Lo que suele ocurrir es que de todas estas barbaridades, no es la única, no nos enteramos. No hay potentes altavoces mediáticos contándolas, y, por lo que se ve, no hay ninguna consecuencia penal para el tarado que usó a un ser humano como conejillo de indias para probar sus verdades reveladas.
Estas ideologías totalitarias suelen hacer de las excepciones reglas: si una persona nace con el sexo equivocado, todos podemos cambiar de género a voluntad, puesto que la identidad sexual no es más que una construcción social. Y se quedan tan tranquilos... cuando lo que es realmente una construcción social, pura y aterradora ingeniería social, es lo que ellos pretenden. El 99,99% de las personas nacemos hombre o mujer, independientemente de con quien te apetezca echar un polvo. Que haya una tradición social de asignar roles a cada sexo, que la hay, no implica que cada sexo no traiga de fábrica características diferenciadas. Si la Naturaleza es sabia, estas características serán complementarias. Si no lo es, podemos jugar a Dios y crear monstruos, pero de buen rollito, eh, sólo para demostrar que la Naturaleza está profundamente equivocada, no se entera de nada y yo soy lo que me salga a mí de los cojones, que ahora he decidido que son un coño con un clítoris enor... eh... más grande de lo normal.
Y en serio: el empeño en mezclar sexo con género es una evidente trampa: del sexo no nos escapamos nadie, salvo ese mínimo porcentaje de personas que nacen malformados; mientras lo del género es ambiguo, relativo, volátil, cambiante al gusto... Una absoluta gilipollez y, en casos como vamos a ver, una aberración criminal.
FUENTE.
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PSICOLOGÍA
David no aguantó ser Brenda
OLIVER BURKEMAN/GARY YOUNGUE
Hasta hace unos años, el nombre de David Reimer no le sonaba a nadie externo a su círculo inmediato, y para cuando se suicidó el pasado martes en circunstancias desconocidas en su aldea natal de Winnipeg (Canadá), ya se había tintado de matices oscuros, los de un nombre que pertenecía a un peculiar vecino de 38 años, un hombre separado de su mujer que se ofrecía a hacer pequeñas chapuzas, antiguo trabajador de un matadero a quien le gustaba ir de compras a los rastrillos y hacer arreglos en su coche. De hecho, para alguien interesado en el desarrollo de la psicología entre los años 70 y 80, la historia de la vida de Reimer habría resultado vergonzosamente infame.
Bajo el nombre de Brenda, David Reimer fue un conejillo de 'indias' involuntario, junto con su hermano gemelo Brian (que se quitó la vida en 2002), en un experimento médico inicialmente muy famoso pero que se labró después una mala reputación, llevado a cabo por el médico de Baltimore (EEUU), John Money.
El destacado médico de EEUU intentó resolver, de una vez por todas, el peligroso debate entre naturaleza y educación y demostrar que el sexo de una persona es tan incierto al nacer que con un simple cambio en la práctica de su aprendizaje, junto con una sencilla operación quirúrgica, un chico podía convertirse en una chica mientras su hermano gemelo se desarrollaba en su cuerpo de hombre.
La idea era dividir en dos el mundo de la psicología sexual. Y tras 12 años de tratamiento traumático, seguido de otras dos décadas intentando reparar el daño causado, el ensayo llevó a David Reimer hacia su propia muerte.
«Fue una especie de lavado de cerebro», afirmó Reimer una vez para resumir su identidad masculina tras haber pasado su niñez como Brenda. «Daría cualquier cosa porque un hipnotizador lograra borrar todos los recuerdos de mi pasado. Es una tortura que no soporto. Lo que me hicieron en el cuerpo no es tan grave como lo que aquello provocó en mi mente».
ERROR MÉDICO.
Las raíces de la tragedia se remontan hasta 1965, durante una visita rutinaria de Janet y Ron Reimer al hospital, con sus bebés gemelos Bruce y Brian. Los médicos les habían recomendado la circuncisión, una práctica aún muy común en el norte de EEUU, pero la operación de Bruce resultó nefasta. Al igual que el resto de detalles de la historia. Lo que ocurrió aún da lugar a agresivas disputas entre los implicados, pero lo que está claro es que el cauterizador eléctrico que utilizaron los médicos para llevar a cabo la intervención quemó su pene de manera tan severa que dejó el órgano completamente inútil.
La cirugía genital de reconstrucción aún era una ciencia 'en' 'pañales', y los expertos mostraron un gran pesimismo al respecto. Por ello, cuando meses después los desconsolados padres vieron por casualidad un programa en televisión, donde John Money defendía a capa y espada las nuevas y radicales teorías sobre la formación del sexo, les pareció que aquello podría arrojar un atisbo de luz en el oscuro mundo en el que se había sumido a su hijo. «Aseguraba que es posible que los bebés tuvieran un sexo neutral al nacer, un sexo indefinido, que se puede cambiar en el desarrollo de su vida», explicó más tarde Janet Reimer a John Colapinto, autor de un libro sobre este experimento titulado 'Tal como la naturaleza lo hizo'.
En las fotografías realizadas en aquella época, Money -entonces profesor de la Universidad Johns Hopkins de Baltimore, EEUU, donde sigue ejerciendo en la actualidad-representa la parodia de un sexólogo progresista, con bigote y cuello vuelto, una imagen ratificada además en sus escritos.
Este médico, educado en una familia religiosa y conservadora de Nueva Zelanda, se había sublevado para autodescribirse como un 'misionero del sexo', desvelando mediante respuestas asombrosas su defensa infatigable de los matrimonios abiertos y el sexo bisexual en grupo, su debilidad y preferencia.
Las afirmaciones más extremas de Money aprobaban, o al menos no condenaban, el incesto y la pedofilia, pero en el programa que Janet y Ron Reimer vieron en televisión no se mencionaron estos temas. Le escribieron una carta y él no tardó en responder.
El médico confiaba ciegamente en que Bruce podía ser educado como una chica. Desde una perspectiva experimental, Brian Reimer sería el individuo perfecto para hacer de control: su herencia genética era idéntica a la de su gemelo Bruce. La única diferencia es que uno podría ser educado como una chica, y el otro como un chico. El énfasis de Money en la educación por encima de la naturaleza encajaba a la perfección con el espíritu progresista de la época, sobre todo con el movimiento femenino, cuyos defensores aseguraban que el papel tradicional y social de la mujer no venía biológicamente definido.
«En cualquier caso, tras la guerra se produjo un cambio, que desmentía que la gente fuera biológica, innata e inherentemente lo que parecían ser», explica Lynne Segal, catedrática de Psicología y Sexo en el Colegio Birkbeck de Londres (Reino Unido). «Acabábamos de ser testigos del nazismo y de la idea de que algunas personas eran malas por naturaleza, como los judíos o los gitanos, entre otros, por lo que la fuerza del concepto de cultura y sociedad encajaba al dedillo con los ideales socialdemócratas». Los Reimer no entraron en este tipo de debates, simplemente querían 'salvar' a su hijo. «Yo admiraba al doctor Money como si fuese un dios», resumió Janet.
CASTRACIÓN.
Bruce Reimer comenzó su conversión a Brenda el 3 de julio de 1967. Los médicos del Johns Hopkins le practicaron una operación de castración y la piel restante se utilizó para crear una «fisura vaginal cosmética». Money envió a la familia de vuelta a casa con instrucciones muy estrictas. «Nos dijo que no habláramos del tema, que no le contáramos la verdad y, sobre todo, que jamás debería saber que no era una niña».
Las cosas fueron mal desde el principio. Janet Reimer recuerda que lo que ocurrió cuando le puso a Brenda su primer vestido, justo antes de que cumpliese los dos años. «Intentó arrancárselo, romperlo. Recuerdo que pensé: ¡Dios mío, sabe que es un chico y no quiere que le vista como a una chica!». A Brenda la atacaban constantemente en el colegio. Cuando orinaba de pie en el baño, la amenazaban con una navaja.
La decisión de si Money fue o no el culpable de todo aún es un tema de discusión. Algunos especialistas afirman que las técnicas de cirugía de reconstrucción de aquella época eran tan poco eficaces que el intento de convertir a Bruce en Brenda debería haber sido la última y más desaconsejable opción.
En público, Money aseguraba que el estudio «John/Joan» había tenido un éxito arrasador. «Este caso constituye un apoyo férreo a la mayor de las batallas de la liberación de la mujer: el concepto de que las pautas convencionales sobre el comportamiento masculino y femenino pueden alterarse», publicó 'Times,' en un artículo que disparó las ventas de la revista. Pero en privado, las cosas se le iban de las manos. Brenda necesitaba asistir con regularidad a una terapia con Money en Baltimore, en compañía de su hermano. Según relata Colapinto, aquello pronto degeneró en una especie de encuentros terroríficos que traumatizaron profundamente a los dos niños.
La muestra de «imágenes sexuales explícitas» a los pequeños resultaba fundamental, según las teorías del doctor sobre reasignación sexual. David Reimer (entonces Brenda) relató más tarde: «Money me gritaba, me decía que me quitara la ropa y yo no quería. Me quedaba quieto, y él me chillaba: ¡No! A mí me asustaba que fuese a darme una paliza, así que terminaba por desnudarme y quedarme inmóvil, temblando de pánico».
Entre los recuerdos más sombríos del niño, tras años de una total imposibilidad para hablar sobre ello, se encuentra el hecho de que Money supuestamente hizo a Brenda «ponerse a cuatro patas en el sofá de su oficina y obligó a Brian a colocarse detrás de rodillas y a frotar su entrepierna con el trasero de su hermana», algo que Money denominaba «ensayo sexual».
John Heidendry, que escribió recientemente una crítica en defensa del sexólogo, calificó esta acusación de «vergonzosa y ofensiva», asegurando que Brian sufría un síndrome de falsa memoria.
Cuando Brenda llegó a la adolescencia, la chica ya había intentado suicidarse al menos una vez. Se negó a que se le practicasen más operaciones pero aceptó, aunque de manera irregular, tomar estrógenos que favorecieran el desarrollo de sus mamas. El doctor John Money se fue alejando gradualmente de la vida de los Reimer, pero Brenda continuó en tratamiento psicológico.
Tras una de aquellas sesiones con un psiquiatra, en 1980, Ron Reimer recogió a su hija y, en vez de conducir de vuelta a casa, la llevó a una heladería, donde le contó toda la verdad. La suerte de la familia mejoró durante unos años. Brenda optó por un cambio de sexo a las pocas semanas de este encuentro. Gracias a los desarrollos de la faloplastia, ella, que tomó el nombre de David, se sometió a un proceso quirúrgico durante cinco años que le devolvió un pene reconstruido parecido a uno real, con sensaciones limitadas pero con capacidad para llevar una vida sexual.
A los 23 años conoció a Jane, una madre soltera con tres hijos, y no tardó en casarse con ella. En el año 2000, la historia de David se hizo pública. Pero su felicidad no duró demasiado ya que, por razones aún sin esclarecer, David y Jane terminaron por separarse.
Dos años más tarde, Brian Reimer (el gemelo que sirvió de sujeto control en los terribles experimentos de Money) se quitó la vida con una sobredosis de los fármacos que tomaba para tratar su esquizofrenia. Según parece, David se sentía responsable de su muerte, por lo que visitaba a diario la tumba de su hermano.
Aunque Colapinto asegura que David ganó muchísimo dinero con la publicación del libro, los que le conocían aseguran que su situación económica era penosa. En el club de golf donde se ofrecía a realizar sus pequeñas chapuzas, los miembros hacían una colecta y se la entregaban para que, al menos, pudiera comer.
Los amigos afirman que cayó en un estado de angustia total durante los pasados meses, después de que las acciones por valor de miles de dólares que había comprado en una inversión sufrieran una bajada descomunal.
EN CONTRA.
El mundo de la psicología aprendió del error de Money mediante un artículo escrito por un rival suyo, el doctor Milton Diamond, miembro destacado de la Universidad de Hawai (EEUU), que finalmente identificó a los que se habían hecho cargo del tratamiento de los gemelos.
Para Lynne Segal, la historia del experimento no inclina la balanza del debate entre naturaleza y educación hacia ningún lado. En su opinión, compartida por la mayoría de expertos, esta dicotomía es falsa.
Por su parte, John Money se abstiene de realizar comentarios sobre el tema, según ha explicado su ayudante personal al diario 'The Guardian'. «Sencillamente no hay ningún comentario que hacer», ha apuntado de manera tajante.
Gráfico (en PDF): Cómo se hace un mujer
La identidad de género está en manos de la genética
La literatura científica parece no apoyar la hipótesis del doctor Money. Precisamente, dos trabajos presentados durante el transcurso del congreso de la Sociedad de Endocrinología Pediátrica, celebrado en Boston(EEUU) en mayo de 2000, respaldan la teoría contraria y determinan que «las evidencias científicas apoyan que la identidad de género viene establecida por la biología por encima de la educación». De hecho, tal y como apunta William Reiner, psiquiatra y urólogo en el Centro Infantil Johns Hopkins (Baltimore, EEUU), «los niños que han participado en la investigación han demostrado que el género masculino se puede desarrollar no sólo con la ausencia de pene, sino también cuando se extirpan los testículos». En el trabajo participó un total de 14 niños que nacieron con defectos en sus genitales, como la ausencia de pene, debido a una malformación congénita.
Al parecer, los autores realizaron un seguimiento de estos menores y constataron que de los 14 niños genéticamente varones, 12 fueron intervenidos para convertilos en niñas. Sin embargo, los padres de estos menores relataron que su comportamiento a lo largo de toda la infancia fue masculino. Además, dos de los menores que no fueron sometidos a cirugía y que carecían de miembro tenían una actitud psicológica masculina. Según el especialista de Baltimore, «la controversia sobre la reasignación del sexo acaparó la atención hace tres años, cuando se da a conocer el caso del experimento 'John/Joan'. No obstante, los candidatos a este tipo de operación son muy pocos». De hecho, cerca de uno de cada 2.000 niños nacidos posee unos genitales ambiguos o estructuras reproductivas de ambos sexos y muy pocos sufren la ablación del pene. «La primera asunción errónea es que las relaciones sexuales son la cosa más notoria que realiza el ser humano y la segunda que el pene es el miembro más importante. Esto es una tontería. El cerebro es el mayor órgano sexual. Es él el que le dice al individuo qué hacer con el falo, la vagina o cualquier otra parte de la anatomía», ha insistido William Reiner. Este experto recuerda que la identidad de género «es complicada y que existen evidencias de que en ella interactúan muchos elementos».
Cuando los menores no se comportan según su sexo
En España hay más de 30.000 transexuales, de los cuales sólo 2.286 están diagnosticados, según un último estudio realizado por la Fundación para la Identidad de Género. Este organismo, que defiende la financiación estatal de las operaciones de cambio de sexo (una iniciativa que ya llevan a cabo la Junta de Andalucía y el Gobierno de Extremadura) estima que el coste anual de este tipo de intervenciones sería de un millón de euros. Sin embargo, la decisión de pasar por quirófano no puede tomarse a todas las edades. Miguel Fernández, psicólogo del Centro de Estudios de Salud Sexual, en Gran Canaria, explica que «existen unos criterios internacionales sobre cómo se debe tratar a los niños y a los adolescentes que se presentan en las consultas porque no se comportan de acuerdo con su género. De hecho, insiste que en el caso de los más pequeños se «debe ser muy cauteloso, porque la manifestación de un problema de identidad sexual puede deberse a un conflicto de orientación (homosexualidad o lesbianismo) o de identidad. Es decir, a lo mejor más adelante decide que es homosexual y no transexual. A esas edades, es muy difícil que un profesional sepa cómo se va a desarrollar el menor. Es más, lo que conocemos es que un 25% de estos niños será transexual y otro 25% homosexual». Por este motivo, los expertos se muestran en contra de dar cualquier tipo de tratamiento farmacológico en este sector de la población, aunque apoyan la necesidad de realizar un seguimiento de los más pequeños, así como de trabajar con la familia. En el caso de los adolescentes, «no se trata de realizar terapias masculinizantes o feminizantes. Si un chico descubre que quiere ser chica, o al contrario, intentamos que la terapia se encamine a detener el desarrollo de sus caracteres sexuales secundarios porque así, en un futuro, las soluciones que se adopten tendrán mejores resultados». Este psicológo recuerda que todo este proceso se realiza con la participación de los familiares. «En muchos casos los padres vienen desorientados y, sobre todo, no aceptan lo que está pasando, pero con la terapia y trabajo acaban comprendiendo todo». En nuestro país, no hay unidades específicas para niños o adolescentes, aunque sí las hay en Holanda y Reino Unido.
Estas ideologías totalitarias suelen hacer de las excepciones reglas: si una persona nace con el sexo equivocado, todos podemos cambiar de género a voluntad, puesto que la identidad sexual no es más que una construcción social. Y se quedan tan tranquilos... cuando lo que es realmente una construcción social, pura y aterradora ingeniería social, es lo que ellos pretenden. El 99,99% de las personas nacemos hombre o mujer, independientemente de con quien te apetezca echar un polvo. Que haya una tradición social de asignar roles a cada sexo, que la hay, no implica que cada sexo no traiga de fábrica características diferenciadas. Si la Naturaleza es sabia, estas características serán complementarias. Si no lo es, podemos jugar a Dios y crear monstruos, pero de buen rollito, eh, sólo para demostrar que la Naturaleza está profundamente equivocada, no se entera de nada y yo soy lo que me salga a mí de los cojones, que ahora he decidido que son un coño con un clítoris enor... eh... más grande de lo normal.
Y en serio: el empeño en mezclar sexo con género es una evidente trampa: del sexo no nos escapamos nadie, salvo ese mínimo porcentaje de personas que nacen malformados; mientras lo del género es ambiguo, relativo, volátil, cambiante al gusto... Una absoluta gilipollez y, en casos como vamos a ver, una aberración criminal.
FUENTE.
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PSICOLOGÍA
David no aguantó ser Brenda
OLIVER BURKEMAN/GARY YOUNGUE
Hasta hace unos años, el nombre de David Reimer no le sonaba a nadie externo a su círculo inmediato, y para cuando se suicidó el pasado martes en circunstancias desconocidas en su aldea natal de Winnipeg (Canadá), ya se había tintado de matices oscuros, los de un nombre que pertenecía a un peculiar vecino de 38 años, un hombre separado de su mujer que se ofrecía a hacer pequeñas chapuzas, antiguo trabajador de un matadero a quien le gustaba ir de compras a los rastrillos y hacer arreglos en su coche. De hecho, para alguien interesado en el desarrollo de la psicología entre los años 70 y 80, la historia de la vida de Reimer habría resultado vergonzosamente infame.
Bajo el nombre de Brenda, David Reimer fue un conejillo de 'indias' involuntario, junto con su hermano gemelo Brian (que se quitó la vida en 2002), en un experimento médico inicialmente muy famoso pero que se labró después una mala reputación, llevado a cabo por el médico de Baltimore (EEUU), John Money.
El destacado médico de EEUU intentó resolver, de una vez por todas, el peligroso debate entre naturaleza y educación y demostrar que el sexo de una persona es tan incierto al nacer que con un simple cambio en la práctica de su aprendizaje, junto con una sencilla operación quirúrgica, un chico podía convertirse en una chica mientras su hermano gemelo se desarrollaba en su cuerpo de hombre.
La idea era dividir en dos el mundo de la psicología sexual. Y tras 12 años de tratamiento traumático, seguido de otras dos décadas intentando reparar el daño causado, el ensayo llevó a David Reimer hacia su propia muerte.
«Fue una especie de lavado de cerebro», afirmó Reimer una vez para resumir su identidad masculina tras haber pasado su niñez como Brenda. «Daría cualquier cosa porque un hipnotizador lograra borrar todos los recuerdos de mi pasado. Es una tortura que no soporto. Lo que me hicieron en el cuerpo no es tan grave como lo que aquello provocó en mi mente».
ERROR MÉDICO.
Las raíces de la tragedia se remontan hasta 1965, durante una visita rutinaria de Janet y Ron Reimer al hospital, con sus bebés gemelos Bruce y Brian. Los médicos les habían recomendado la circuncisión, una práctica aún muy común en el norte de EEUU, pero la operación de Bruce resultó nefasta. Al igual que el resto de detalles de la historia. Lo que ocurrió aún da lugar a agresivas disputas entre los implicados, pero lo que está claro es que el cauterizador eléctrico que utilizaron los médicos para llevar a cabo la intervención quemó su pene de manera tan severa que dejó el órgano completamente inútil.
La cirugía genital de reconstrucción aún era una ciencia 'en' 'pañales', y los expertos mostraron un gran pesimismo al respecto. Por ello, cuando meses después los desconsolados padres vieron por casualidad un programa en televisión, donde John Money defendía a capa y espada las nuevas y radicales teorías sobre la formación del sexo, les pareció que aquello podría arrojar un atisbo de luz en el oscuro mundo en el que se había sumido a su hijo. «Aseguraba que es posible que los bebés tuvieran un sexo neutral al nacer, un sexo indefinido, que se puede cambiar en el desarrollo de su vida», explicó más tarde Janet Reimer a John Colapinto, autor de un libro sobre este experimento titulado 'Tal como la naturaleza lo hizo'.
En las fotografías realizadas en aquella época, Money -entonces profesor de la Universidad Johns Hopkins de Baltimore, EEUU, donde sigue ejerciendo en la actualidad-representa la parodia de un sexólogo progresista, con bigote y cuello vuelto, una imagen ratificada además en sus escritos.
Este médico, educado en una familia religiosa y conservadora de Nueva Zelanda, se había sublevado para autodescribirse como un 'misionero del sexo', desvelando mediante respuestas asombrosas su defensa infatigable de los matrimonios abiertos y el sexo bisexual en grupo, su debilidad y preferencia.
Las afirmaciones más extremas de Money aprobaban, o al menos no condenaban, el incesto y la pedofilia, pero en el programa que Janet y Ron Reimer vieron en televisión no se mencionaron estos temas. Le escribieron una carta y él no tardó en responder.
El médico confiaba ciegamente en que Bruce podía ser educado como una chica. Desde una perspectiva experimental, Brian Reimer sería el individuo perfecto para hacer de control: su herencia genética era idéntica a la de su gemelo Bruce. La única diferencia es que uno podría ser educado como una chica, y el otro como un chico. El énfasis de Money en la educación por encima de la naturaleza encajaba a la perfección con el espíritu progresista de la época, sobre todo con el movimiento femenino, cuyos defensores aseguraban que el papel tradicional y social de la mujer no venía biológicamente definido.
«En cualquier caso, tras la guerra se produjo un cambio, que desmentía que la gente fuera biológica, innata e inherentemente lo que parecían ser», explica Lynne Segal, catedrática de Psicología y Sexo en el Colegio Birkbeck de Londres (Reino Unido). «Acabábamos de ser testigos del nazismo y de la idea de que algunas personas eran malas por naturaleza, como los judíos o los gitanos, entre otros, por lo que la fuerza del concepto de cultura y sociedad encajaba al dedillo con los ideales socialdemócratas». Los Reimer no entraron en este tipo de debates, simplemente querían 'salvar' a su hijo. «Yo admiraba al doctor Money como si fuese un dios», resumió Janet.
CASTRACIÓN.
Bruce Reimer comenzó su conversión a Brenda el 3 de julio de 1967. Los médicos del Johns Hopkins le practicaron una operación de castración y la piel restante se utilizó para crear una «fisura vaginal cosmética». Money envió a la familia de vuelta a casa con instrucciones muy estrictas. «Nos dijo que no habláramos del tema, que no le contáramos la verdad y, sobre todo, que jamás debería saber que no era una niña».
Las cosas fueron mal desde el principio. Janet Reimer recuerda que lo que ocurrió cuando le puso a Brenda su primer vestido, justo antes de que cumpliese los dos años. «Intentó arrancárselo, romperlo. Recuerdo que pensé: ¡Dios mío, sabe que es un chico y no quiere que le vista como a una chica!». A Brenda la atacaban constantemente en el colegio. Cuando orinaba de pie en el baño, la amenazaban con una navaja.
La decisión de si Money fue o no el culpable de todo aún es un tema de discusión. Algunos especialistas afirman que las técnicas de cirugía de reconstrucción de aquella época eran tan poco eficaces que el intento de convertir a Bruce en Brenda debería haber sido la última y más desaconsejable opción.
En público, Money aseguraba que el estudio «John/Joan» había tenido un éxito arrasador. «Este caso constituye un apoyo férreo a la mayor de las batallas de la liberación de la mujer: el concepto de que las pautas convencionales sobre el comportamiento masculino y femenino pueden alterarse», publicó 'Times,' en un artículo que disparó las ventas de la revista. Pero en privado, las cosas se le iban de las manos. Brenda necesitaba asistir con regularidad a una terapia con Money en Baltimore, en compañía de su hermano. Según relata Colapinto, aquello pronto degeneró en una especie de encuentros terroríficos que traumatizaron profundamente a los dos niños.
La muestra de «imágenes sexuales explícitas» a los pequeños resultaba fundamental, según las teorías del doctor sobre reasignación sexual. David Reimer (entonces Brenda) relató más tarde: «Money me gritaba, me decía que me quitara la ropa y yo no quería. Me quedaba quieto, y él me chillaba: ¡No! A mí me asustaba que fuese a darme una paliza, así que terminaba por desnudarme y quedarme inmóvil, temblando de pánico».
Entre los recuerdos más sombríos del niño, tras años de una total imposibilidad para hablar sobre ello, se encuentra el hecho de que Money supuestamente hizo a Brenda «ponerse a cuatro patas en el sofá de su oficina y obligó a Brian a colocarse detrás de rodillas y a frotar su entrepierna con el trasero de su hermana», algo que Money denominaba «ensayo sexual».
John Heidendry, que escribió recientemente una crítica en defensa del sexólogo, calificó esta acusación de «vergonzosa y ofensiva», asegurando que Brian sufría un síndrome de falsa memoria.
Cuando Brenda llegó a la adolescencia, la chica ya había intentado suicidarse al menos una vez. Se negó a que se le practicasen más operaciones pero aceptó, aunque de manera irregular, tomar estrógenos que favorecieran el desarrollo de sus mamas. El doctor John Money se fue alejando gradualmente de la vida de los Reimer, pero Brenda continuó en tratamiento psicológico.
Tras una de aquellas sesiones con un psiquiatra, en 1980, Ron Reimer recogió a su hija y, en vez de conducir de vuelta a casa, la llevó a una heladería, donde le contó toda la verdad. La suerte de la familia mejoró durante unos años. Brenda optó por un cambio de sexo a las pocas semanas de este encuentro. Gracias a los desarrollos de la faloplastia, ella, que tomó el nombre de David, se sometió a un proceso quirúrgico durante cinco años que le devolvió un pene reconstruido parecido a uno real, con sensaciones limitadas pero con capacidad para llevar una vida sexual.
A los 23 años conoció a Jane, una madre soltera con tres hijos, y no tardó en casarse con ella. En el año 2000, la historia de David se hizo pública. Pero su felicidad no duró demasiado ya que, por razones aún sin esclarecer, David y Jane terminaron por separarse.
Dos años más tarde, Brian Reimer (el gemelo que sirvió de sujeto control en los terribles experimentos de Money) se quitó la vida con una sobredosis de los fármacos que tomaba para tratar su esquizofrenia. Según parece, David se sentía responsable de su muerte, por lo que visitaba a diario la tumba de su hermano.
Aunque Colapinto asegura que David ganó muchísimo dinero con la publicación del libro, los que le conocían aseguran que su situación económica era penosa. En el club de golf donde se ofrecía a realizar sus pequeñas chapuzas, los miembros hacían una colecta y se la entregaban para que, al menos, pudiera comer.
Los amigos afirman que cayó en un estado de angustia total durante los pasados meses, después de que las acciones por valor de miles de dólares que había comprado en una inversión sufrieran una bajada descomunal.
EN CONTRA.
El mundo de la psicología aprendió del error de Money mediante un artículo escrito por un rival suyo, el doctor Milton Diamond, miembro destacado de la Universidad de Hawai (EEUU), que finalmente identificó a los que se habían hecho cargo del tratamiento de los gemelos.
Para Lynne Segal, la historia del experimento no inclina la balanza del debate entre naturaleza y educación hacia ningún lado. En su opinión, compartida por la mayoría de expertos, esta dicotomía es falsa.
Por su parte, John Money se abstiene de realizar comentarios sobre el tema, según ha explicado su ayudante personal al diario 'The Guardian'. «Sencillamente no hay ningún comentario que hacer», ha apuntado de manera tajante.
Gráfico (en PDF): Cómo se hace un mujer
La identidad de género está en manos de la genética
La literatura científica parece no apoyar la hipótesis del doctor Money. Precisamente, dos trabajos presentados durante el transcurso del congreso de la Sociedad de Endocrinología Pediátrica, celebrado en Boston(EEUU) en mayo de 2000, respaldan la teoría contraria y determinan que «las evidencias científicas apoyan que la identidad de género viene establecida por la biología por encima de la educación». De hecho, tal y como apunta William Reiner, psiquiatra y urólogo en el Centro Infantil Johns Hopkins (Baltimore, EEUU), «los niños que han participado en la investigación han demostrado que el género masculino se puede desarrollar no sólo con la ausencia de pene, sino también cuando se extirpan los testículos». En el trabajo participó un total de 14 niños que nacieron con defectos en sus genitales, como la ausencia de pene, debido a una malformación congénita.
Al parecer, los autores realizaron un seguimiento de estos menores y constataron que de los 14 niños genéticamente varones, 12 fueron intervenidos para convertilos en niñas. Sin embargo, los padres de estos menores relataron que su comportamiento a lo largo de toda la infancia fue masculino. Además, dos de los menores que no fueron sometidos a cirugía y que carecían de miembro tenían una actitud psicológica masculina. Según el especialista de Baltimore, «la controversia sobre la reasignación del sexo acaparó la atención hace tres años, cuando se da a conocer el caso del experimento 'John/Joan'. No obstante, los candidatos a este tipo de operación son muy pocos». De hecho, cerca de uno de cada 2.000 niños nacidos posee unos genitales ambiguos o estructuras reproductivas de ambos sexos y muy pocos sufren la ablación del pene. «La primera asunción errónea es que las relaciones sexuales son la cosa más notoria que realiza el ser humano y la segunda que el pene es el miembro más importante. Esto es una tontería. El cerebro es el mayor órgano sexual. Es él el que le dice al individuo qué hacer con el falo, la vagina o cualquier otra parte de la anatomía», ha insistido William Reiner. Este experto recuerda que la identidad de género «es complicada y que existen evidencias de que en ella interactúan muchos elementos».
Cuando los menores no se comportan según su sexo
En España hay más de 30.000 transexuales, de los cuales sólo 2.286 están diagnosticados, según un último estudio realizado por la Fundación para la Identidad de Género. Este organismo, que defiende la financiación estatal de las operaciones de cambio de sexo (una iniciativa que ya llevan a cabo la Junta de Andalucía y el Gobierno de Extremadura) estima que el coste anual de este tipo de intervenciones sería de un millón de euros. Sin embargo, la decisión de pasar por quirófano no puede tomarse a todas las edades. Miguel Fernández, psicólogo del Centro de Estudios de Salud Sexual, en Gran Canaria, explica que «existen unos criterios internacionales sobre cómo se debe tratar a los niños y a los adolescentes que se presentan en las consultas porque no se comportan de acuerdo con su género. De hecho, insiste que en el caso de los más pequeños se «debe ser muy cauteloso, porque la manifestación de un problema de identidad sexual puede deberse a un conflicto de orientación (homosexualidad o lesbianismo) o de identidad. Es decir, a lo mejor más adelante decide que es homosexual y no transexual. A esas edades, es muy difícil que un profesional sepa cómo se va a desarrollar el menor. Es más, lo que conocemos es que un 25% de estos niños será transexual y otro 25% homosexual». Por este motivo, los expertos se muestran en contra de dar cualquier tipo de tratamiento farmacológico en este sector de la población, aunque apoyan la necesidad de realizar un seguimiento de los más pequeños, así como de trabajar con la familia. En el caso de los adolescentes, «no se trata de realizar terapias masculinizantes o feminizantes. Si un chico descubre que quiere ser chica, o al contrario, intentamos que la terapia se encamine a detener el desarrollo de sus caracteres sexuales secundarios porque así, en un futuro, las soluciones que se adopten tendrán mejores resultados». Este psicológo recuerda que todo este proceso se realiza con la participación de los familiares. «En muchos casos los padres vienen desorientados y, sobre todo, no aceptan lo que está pasando, pero con la terapia y trabajo acaban comprendiendo todo». En nuestro país, no hay unidades específicas para niños o adolescentes, aunque sí las hay en Holanda y Reino Unido.
A mí estas cosas me tocan los cojones, sí, los cojones... y sin cachondeo de hermafrodita ni ná... y se me dispara la mala leche (será cosa de la prolactina) qué carallo... valiente panda de energúmenos y encima avalados... dios... qué mala baba me entra...
ResponderEliminarEs que es terrible esto, India, hermafroditismos aparte. Esto es criminal.
ResponderEliminardiossssssssss vaya barbaridad....
ResponderEliminarUn espanto difícil de terminar de leer. No tiene que ver exactamente con esto pero algo sí, la película El huevo de la serpiente, de Ingmar Bergman. Experimentos que hacían con los judíos en los campos de concentración. Soy cero morbo, no me gusta ver ese tipo de cosas, pero en esta película viene a cuento. La película tiene que ver con el nazismo.
ResponderEliminarUn beso.
A mi me gustaría saber cómo llego al último psicólogo, el que dice que "... con la terapia y trabajo acaban comprendiendo todo». Qué maravilla poder comprenderlo todo ¿no?.
ResponderEliminarQué mundo loco, qué mundo loco.
Tomo nota de la peli, Fio, porque Bergman me encanta... tampoco me va el morbo, pero creo necesario que se conozcan estas cosas, sea nazismo sea salvajismo como el de la entrada de Descla... saber qué cosas no debieran suceder jamás... saber hasta dónde hay personas capaces de llegar...
ResponderEliminarPerdón el borrón... :)
ResponderEliminarHola Fioooooooo que no coincidimos jajajaja ¿que tá? (con permiso Descla)
ResponderEliminarUn lapsus... sorry...
ResponderEliminarHace ya tiempo vi un episodio de la serie "Ley y Orden (Unidad de Víctimas Especiales)" que estaba basado en la historia de estos hermanos. Por el rótulo del principio sólo sabía que estaba basado en hechos reales, pero no sabía los nombres auténticos ni que los hermanos se habían suicidado.
ResponderEliminarTe borro el borrón, India.
ResponderEliminarEn general: soy el primero que no asume pautas clásicas de comportamiento a un sexo determinado. La sociedad avanza y los humanos con ella, hay que adaptarse a los tiempos. Por supuesto que hay rol social en atribuir determinados comportamientos a cada sexo. Pero eso no implica que haya que negar la naturaleza y caracteres diferenciados.
Y al final tenemos estas monstruosidades...
Como que parece de ficción, Koti... pensaba en ello... en pelis como Saw o Cube...
ResponderEliminarJajajaja. Te borro el borrón, Carmela (como se nota que sois mujeres, jajaja).
ResponderEliminarGracias Descla, hasta luego
ResponderEliminarNo conocía ni la peli de Bergman ni la serie de Koti.
ResponderEliminarEste caso y un par más lo llevaba en mente sacarlos.
Chao, carmela.
ResponderEliminar"este caso y un par más" !!!!?
ResponderEliminarEn España tenemos uno que fue vanguardia e igualmente acabó en suicidio. La parte sexual no es tan escabrosa como este, pero el resultado final de experimentar para conformar una niña en este caso, acabó como suele: suicidio.
ResponderEliminarBueno, en el pueblo donde vivo, hubo un hombre que se automutiló los genitales... consiguieron recuperarle (físicamente)... pero acabó tirándose a la vía del tren...
ResponderEliminarPerdón, India, el caso del que hablo no fue suicidio: la madre acabó matando a la hija cuando esta se apartaba de su proyecto vital.
ResponderEliminarLo tienes aquí:
http://es.wikipedia.org/wiki/Hildegart_Rodr%C3%ADguez_Carballeira
Bueno, pero ese de tu pueblo es una persona enferma, no un experimento. Creo, vamos...
ResponderEliminarClaro... así, no es que no choque, pero al menos no era un conejillo de indias en manos de nadie... lo cual, lejos de tranquilizarme, me atormenta más... porque a él se le trata de enfermo y punto... pero a los experimentadores se les mira por sus diplomas, hagan las barbaries que hagan...
ResponderEliminarInterent anda mal por acá y se me corta todo el tiempo. Indiaaa,quiero saber la dirección del blog para leerte,supongo que los demás también,no?jajajaja
ResponderEliminarCarmela, siii,andamos desencontradas en la red.
Es que se mezcla todo... ¿Hay personas que nacen con el sexo equivocado? Sí, las hay. También las hay que nacen cojas, o subnormales, o cualquier otra tara.
ResponderEliminarPorque si todo el empeño de uno/a está en mutilarse para cambiar de sexo, parece claro que hubo error de nacimiento.
Lo que no puede ser es que como hay una muy pequeña proporción de estas personas, todos podemos elegir sexo según nos apetezca. O lo que es peor: que alguien decida por nosotros, a su gusto.
Jajaja. Fio, yo no sabía nada de eso, India borró... Jajaja, pillina, India, ¿qué ocultas?
ResponderEliminarEl caso de Hildegart fue muy famoso, pero por lo menos no hubo operaciones de cambio de sexo ni nada por el estilo. Precisamente lo que la madre quería era que la niña, siendo una mujer, se convirtiera en una "supermujer", eso sí, asexuada totalmente, y dedicada por entero a la causa política.
ResponderEliminarEl asunto de los roles y otras yerbas sociales enferma a mucha gente. Creo que más que avanzar al respecto hemos retrocedido y bastante gracias a la religión. El sexo que no sería más que otra de las tantas actividades humanas se volvió el centro de atención con fines de control social. Se lo prohibe, se lo cuestiona, se lo pauta, se lo ordena,etc...
ResponderEliminarHace algún tiempo vi un documental en televisión sobre los casos de errores de asignación de sexo a bebés recién nacidos, en aquellos casos en los que los órganos sexuales externos están atrofiados o poco visibles. Era de horror, porque enseñaba que sólo en EEUU había miles de personas a las que se les había atribuído en el momento del nacimiento un sexo que no era el suyo. Ahora el problema está resuelto con los análisis de ADN, pero hasta que éstos no sean ultrarrápidos y baratos seguirá habiendo equivocaciones.
ResponderEliminarEl comentario de India, decía que había colaborado en un blog sobre la Trilogía de Auswitz de Primo Levi. Siiii, soy una buchonaaaa India,jajajajaja.
ResponderEliminarJajajaja, Fio e India, jajaja.
ResponderEliminarSí, Koti, lo de Hildergard no fue tan escabroso a nivel sexual, pero nos plantea de nuevo quién coño es una madre para decidir que su hija sea una supermujer: " Aurora urdió un plan con todo lujo de detalles: daría a luz a una mujer que guiaría a España a un nuevo orden social"
Fio, creo que el problema empezó en cuanto se descubrió la relación entre sexo y reproducción, aún en la prehistoria. El hecho de que las mujeres tuvieran el control del sexo y por ello el "poder" de la reproducción podía implicar una sociedad matriarcal que, como todos sabemos, se puede llevar hasta el totalitarismo más radical si se quiere.
ResponderEliminarKoti, pero ahora eso es más fácil: eso mismo: con ver si genéticamente es macho o hembra, asunto arreglado.
ResponderEliminarDescla, era un momento en el que las feministas estaban en alza, y era de esperar que a alguna se le fuera la olla con un proyecto semejante.
ResponderEliminarPues yo creo que el problema del que habláis lo están creando. Cada sexo se adaptó a su rol biológico y eso conllevó generalizaciones inevitables, pero tan estúpido hubieses sido poner a las mujeres a cazar, como poner a los hombres a cuidar bebés.
ResponderEliminarIgualmente la evolución de la sociedad y sobre todo la tecnología, libera a mujeres de la esclavitud de la cueva (un ama de casa con dos horas diarias lo tiene todo hecho)y las mujeres exigen, muy razonablemente, espacios sociales: tienen tiempo libre que antes no tenían, así como el que estaba tirando de un arado no tenía y ahora con un tractor tiene.
Pero cuando se mezcla lo del género, la génera, y la tradicional opresión de los hombres, se nos va todo a un sumidero de mierda.
Si, pero en el documental aparecían los testimonios de docenas de personas mayores de 30 años (por entonces), que no habían tenido a su alcance el tema del ADN y habían tenido que crecer aparentando un sexo que no era el suyo. ¡Cuántas historias desgraciadas!
ResponderEliminarSi lo de Hildergard yo lo disculpo más por su contexto histórico. Más que lo de Brenda, quiero decir.
ResponderEliminarPero cuando se trata de niños, experimento de ingeniería social con gasesosa.
Bueno, eso fue una putada, Koti, pero la ciencia llegaba hasta donde llegaba.
ResponderEliminarAcerca de la película "Mi hija Hildergart" sobre el tema:
ResponderEliminarLa vida de Hildegart Rodríguez Carballeira (Madrid, 1914-1933) es la crónica de una existencia excepcional por su brillantez, por su creatividad y por su trágico final.
Su madre, Aurora Rodríguez Carballeira, de origen gallego y situación económica acomodada, se establece en Madrid a comienzos del siglo XX. Fue una mujer fría y calculadora pero con ideas vanguardistas para su época, por decidir ser voluntariamente madre en solitario y educar a su hija de forma que fuera el prototipo de una nueva mujer, una mujer liberada a la que ningún hombre hiciera sombra y educada para actuar como símbolo del fin de la opresión contra la mujer.
Con apenas tres años ya sabía escribir con ortografía, aprendiendo simultáneamente inglés, alemán y francés, que se le iban enseñando al mismo tiempo que la perfección del castellano. Su vida estuvo programada por su madre para ser una defensora del proletariado, animada por ideales solidarios. A los trece años se la veía terminar el bachillerato y continúa sometida a una intensa educación intelectual, a los 14 años ingresó en las juventudes del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y en el sindicato Unión General de Trabajadores (UGT). A fines de 1931 determina estudiar Derecho, terminando rápidamente la carrera a los dieciocho años. En 1932 ingresa en el Partido Republicano Federal y fue nombrada secretaria de la Liga para la Reforma Sexual. Eran ya los tiempos finales de la Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930) y el comienzo de la II República Española (a partir de abril de 1931). Conseguido el título de abogada pretende seguir Filosofía y Letras y emprender Medicina, que estaba terminando exitosamente, ante el asombro de los profesores, cuando muere asesinada mientras duerme por su propia madre a los dieciocho años.
El caso de Hildegart, conocida como La Virgen Roja, fue extremadamente famoso en su época. Maravilló tanto como horrorizó a la sociedad de su tiempo, por su compromiso político (primero en el partido socialista y más tarde en el Partido Republicano Federal) y por sus avanzadas ideas sobre la liberación sexual.
La relación entre madre e hija comenzó a enturbiarse justamente con esta vida social de la hija, siempre acompañada por Aurora. Hildegart realiza varias carreras (no puede ejercer la abogacía por no haber alcanzado la mayoría de edad), publica folletos, libros. En sus trabajos predominan los temas políticos y, sobre todo, lo relacionado con sexualidad y limitación de los embarazos. Planea siempre la duda de qué es debido a la madre y qué a la hija. Resulta llamativa la atención a la sexualidad y las intenciones pedagógicas y reformadoras en ese campo por parte de una mujer madura que manifestaba su repugnancia hacia la intimidad física con los varones y una joven apenas salida de la adolescencia y a la que su madre impedía cualquier proximidad fuera de su vigilancia con personas del sexo opuesto. Un autor inglés escribió sobre aquella Virgen Roja que pretendía la revolución total en las costumbres sexuales y que sin embargo se comportaba como una señorita decimonónica, yendo madre e hija juntas a todas partes, vestidas frecuentemente de negro.
(Wendy me manda mail: que no puede comentar, no sabemos por qué. Pego su comentario).
ResponderEliminarLeyendo estas aberraciones "la Naranja Mecánica de Kubrick" se podría quedar en un cómic.
Se supone que estos conflictos tendrían que acompañar a la raza humana desde su origen, no hace falta que nos remontemos tan atrás, no recuerdo que entre mis compañeros de colégio, instituto o facultad hubiesen niños con estos problemas, siempre ha habido homosexualidad pero ¿tanta confusión? no lo creo, creo que la sociedad, etc, etc tiene que ver mucho en ello.
Sin ir más lejos en uno de los realitys de T5, una de los concursantes ha confesado ser transexual ante toda España, todo perfecto, lo que no me parece normal es que se de tanta publicidad y que a partir de ahora haya que tratarlo como con más respeto y admiración, como si fuese hecho una heroicidad.
Flipo mucho con todo esto.
Besos.
Te parece Koti?.Les dejo un enlace del blog de una chica argentina que es antropologa,su blog es muy interesante. Tiene entradas sobre antropología y arqueología que me gustan mucho. Soy una ignorante de estos temas y aprendo leyéndola a ella y a Uds. también ,claro está.
ResponderEliminarhttp://mujeresimposibles.blogspot.com/2011/05/los-pijazos-no.html
Fiorella: mezclar antropología y género, que es lo que está ocurriendo hace tiempo, es como mezclar antropología con religión.
ResponderEliminarUn artículo sobre la división sexual del trabajo de aquella periodista de la que te hablé una vez: http://findesemana.libertaddigital.com/la-division-sexual-del-trabajo-1276238966.html
ResponderEliminarLuego escribió otro a continuación en el que desarrollaba la idea de que, aunque ya en la prehistoria se viera que las mujeres podían llevar a cabo actividades duras y arriesgadas, la sociedad no vio conveniente que lo hicieran porque la supervivencia del grupo dependía de que ellas no corrieran más riesgos de los necesarios
Me voy a comer. Besoooooos.
ResponderEliminarQué espanto!
ResponderEliminarMe imagino lo que habrá sufrido la criaturita...
Un horror.
Fio, no soy ninguna entendida en el tema. He leído lo que he podido y ya está. Me interesa la antropología, pero no sé mucho. También me temo que en muchas ocasiones los antropólogos han estado condicionados y manipulados por las ideas políticas dominantes.
ResponderEliminarKoti, voy a leer eso.Descla. Ud. dice que la chica mezcla?.No, la mezcla la hace cada quien como le guste,si es que le gusta mezclar. Me refiero a sus posteos como antropóloga,luego se podrá o no compartir el resto de la entrada,eso ya es otro asunto, me resulta interesante lo que encuentra, lo que lee.
ResponderEliminarKoti, sin duda alguna, tenés razón en eso de los condicionantes y manipulaciones varias. Si,hay que leer y buscar, más lo hago y cada vez se menos,jajajajaja.
ResponderEliminarNo, Fiore, no leí aún a la chica. Lo dije por la dirección de la charla.
ResponderEliminarIba en la linea de lo que dice Koti, Fiore.
ResponderEliminarHola Descla....
ResponderEliminarya se ha olvidado de mí?
una se va un tiempito....y ni la hora le dan cuando vuelve...
=,(
Besos, Nina, jaja, que me pillaste a medio comer.
ResponderEliminarMangia che ti fa bene!
ResponderEliminarMa gavte la nata.
ResponderEliminarDescla. ud vaya en la dirección que le parezca, yo lo sigo,jajajajaja
ResponderEliminar¡A las mariscadas, Fio, a las mariscadas!
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=nfnz8R4yULc
Por lo visto en ese video,las mariscadas es como irse a comer un asadito por acá,no?.Claro, uno se lo puede comer en familia o comérselo con cierta gente de influencias,jajajajaja.
ResponderEliminarVeo en el video, a Cayo Lara y a un fulano que no sé quien es.Luego veo al de UGT con ese señor a la mesa,quién es?
ResponderEliminarFio, el que te resulta desconocido y con cuya cara se cierra el vídeo es un teniente de alcalde del ayuntamiento de Sevilla, de Izquierda Unida, Antonio Rodrigo Torrijos.
ResponderEliminarEstá imputado en un caso de corrupción, acusado de cuatro delitos: maquinación para alterar el precio de las cosas, prevaricación, fraude y exacción ilegal de funcionarios públicos y un delito societario.
Preparó un concurso público amañado para que la constructora malagueña Sando se hiciera con los terrenos de Mercasevilla, sociedad pública participada por el Ayuntamiento de Sevilla y el Ministerio de Hacienda.
Los del partido de Torrijos son los que se consideran la izquierda pura y se permiten criticar al PSOE.
Ahhh,gracias Koti. Cuesta entender algunas cosas. Por ejemplo, que siendo imputados no dejen el sillón, acá pasa, no estamos a salvo de corruptos,como en todas partes. Peroooo, en otras épocas, al menos tenían la descencia o como se le guste decir, de dejar el cargo ante la menor duda y no esconderse en sus fueros parlamentarios o fueros municipales=ayuntamientos para uds.
ResponderEliminarEsto parece el guión de una película de terror...
ResponderEliminar¿Como se puede ser tan bestia?
Tanto los padres como los médicos deberían estar en prisión...
Salud
El cerebro ya tiene sexo desde los primeros meses, desde que le llegan chorros de andrógenos o estrógenos, depende. Y con eso vienen las diferencias, normal. Otra cosa es que, por la Ley del Péndulo, nos vayamos a los extremos, que ideologicemos lo que debería ser simple ciencia para reivindicar fantasías.
ResponderEliminarEs también muy indicador que a ese doctor majara la apeteciera -como adulto- la bisexualidad y los cambios de rol en la cama. Bien está que se aparee como le dé la gana, pero es espantoso que sus gustos los quiera hacer pasar por ciencia biológica y encima experimente.
Y que las extremofeministas se agarren a la seudociencia para justificar sus deseos: ¡castrati, castrati, tuti castrati!
Y si hacemos caso a la dudosísima cantidad de treinta mil trans que dan los interesados subvencionados, en claro contraste con los diagnosticados (dos mil y pico) te quedas perplejo por lo que dijeron.
ResponderEliminarEn efecto, los transmaricabollos pedían que por unos poquitos de ellos que había el resto, osease nosotros, los cuarenta y seis millones restantes, que NO declaráramos el sexo en el DNI. Mundo al revés.
Me equivoqué de entrada y creyendo que era la última en la anterior colgué este anucio, que ahora traigo tambien para ésta entrada: os comunico que Guinda TIENE!!! Blog: http://desdemiguindo.blogspot.com
ResponderEliminarMe parece mas que horrible, no encuentro calificativo para esto.
ResponderEliminarEl medico de terror, pero lo que menos entiendo es a los padres!!! como permitieron, como !!! no puedo entenderlo, y la madre de la "supermujer" otra pirada!!!
Dejen a los niños ser niños y que su vida siga el rumbo que deba seguir!
Hacer experimentos de esta manera, ahi queda demostrado lo que somos, la especie humana.....
ya no entiendo nada.
Fiorella, ya le contestó Koti. Añado que en España comer marisco es sinónimo informal de rico.
ResponderEliminarGenín: el médico seguro que al talego. Los padres... yo qué sé, se ve que buscaron lo que creyeron mejor soluciíon. Pero al sicólogo al talego con él y que jamás pueda volver a ejercer.
Frankie, te borro el pegote. Efectivamente: el igualitarismo acaba siendo la dictadura de las minorías: "como yo soy un engendro, todos engendros".
Lo mde confundir ciencia con deseos personales se da bastante: yo soy bisexual, todos bisexuales y lo justifico científicamente. Justamente en antropología, que hablábamos antes, hay una escuela de antropólogas feministas totalmente deliradas. Confunden intencionadamente, no puede ser de otra manera, lo que ellas quisieran que hubiera sido con lo que los datos apuntan que fue.
Carmela: pues vamos a ver a Guinda.
Cheli: Qué más puedo decirte... El sueño de la razón en demasiadas ocasiones produce monstruos.
Lo de Hildergard no deja de ser gracioso: experta en sexualidad... virgen.
Estoy viendo "La mujer del anarquista" en la 1.
ResponderEliminarPuede haber aún algo peor que el cine español de la Guerra Civil: el cine español de la Guerra Civil dirigido por una francesa.
Insuperable: la mujer del anarquista va con abrigo de pieles en el Madrid rojo donde llevar un buen gabán era ir pidiendo que te matasen.
Saltos de cama de seda y un Boticelli en la cabecera de la cama. Es super mona la peli, o sea.
Bueno, por lo que leo, hay algo más que un cambio de sexo porque los experimentos fueron más allá de la propia operación.
ResponderEliminarA los malos médicos o psicólogos les temo, y a los experimentos con niños también.
Ya que hablasteis de películas creí que Fiorella conocería XXY, una película argentina rodada en Uruguay, sobre una chica (por su apariencia) intersexual, de sexo no definido y que tiene un cromosoma extra. La película es algo dura por momentos pero se deja ver bastante bien. No tiene que ver con este caso, porque aquí no se nace con un sexo diferente, pero si con el sufrimiento de quien no sabe en donde ubicarse.
Bicos denait.
Hola Blue, no la ví,pero si la conozco la película XXY, está en DVD para alquilar. Leí sobre el caso en cuestión. Era una adicta al cine y hace tiempo que no veo películas. Creo, si no me equivoco,que trabaja Darín,no?.Bicos
ResponderEliminarBuenos días.
ResponderEliminarNo he visto esa peli, Blue. Pero por triste que sea el caso de esas personas, volvemos un poco a lo que ha dicho Frankie: una minoría con taras no puede pretender que todos seamos tarados. Por supuesto que la sociedad debe tener mecanismos de ayuda para cualquier enfermedad, lo que es surrealista es que esa situación anormal degenere en que anormales somos todos. En ningún momento hablo de orientaciones sexuales.
Un ejemplo sencillo: las personas que nacieron cojas exigen que ser cojo sea reconocido como una opción. Nos llevaríamos las manos a la cabeza.
Verdaderamente espantosa esta historia.
ResponderEliminarsaludos
Buenos días:
ResponderEliminarNo hay nada más temible que una persona con un ego desmesurado y una total falta de escrúpulos. Si además están en una posición de poder, de autoridad, cualquier barbaridad hacia otros es posible, y es aún más horrible cuando se trata de niños.
En la misma época y contexto (y quien sabe si ahora, que ante situaciones desesperadas se toman decisiones desesperadas), yo habría hecho igual que los padres de estos gemelos, creer ciegamente en el "especialista" que me promete una solución.
Ah, ya he visto que Carmela dio aquí el "chivatazo" de mi blog, jaja!
Hola, Txema. A mí lo que me aterra es la bula que tienen estas cosas catalogadas de políticamente correctas. No hubo ninguna consecuencia para el sicólogo. Nada.
ResponderEliminarGuinda: a mí me pasa lo mismo. Unos padres incultos confiarán ciégamente por salvar a su hijo. Si además les convence un "doctor" de que tanto da chica que chico, que eso es cosa de "educación" nada más...
Pienso como tú y Guinda, Descla y no me siento capáz de juzgar la decisión de esos padres, pero sinceramente a ese "doctor" lo enviaba al paredón directamente.
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