La porno de octubre: un modelo clásico de seducción.

Advertencia: esta entrada es sólo para hombres. Si alguna mujer, contradiciendo la norma, lee esta entrada, que no me venga con reclamaciones.

Queridos amigos del bosque ibérico: hoy vamos a seguir el proceso completo de un modelo clásico de seducción, tácticas que parecen no pasar de moda y siempre arrojan buenos resultados proporcionales en los siempre inciertos lances del amor y el sexo. Para disgusto de las feministas el esquema que traeremos, el que tenemos,  es el tradicional en el que el macho lleva la iniciativa y la hembra se deja querer, mimar, y cobra en cariño y atenciones su disponibilidad sexual. 

La particularidad de este cortejo, uno más en el eterno juego del cortejo, es la rapidez con la que el casanova de turno consigue sus propósitos. Tomen buena nota los aprendices de galán de cómo se deben hacer las cosas. Llamaremos a nuestro casanova "Federico" por ponerle un nombre. A ella le llamaremos "María Cristina", por aquello de que suene principesco.

Observen la secuencia horaria en cada foto: es impresionante como se lo curra este fenómeno, la rapidez con la que consigue, tras un plan perfecto, meterla en caliente, esto... perdón: quise decir consumirse en las llamas del amor.

1º) Federico prepara el plan: una invitación a cenar es media partida ganada o partida entera perdida: si te la aceptan está claro que hay predisposición a la oferta. Pero Federico no deja nada al azar y él en persona comprueba que el restaurante y plato elegido tenga el necesario toque seductor:

2º) Tras comprobar lo idóneo del sitio y la carta, Federico va a recoger a la presa, esto... quise decir a su amada.

 3º) E la nave va... Llegada al restaurante y mirada aprobadora (¿quizás un tanto deslumbrada?) de María Cristina.

4º) - ¿Te sirvo más vino?

- ¿Me quieres emborrachar?

- Quizás... para hacerte cosas lindas.

- Jajaja. Qué tonto, para eso no me hace falta estar borracha...

(Vale, llegó la señal, la esperada y temida señal que te crea dolor de estómago: ahora mismo si no le entro soy imbécil, y si le entro y me pega el corte quedo yo de imbécil... Me cago en la puta qué difícil es siempre esto).

5º) ¿Qué mejor después de cenar que dar un paseo? Un paseo hasta un sitio apartado...

6º) "Los cobardes no follan, los valientes a veces tampoco, pero por probabilidad más vale ser valiente: tocan a degüello, hay que entrar a saco, no se harán prisioneros, ni se pedirá clemencia ni se concederá..."

Sí, todo eso lo sé, piensa Federico, pero al tiempo duda en el método de ataque: ¿le tiro morreo directo?, ¿inicio contacto táctil a ver qué tal la respuesta?, ¿me dejo de mariconadas y le digo que me muero por follármela? Qué difícil es siempre esto.

Adivinen cuál de las tácticas de ataque ya frontal usa Federico (lo de "frontal" es metáfora):

7º) Bueno, usase la que usase parece que no pilló gran disgusto María Cristina... Aunque con mujeres nunca se sabe, están todas locas, etc.

8º) Esto ustedes ya lo conocen, supongo que en sus diferentes versiones: 

*Ahhh, ahhh.

*Dime cosas sucias.

*Date prisa que tengo que llevar a los nenes al cole.

*Qué ojos más bonitos tienes (en tus ojos estoy pensando ahora, sí, en eso precisamente).

*Hostia, qué bien estoy en tu coño.

*La que se les ocurra, que en esta franquicia damos libertad al personal.

 9º) Comprueben la secuencia horaria y descubran como Federico en 10 minutos ha pillado cacho con la fórmula clásica: cenita y polvete. 

Ejem... Faltaríamos a la verdad si no dijésemos lo que exclamó María Cristina al final de esta secuencia:

- Eso de que te has corrido ya, ¿será una broma, verdad?

Pero, caballeros, lo que va delante va delante, y el crack de Federico ni juegos previos ni mierdecillas de esas: directo a meterla en adobo, como toda la vida antes de que surgiesen todas esas tonterías de manuales para la sexualidad.

Por si alguien no conocido recala por aquí: animus iocandi, que quiere decir que el propósito de esta chorrada es reírnos y para eso caricaturizo la situación. Aunque viendo a Federico casi que quedaba mejor la otra que me sé: Veni, vidi, vici.