1 de mayo, San José Obrero.

Mi compromiso con un sindicato pequeño y combativo me obliga a ir a desfilar el primero de mayo. Miro el santoral para escribir el título de la entrada y veo, curioso, que el 1 de mayo es San José Obrero. No sé qué sería antes, si el huevo o la gallina, conozco de sobra la historia de los anarquistas de Chicago, desconozco cuando se instauró el san José en esta fecha.

De camino he quedado con 2 compañeros, uno de ellos ya aparece con la lata de cerveza en la mano. Joder, está claro que esto ya no se lo cree ni el que lo parió, pero aparecer ya con descaro con la cerveza, dejando claro que se viene de fiesta por y para la fiesta, me resulta impudoroso. Echo mano de mi capacidad de ser hipócrita y decido no enfiestarme hasta acabar la procesión. Llegando al punto de partida de la procesión, los inefables ugeté y comisiones ocupan la cabecera del desfile. Se les ve contentos, normal... lo están haciendo tan bien. Habrán vendido a unos cuantos miles de obreros la semana pasada, habrá sido una semana especialmente fecunda en traiciones, pactos con el capital y subvenciones recibidas por ser tan cerdos y tan vendeobreros, por eso estarán contentos, de revolcarse en su propia mierda. La culpa de los obreros que les votan; ellos, los ugecocos, hacen lo que todos: pillar cacho. Hijos de puta, ellos y los obreros que los sustentan en la poltrona.

Ocupamos nuestro sitio en el desfile. Esto va a ser un coñazo y además hace calor, decido jugar a las miraditas con alguna que se preste, así se me pasará mejor el rato. Hay una política morena que está buenísima, pero se hace la total inaccesible al juego visual. Sabe de sobra que la miran y se le nota que escanea el ambiente, pero no detiene la mirada en nadie, no da pie a jugar. Tras un corto estar de oferta, una mamá rubia de culo perfecto embutido en unos Levi's, acepta mi oferta y nos vamos mirando así como quien no quiere que se note y sí quiere que se note a la vez. Me gusta realmente esta mamá: se muestra muy cariñosa con la niña de bucles rubios que lleva de la mano, se muestra igualmente cariñosa con la señora mayor que cierra la terna que componen, sin duda su madre, aunque esta no es rubia. Se me pasa la procesión de puta madre mirándome con la mamá. Sonríe a su hija y a su madre, a mí no: a mí me mira muy seria, a veces aguanta la mirada un segundo o dos de más y a mí me da algo en el estómago en esos momentos. Descubro a la niña mirándome descarada y sonriendo, pienso que ha descubierto lo que nadie de mis compañeros con los que voy charrando ha visto: que me estoy timando con su madre. Si es que son brujas desde pequeñas. Me molesta un poco y así se lo repruebo con la mirada, cuando hace a la niña coger una bandera republicana y posar para una foto. No me toquen los huevos: lo mismo me habría molestado que lo hubiese hecho con una bandera con el aguilucho o cualquier otra: me molesta que intoxiquemos a la infancia con nuestras mierdas de nuestro podrido mundo de adultos. Ante mi mirada reprobatoria expresa gesto facial: levanta las cejas con expresión risueña y yo leo: "me importa un pepino lo que pienses, yo soy así de megarepublicana y estoy convencida de la bondad de mis ideales". Le contesto con la expresión, también risueña: "me gustas hasta cuando te pones cabezona perdida". Al final de la procesión la mamá no se queda al discurso, la niña le tironea para irse y se van. La mirada de despedida es la más larga e intensa, la expresión enigmática de su rostro es para comérsela a besos. Muchas gracias, preciosidad, convertiste un tostón en un rato muy agradable.

¿Por dónde íbamos? Ah, sí, por la lucha obrera y esas cosas. Un par de compañeros me comentan durante el desfile lo mismo que pienso yo: que esto no se lo cree ya nadie, que están aquí porque hay que estar y que mira, ya que estoy nos vemos un rato, que en todo el año no te he visto. Yendo delante las masas de ugeté y comisiones, detrás del desfile quedamos lo pintoresco, hay hasta saharauis vestidos de beduinos reivindicando no sé qué (la independencia del Sáhara, supongo), con fotos de la buitre de la Aminatou. Los muchachos de la ceneté, rastas, piercings y mucha vestimenta negra (Dios mío, si Durruti viera esto...), se paran, provocones, delante de los grupos de policías mazas y les corean consignas viejas y alguna nueva. Puta pena, cómo ha acabado el anarquismo, la fuerza ideológica que ha conseguido la inmensa mayoría de los avances obreros, cosa que desconoce el populacho y todo se lo conceden al comunismo.

El discurso de fin de procesión de puta pena. Producto de los tiempos, discurso más feminazi que obrerista. Está aún desierto el premio de 4.000 chapas para quien demuestre que por el mismo idéntico trabajo, mismas horas y misma categoría, un hombre cobra más que una mujer. Pero a estos les da igual la realidad, viven en la consigna. Si al menos se pusieran de acuerdo...: tanto dicen que los hombres cobran un 29% más por el mismo curro, que un 13%, que un 7%... A buenas horas iba el capital a contratar hombres si pudiera pagar menos por el mismo trabajo hecho por mujeres. 

La fiesta, buena, para eso hemos venido, a beber y a vernos un rato los que sólo nos vemos en estos eventos. Me hubiese gustado que estuviese la mamá, joder, qué reguapa la veía.  

El Desclasado ha hablado y ayer desfiló.