue. Yo no soy un pagafantas; soy un pagabirras y un pagadrongas. Soy un hombre maltratado.

"Esperadme en el callejón", dice el moro adolescente. Son una banda. Qué mal rollo da la suma del callejón y la banda de moros adolescentes. Queremos probarlo primero, a estafar a su mahometana madre. María está inquieta. "No te preocupes", le digo, si ocurre algo, mientras yo me lío a puñetazos tú corre hasta la plaza y chilla que los moros te intentan violar. Me parece mano de santo la estrategia que he diseñado, la mierda del género a veces sirve para algo. No ocurre nada, salvo que la mierda que nos da a fumar el moro no sólo no coloca, es que además da dolor de cabeza. No lo queremos y no lo compramos. Mi postura corporal es agresiva, chula, plantada, mirando firme y con cara de partir cabezas así a granel, por vicio. No ocurre nada más que la cara de decepción del moro y su jerga pesada: "es muy bueno, amigo, sí, amigo, muy bueno, yo no engaño, amigo". Nos vamos, vigilando la espalda para que no nos sigan.

Así que el polvo es sólo alcohólico. No se lo cuento que esta no es la entrada porno del mes. (Y además lo recuerdo todo muy brumoso; había más cervezas en casa de María).

Me despierto. Qué gozo estar en la cama. Hago el pulpo y me enredo de costado en su cuerpo enlazándola con brazos y piernas, rodeándola, apretándola con cierta medida presión. La tengo prisionera. Como me pillen las feminazis se me va a caer el pelo. Que les den por culo a esas enfermas mal folladas. María no es que no proteste, es que noto en su vibración que está a gusto, apretada, prisionera de broma. Otro polvo que no cuento. Lo único que no me gusta de los polvos matutinos es el no juntar las bocas, por la cuenta que nos trae a ambos. Es algo pactado no hablado, no escrito, algo instintivo.

Vuelvo a hacerla prisionera. Está contenta, mimosa, supongo que bien follada. Me cuenta que ha estado en lonjas de pescado por puertos de poblaciones pequeñas. Me cuenta que son increíbles los bichos que sacan de las redes y que no valen para nada y son feísimos. Le digo que disfruta en esos sitios por pura gula encubierta, por disfrutar pensando cuántos bichos se podría comer.  Ríe contenta y me replica que qué va, que tendría que ver lo feos que son algunos y lo rarísimos. Que hay unos que no recuerda exacto ahora el nombre, que cree que se llaman "ascidias", que son una masa esponjosa con dos agujeros; por uno les entra agua y por otro les sale, y supone que "por algún lado cagarán, jaja".

- ¿Y no hay grupos de esos de los derechos de los animales que defiendan a las pobres hermanas ascidias?

- Jajaja, no des ideas.

- Coño, pues podrían pedirles derechos, una vivienda digna, una educación de calidad, un trabajo bien renumerado... Todo lo que no piden para las personas y piden para el hermano conejo y la hermana rata... ¡Por los derechos de las hermanas ascidias!

Se levanta y pone café a hacer, me quedo en la cama. Me enamoro en el momento del aroma del café al salir que inunda el aire. Me levanto al reclamo del café. Me deja pasmado la delicatessen tan de chica (me parece a mí) que tiene María para desayunar, yo que con los sobaos "Hacendado" no me suelo complicar más la vida:

Bizcochos rellenos de naranja con una capa final de chocolate, hay que ser repija. Ya, yo mucho protestar, pero si no estoy atento ni le dejo para ella, jajaja, están buenísimos.

A veces se vive muy bien aquí, en esta agonía de país. A veces uno si no es feliz, la sensación que tiene se acerca mucho. Mierda de políticos y mierda de pueblo que los tolera, con lo bien que podríamos vivir aquí.
Señores de cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado: Todo esto no es más que un ejercicio literario y yo jamás he comprado droga. Y de follar ya ni les cuento, que se iban a reír...