viernes, 30 de abril de 2010

Albóndigas con canela.

Tengo que hacer una gestión en Alicante, allí voy.
Madrugón. Llego a Alicante: luz, mar, palmeras, gente por la calle, un algo cercano a lo tropical. No consigo aparcar por el centro. Nada, no hay forma, están todos los parquings completos, me doy cuenta cuando bajo por la rampa que entra en uno, la barrera bajada y el tíquet sin salir, aprieto el botón de información, comunico que no sale tíquet y la voz metálica de la caja, habrá un enanito dentro, me contesta: "¿pero no ha visto el cartel de completo? Me cago en la mar: subir marcha atrás, de culo, rampa pronunciada con curva, doy gracias a Dios en estas circunstancias por no haber nacido chica. (Bibiana, lo retiro, ha sido una broma tonta, no me lleves a reeducar, reconozco que las mujeres conducen mil veces mejor, dos mil si hace falta. Y saltan más alto, mean más lejos y todo lo hacen más mejor. No me encierres, te lo suplico, me arrastro). A la fuerza ahorcan y aprendo a mirar el cartel antes de dejarme engullir por la boca del garaje, lo que me sirve para ver que todos están completos. ¿Pero qué pasa en esta bonita ciudad? ¿Siempre es así o me ha tocado el día mágico? Me empiezo a poner nervioso y lo canto conduciendo ojo avizor a posibles sitios:

Me estoy poniendo de los putos nervios,
de los putos nervios,
de los putos nervios.
Me estoy poniendo de los putos nervios
y me voy a cagar en san Dios.
(Letra: Desclasado. Música: desconocida, pero suena a algo familiar).

Pájaro que canta, algo tiene en la garganta.
Hora y cuarto, llevo hora y cuarto intentando aparcar. Le he dado dos vueltas al castillo, he subido y bajado por un número incierto de luminosas avenidas que van a parar al mar, he visto tías feas, guapas, desagradables y morbosas, sin estamparme contra una farola, me estoy poniendo de los putos nervios, de los putos nervios, de los putos nervios y mis oraciones consiguen un hueco para aparcar.
Me atiende una funcionaria fea y desagradable en lo personal, en el trato, pero que combina una tremenda efectividad en lo laboral. Muchas gracias, señora. Me comenta a mi pregunta, que los jueves es no sé qué de día de mercado y se pone imposible aparcar. 

Son las 10:30 y tengo el día por delante de gratis para mí, gastos pagados. Me ha agobiado la ciudad y en plan anuncio "¿te gusta conducir?" y conducir me gusta mucho, decido adentrarme en el interior de la provincia. Me gusta la naturaleza toda, pero el rollo playero de camareros folla guiris lo repelo. Me gustan las playas...desiertas. Va, menos excusas, Desclasadín, y vámonos p'al monte. Mapa Michelín en ristre, veo alturas atractivas salpicadas de pequeños pueblos en "Sierra Mariola", al Norte de la provincia.  Estuve enamorado de una Mariola blanquita, pecosa y casi pelirroja, cuando tenía 20 años, que no me hizo ni puto caso, bien está que ahora me vengue y penetre hasta el fondo de esta nueva Mariola, remedo subconsciente de aquella. Gano altura rápidamente por carreteras de curvas reviradas. Coche de alquiler, le doy caña en plan macarra veinteañero, como cuando pensaba más con la polla que con la cabeza. Ahora ya soy un tío casi equilibrado: pienso mitad con la polla, mitad con la cabeza. El "casi" viene determinado porque mi cabeza suele consultar con mi polla, pero aquella en cambio no atiende a razones, el pequeño animalillo ese va a su puta bola, yo ya no sé qué hacer con él, me ha salido maleducado y a ese no lo arreglan ni con educación para la ciudadanía. Empieza en las curvas a derrapar el coche, guápamente, me sube la adrenalina, tengo la máquina controlada, no teman. Una furgoneta que aparece en una curva me corta la macarrada. No ha habido peligro cierto, pero el toque de atención ya me sirve. Hale, va, vamos a dejar de hacer el imbécil que si me mato yo aún le tangaré el pasaje en la barca a Caronte, pero si mato a alguien, haciendo el gilipollas, la culpa me comerá. Jódete, polla, que ha dominado la cabeza en este lance. Ahora soy un turista tranquilo, relajado, que disfruta del paisaje, algo que yendo rápido es imposible: la situación requiere toda la atención en el asfalto. Atravieso valles feraces, cultivos de nísperos, entre peñascos de evidente calidad para escalar. Atravieso pequeños pueblos, muy pintorescos, aún con un rollo turístico muy marcado. Callosa, Polop, Guadalest... se van sucediendo los pueblecitos, se respira calidad de vida en ellos, felicidad ambiental. Penetro por fin en Mariola, ahhhhhh (sonido simulando orgasmo, ya sé que es una gracia escasa y garrula, momento zetapé, lo siento), paro y tomo de nuevo la Michelín, veo "Agres", pueblo pequeño con santuario que parece grande, es tan buen sitio como cualquier otro para comer, tal vez mejor que cualquier otro. Aparco, tranquilidad, calor de mediodía, olor a leña y silencio, veo restaurante, "Menú 8 euros", ni de coña voy a pasar tiquet de a tomar por culo de donde se supone que debiera estar, el precio me parece correcto. Entro, sitio limpio, agradable, fresco, conversación de los parroquianos sin tono elevado, televisión igualmente a un volumen discreto, joder, que a gusto voy a comer aquí, me digo, ya llevo unos cientos de kilómetros en el cuerpo, hay hambre. Me atiende un chico moreno de sonrisa franca sin doblez. Me oferta cuatro platos de primero que no recuerdo, salvo el que pido: albóndigas en salsa, me pone previa una ensalada y el agua es de litro y medio. Aliño la ensalada y mojo hasta pan en el aliño. Llegan las albóndigas y tienen regusto, poso, ¡a canela! Madre de Dios qué bueno está esto, yo que no he sido nunca muy albondiguero, santo cielo qué buen gusto para cocinar. Que me toca pedirle más pan al muchacho, que sonríe, supongo que contento por el éxito culinario conmigo.
Entre que llega el segundo, alitas de pollo, miro el móvil: "Sin cobertura, sólo llamadas de emergencia". ¡Redios!, que esto no es Agres, es el puto Shangri-La camuflado. Así ni me llamará María para volverme a decir: "Es que no doy crédito de lo animal que puedes llegar a ser, ¿pero cómo se te ocurre escribir que yo follo creyéndome una cyborg, pero, joder, ¿pero cómo quedo yo?, de loca, quedo de loca...". Bueno, sí me llamará pero le dará sin cobertura, esto es Shangri-La, sí.
Las alitas muy buenas. Las alitas poco misterio tienen para cocinarlas, quiero creer que es pollo de granja, pero no lo sé, la verdad, a mí me están muy ricas. Con las patatas y alcachofas asadas que acompañan las alitas soy inflexible: son de huerta, que está todo el pueblo rodeado de huertas y para qué coño se van a ir hasta el Mercadona a comprar latas de precocinados. Me modero con el pan, me da vergüenza pedir una tercera cesta. Postre tarta de queso igualmente buenísima. De colofón, el cortado va incluido en el precio.
Miren si me ha gustado que le voy a hacer publicidad:

El comentario que he leído lo pone fatal, no es mi caso en absoluto. Desde luego es de menú, no sé sí es  a la carta también. Quizás para una ocasión especial se busque algo más sofisticado (y caro), pero para ir viajando y comida de combate, yo encantado.
¿Qué mejor que un paseo después de comer? Veo allí arriba en la montaña, a una altura ya respetable, el santuario. Pues ya está bien de placeres terrenales y vamos a sumergirnos un poco en la espiritualidad.
                                           Foto robada de internet, no es mía.
                   
Tomo las indicaciones que señalan "Santuario" e inicio una áspera subida por las calles del pueblo. Me hace gracia un retablo de cerámica, motivo religioso, en la fachada de una casa con la siguiente leyenda: "Asise acabo de construir esta casa en el mes de octubre de 1773" ¿Se escribía antes "asise" todo junto o es burrera del autor? Misterios... De las cartas y escritos más antiguos que he leído, no recuerdo esa peculiaridad. La gente que me cruzo me saluda arrastrando tranquilo el hola: "holaaaa", son simpáticos por aquí. Ya llegando a la salida del pueblo empiezan a aparecer "estaciones". No sé cómo se llamarán, creo que así: estaciones, lo mío con la religión es de hace ya tiempo un mutuo desconocimiento, la religión me respeta a mí y yo hago lo mismo con ella, son monolitos de piedra numerados, vaciados a cierta altura y en el hueco hay una escena pintada en cerámica de la caminata del calvario de Cristo. Llegando al final del pueblo un señor sentado a la sombra en la terraza de -supongo- su casa, tras el hola cortés me pregunta: "¿Una promesa?". Me deja totalmente descolocado. Las opciones que me pasan a vuelamente por la cabeza, me parecen groseras. "No, una venganza", "¿Qué cojones es eso de una promesa?" y así de fino es mi chico, finalmente respondo: "Excursión de sobremesa" y asiente afable. Acabo de sobrepasar la cuarta estación, hay una pareja que aparentan novios pelando la pava, sentados en la barandilla de piedra del borde del camino. El chico me pregunta: "¿Una promesa?" y ya no puedo contenerme: "No, excursión, ¿pero tanta gente hace promesas por aquí? ¿Y es eso de la promesa, algo que se pide y si se concede te pegas el pateo hasta el santuario en agradecimiento, se promete eso, el pateo?". Sin perder la sonrisa responde que sí, que viene mucha gente, y que las promesas son variadas y de previo o posterior pago, según el acuerdo que hayas hecho con el Altísimo y el pago es el pateo, eso está claro. Han creído promesa porque pegarse esa subida a las 3 de la tarde no les parece a ellos algo que hacer de gratis. Pardiez, qué cosas, la de pactos que podría haber hecho con Dios, siempre subiendo montaña arriba y abajo. Bueno es saberlo: la próxima ruta por montaña creo que entablaré negociaciones primero, a ver si cae algo. Hay un montón de fuentes por el camino. Al ganar altura suena el móvil, es María, ya decía yo que esto era una venganza, más que una promesa. Da igual, la escasa rayita de cobertura no da para hablar. Llego a la explanada antesala del santuario, sitio sombreado con fuentes y bancos de piedra vieja, la hiedra cubre una de las altas paredes del santuario. La entrada al santuario vedada por verja imponente de hierro forjado. He sudado algo, tras serenarme llegó el momento mágico de cigarrito vicioso en entorno bonito. Se está de puta madre aquí. Pienso, y no sé si tengo razón, que los sinvergonzones de los monjes suelen elegir para estas cosas de santuarios, cartujas y monasterios, sitios bastante mágicos, mientras las monjas son más urbanitas para sus conventos. Pienso que esas paredes habrán visto mucho darse por culo. Normal: la homosexualidad se dispara  por lo tremendo en ese tipo de circunstancias, está bastante comprobado. Parece que al final todo el mundo busca el cariño, aunque venga por el roce y cuando no hay lomo de todo como. De todas formas, si estos sitios de encierro fuesen del ying y el yang de machos y hembras juntos, el putiferio que se montaría de líos, celos, enredos, persecuciones, lloros y peleas, sería más digno de un mal culebrón caribeño que de la paz que se respira aquí. Déjate estar: mejor que algunos se enculen a que tengamos sexo y pasión desbordada en la sierra. Dejo tan profundos pensamientos y me relajo un rato oyendo el agua de la fuente caer, los pájaros trinar, el viento mecer las hojas de los árboles y todo eso que se dice para expresar bucolismo campero. Suenan las campanas, no en el santuario, las del pueblo. Recuerdo una carencia que quiero remediar: quiero saber a qué doblan las campanas, el código para mí secreto que expresan con los distintos tonos musicales, no quiero saber por quién doblan, quiero saber a qué, qué dicen: si es a muerto, si es alerta, si es llamada...
Me voy teniendo que ir, me faltan otros cientos de kilómetros aún para volver a mi mundo habitual. Bajando, ya en el pueblo, escucho curioso el peculiar acento catalán, o valenciano-alicantino, que por eso no me pillarán discutiendo, de la gente del pueblo. Dicen "Mariola" y la "a" final no es ni a, ni e, ni o y es todas esas letras a la vez. Joder, qué riqueza en el matiz. El vocabulario es más rico que el alfabeto. Suena como "Mariolaoe" pero comprimiendo en una letra las tres últimas. Subo al coche ya para irme, vuelven a sonar las campanas y no sé qué dicen, ¿se estarán despidiendo de mí?.
Ya se me ha vuelto a ir la pinza y entrada kilométrica que me casco, joder, no tengo remedio. Marcela no me riñas.

El Desclasado ha hablado.

miércoles, 28 de abril de 2010

Antifascistas contra fascistas.

O subnormales contra subnormales. Niñatos descerebrados con la sangre caliente que da la juventud, sin tres lecturas políticas en el cuerpo, contra adolescentes sin destetar, imbuidos de la épica de cuatro consignas que no han analizado. Si Stalin levantará la cabeza, si Hitler levantara la cabeza. Si me dejaran a mí... me dijo el otro día el frutero (esta vez no era el taxista).
Pero es fácil reconocer a los dos bandos, a los malos y a los peores, se les reconoce por...la ropa, el uniforme. Faltaría más, vivir es militar y la vida es milicia y el miliciano debe llevar su uniforme que lo distinga. ¿Que a usted le parecen iguales? Nooo, joder: fíjese en las marcas. La clave para distinguirse entre los anticapitalistas antifascista y los anticapitalistas fascistas es que usan marcas distintas de empresas capitalistas para vestir muy parecido. Por lo demás mismos pelos de pamplinas y misma expresión de hacerse demasiadas pajas. Lo de la edad... Hay que estar dispuesto a matar por las ideas, con solo un paso más te matas por la marca.
Ellos no tienen la culpa. Todos lo hicimos, pelear contra los del barrio de al lado (el lugar de nacimiento determina el bando), pelear contra los del instituto cercano (otra razón de peso para la guerra), pelear contra alguien e integrarnos en la tribu y sentirnos arropados contra el otro, el extraño, el enemigo. Después vinieron las peleas, ya en la órbita capitalista, por las tribus urbanas, por la estética. Ya presos de una imagen, de un capitalismo que dictaba que si te gastabas dinero en ropa mod, toda la lógica irrebatible del Universo, las ciencias y el pensamiento, dictaban que tu enemigo era un rocker. Brillante, sí. Y elaborado. Pero aún no era peligroso, aun no más peligro que el entrar en la esclavitud marquista del capitalismo, pero apenas había coartada política para matarse a navajazos: era coartada estética, musical. Aún no muy alejado de lo de pegarse por ser de Villarriba o ser de Villabajo. Total, acababan casándose entre ellos, morbo añadido lo de "enamorarse" del enemigo. Con ese rollo se montaron West Side Story y las que siguieron.
No, aun no era peligroso, aún era cuestión de territorialidad, de estética, no de ideales políticos.
Pero a estos niños subnormales de ahora que hacen lo de siempre, pelearse, no sólo les permitimos banderías políticas sino que los políticos se las aplauden. ¿Pero qué cojones sabe de política un descerebrado de 16 años que está en una bando o en otro porque el coño que le molaba estaba en ese? No es culpa de ellos, es culpa nuestra de los adultos que les aplaudimos cuando están en nuestro bando contra los warros de los rojos o contra los zerdos de los fascistas. Es culpa de los medios de comunicación que asumen y proyectan el mensaje y tildan de tirio o troyano a alguien que cree que Virgilio es un centrocampista de un equipo argentino. Es culpa de los hijos de la grandísima puta de los adultos a los que no importa mandar chavales a matarse entre ellos con tal de cargar contra su rival político. Sembráis vientos y vais a recoger una tempestad de mierda que se os llevará por delante a los mismos sembradores. Azuzáis la denominación y la coartada política de chavales marionetas de vuestra ruindad.
Cada vez que un adulto dé por válida la denominación de fascista o antifascista para un gilipollas de 15 años que no ha leído en su puta vida un libro de política, yo lo maldigo.

El Desclasado ha hablado.
(Cortita, eh, que si no no leen, que ya les he pillado la medida).  

lunes, 26 de abril de 2010

El secreto de las amadas.

Aviso: será largo. Pero desvelaremos secretos que sólo muy pocas personas conocen. Viviremos aventuras y momentos de tensión. Me la estoy jugando y mucho. No quiero homenajes si desaparezco, pero recuérdenme como un tipo que fue valiente. Volveré y seré miles.

PRÓLOGO.  
Escenario número 1: mi amada sabe que no le queda más remedio que pedirme algo que le interesa:
Caída de ojos, sonrisa comedida pero grata, tono de voz aterciopelado, cercanía física llegando incluso al contacto, como poner una mano en mi hombro. Suelta la andanada, sin prepararte, sin avisar, de sopetón:
- ¿Me ayudarás a ............? 
(Pongan en la linea de puntos algo que les hará sudar, quizás sudar sangre).
- Te ayudaría igual si no pusieras esa cara entre vampiresa y cándida virginal y esa voz entre actriz porno y dulce mamá convenciendo a su bebé.
(Ante ese tipo de respuesta, la contrarrespuesta de ella en otra situación en la que no le interesara exprimirme, sería de "tener morros", estar de enfado, por lo menos un buen rato con opción a días según vaya su ciclo hormonal. Pero... sorprendentemente sonríe encantadora, risa cadenciosa).
- Ahhh-ja-ja-ja-ja. Pero qué cosas se te ocurren, ah-ja-ja-ja.
Y la puntilla llega letal, fría, con voz serena, aunque aún arrastrando las palabras, como unos puntos suspensivos que marcasen una promesa aún inconclusa, pero de seguro recibo.
- Yo te ayudaré a ti cuando te haga falta algo...
Fin de la partida. Ella nada debe, "porque me devolverá el favor". No está en deuda. Si me apuran, tan sólo dos meses más tarde jurará convencida que yo me ofrecí a ayudarle. No hay deuda: yo lo hice porque quise. Lo pensaré mientras sudo. 
Un día la mataré, sí.
Escenario número 2: mi amada intuye que no tiene por qué rebajarse a pedir, algo que puede hacer pasar con facilidad como que yo lo he pedido y ella quedar de sumisa, de esclava de mis deseos.
- ¿Te apetece que vayamos al cine?
- Querrás decir que te apetece a ti, ¿no?
- Halaaa, qué respuesta. Está bien, si no quieres ir no vamos, hijo, pero no hace falta que me pegues esos cortes.
- No, yo no he dicho que no quiera ir...
- Bueno, pues si quieres vamos... si te apetece a ti me apetece a mí...
- ¡Pero si la que quieres ir eres tú, joder, María, lianta!
- ¿Será posible esto? Mira: aclárate, por favor, que me vas a volver loca. Me dice de ir al cine y ahora que si quiero que si no quiero. Esto no me puede estar pasando...
- ¡Mierda, vámonos al cine y cierra el pico de una vez!
- Eso, encima... Está bien, espera que me pinte un poco.
Quizás la mate estrangulándola, sí, debe estar bien matarla así.
Camino al cine:
- ¿Cuál quieres ver, María, llevas alguna idea?
- La que tú quieras.
- A mí me da igual, ahora miramos en la puerta a ver...
- Sí, lo que tú quieras.
Puerta del cine, miro y veo algo que sin atraerme, se me destaca un poco entre el resto de seguros bodrios:
- Pues podríamos ver esta de  "El acorazado Potemkin. El montaje del director. Incluye las tomas falsas".
- Ayyy, de guerra nooo.- Ñoño el "no", ñoño y arrastrado.
- ¿Y esta otra de "Reflexiones de Chuck Norris y su obra".
- Es que las de kunfú  son muy rollo, ¿no?
Sí: media hora más tarde me estoy tragando lo que María quería ver: una puta mierda de película francesa, lenta y pretenciosa como la puta madre del director cuando se folla gatos que recoge por ahí, que, seguro, le ha recomendado su peluquera, la tortillera con pretensiones artísticas. No se crean: una vez la tortillera estuvo en París con su novia y cuando volvió dijo algo de "la luz de París" que mira tú por dónde sonaba idéntico a lo que ponía en un panfleto sobre Sorolla y la luz mediterránea.
Fin de la partida: le debo a María un capricho porque ella ha cedido en todo "el otro día que yo quise ir al cine". Optativo que añada: "y en pareja ha de ceder una vez cada uno". Quedo yo en deuda con ella.
Es tener algo de paciencia, dejar pasar esta moda del feminazismo y matarla entonces. Si lo explico bien no me condenará ningún juez razonable.
Escenario número 3: mi amada sabe y sin ningún resquicio de duda, que algo que desea tanto como yo, acabaré yo pidiéndolo si ella se mantiene firme y no lo pide ella. Resultado: estaré yo en deuda, yo lo pedí y ella se limitó a aceptar. Sí: es sexo, no hace falta que me extienda.
Todo cuento que se precie ha de tener su parte de leyenda, el ingrediente misterioso que desencadene reacciones en apariencia irresolubles, pero felizmente superadas por la tenacidad y valentía del protagonista: ese soy yo. Joder, si no soy el prota en mi propio cuento pues vaya mierda de vida ¿no? Todo este cuento empezó:
HACE ALGUNOS AÑOS...
Demasiada juventud, demasiadas hormonas y demasiado alcohol se me amontonaron en aquel pueblo cargado de historia del Pirineo aragonés. Demasiado bonito el escenario medieval, telón de fondo del pueblo. Demasiada música, tocaban en verbena un grupo local y recuerdo que estaban imitando con más pena que gloria, pero tanto daba en el ambiente, a Los Scorpions: "Still loving you". Demasiadas veraneantas, principalmente de Barcelona, demasiado guapas y arregladas, o de nuevo al punto de partida: demasiado alcohol y demasiadas hormonas. Tontearle a una con novio, en su pueblo de veraneo, con su novio y la cuadrilla cercanos, es lo que suele traer: problemas. Mira que había chicas y me tuvo que gustar la ennoviada. Miento: me gustaban todas. Mira que había chicas y me tuvo que hacer promesas con la mirada la ennoviada, así se ajusta más a la realidad. Ni llegué a cruzar una palabra con ella. Acercándome en mi baile animal de cortejo, me vi rodeado de muchos tíos. "Still loving youuuuuu", cantaba el jevi maño desde el escenario. Demasiada juventud y demasiado alcohol: "¿tú de qué vas, payaso?". "Vaaale, tíos, traanquis, que paso de bullas, suelo pasar de bullas cuando son más de 5 a la vez y cuento 7 por lo menos. ¿Será eso lo de la bravura aragonesa?" Empujón que me da el ofendido novio, el arte marcial español: empujarse. Demasiado alcohol: pienso: "o hago algo muy resuelto o me van a dar una paliza brutal", demasiado orgullo para salir corriendo, le estampo el botellín de cerveza en la cara. Se rompe el botellín en su cara y queda de rodillas tapándose la cara sangrando. Se me echa encima un tropel de tíos, se oyen chillidos, se para la música, se levanta en la adoquinada plaza un murmullo gigante que va tomando cuerpo concreto en palabras: "un forastero que le ha partido la cara al Tomasín, al hijo del alcalde". Me tienen sujeto entra varios diciéndome:  "loco, hijo de puta, ¿pero qué has hecho?", pero no me linchan. No entiendo nada: ya me tienen ¿por qué no me apalean? Demasiado odio en la cara de la novia que me mira fuera de sí, chillando insultos mientras la sujetan. Me caen un par de puñetazos, pero como furtivos, a los lados del cuerpo, no me quieren pegar de cara. Demasiado verde el uniforme de la Guardia Civil y demasiado brillantes las esposas. Mientras se me llevan miro a la novia e intento expresar con mi mirada un lo siento, yo no quería esto, o quizás metido en mi papel de yo contra el mundo, guiñarle un ojo y mandarle un beso, soy capaz. No me ve, está arrodillada junto al novio. Pueblo medieval, el cuartel de la Guardia Civil es a su vez un castillete y me meten en un calabozo digno del Conde de Montecristo. No me tratan ni me hablan mal, deben estar acostumbrados a las peleas de verbena. Me quitan los cordones de las botas de montaña, el cinturón y la documentación. Se oye fuera la voz borracha de mis dos amigos (¿dónde coño estarían durante la movida?) diciendo que soy buen chaval, que es un error, que habíamos venido a escalar, que somos deportistas y que nos hemos encontrado la verbena por casualidad. El guardia por fin, los amenaza con detenerlos igualmente y que mañana se arreglará todo. Se van. Deambulo por la celda de arriba a abajo, borracho. ¿Emborracharán a los tigres en los zoos? Igual me la casco pensando en la pava, nunca me la he cascado en un calabozo, no es como lo de plantar un árbol y tener un hijo, pero puede tener su aquel de exclusividad. Hasta  hace unos días nunca recordé que registré el calabozo de arriba a abajo, piedra por piedra. El día siguiente con visita a los juzgados comarcales, con una resaca del copón, con una jueza que parecía la señorita Rottenmeyer,  había anulado mis recuerdos de calabozo de esa noche. Finalmente me dormí, una manta raída echada por encima. Demasiados miles de pesetas me costó la gilipollez. Un beso, nena, si lees esto y me recuerdas: espero estés gorda y maruja perdida, cargada de churumbeles especialmente maleducados. Sepas que ni me la casqué pensando en ti. Tuyo: Desclasado.

HACE UNOS DÍAS...
Tengo medio síndrome de Diógenes. No es que recoja trastos de la calle y los lleve a casa: es que me cuesta tirar cosas, es medio síndrome. No es tacañería, de verdad, es más pensar: si es que esto puede servir cualquier día para... y en esa nebulosa de un para que jamás llegará, no tiro nada.
Pero hay que saber decir basta, amigos, y hasta aquí hemos llegado. Hay que endurecer el corazón y desprenderse de un montón de trastos amontonados, de tanta y tanta ropa que, lo sabes en tu interior, ya jamás te pondrás. Hay que actuar ahora, que estás resuelto, porque quizás mañana la debilidad haya vuelto a tomar tu corazón y toda esa mierda de ropa pienses que sirve para... el día que tengas que pintar, por ejemplo. Armado de sendas bolsas de basura industriales, sustraídas de mi trabajo, emprendo la dura tarea de arrojar por la ventana de mi vida tanta ropa, que un día fue piel de mi piel (a veces me lavaba poco) y hoy dejará de compartir mi destino para siempre. No es un hasta luego, es un adiós. Un hombre tiene qué hacer lo que un hombre tiene que hacer, dejó dicho John Wayne o su guionista.
Engulle, voraz, la enorme boca negra del saco de plástico la ropa amontonada en el fondo de los armarios. Registro todos los bolsillos antes de darle pasaporte a las prendas sumergiéndolas en la negrura. Voy amontonando a un lado entradas antiguas de cine, facturas, duros de las viejas pesetas y todo lo que va saliendo de los bolsillos. Aparece la chaqueta que un día me acompañó en un calabozo pirenaico, la registro rutinariamente y tocan mis dedos un papel al fondo de un bolsillo. Extraigo, no es un papel, es como hojas amarillentas plegadas. ¿Y qué coño es esto...? Se hace un flash en mi mente: lo encontré un día borracho, hace ya años, entre las rendijas de las piedras de la pared del calabozo al que tuve la cortesía de acompañar una noche. Se hace más nítido el flash: no conseguí ni desplegarlo, ni saber si había algo escrito en esas hojas color añejo dobladas. Me siento en la cama junto al armario, con cuidado trato de desplegar sin romper, tiene aspecto quebradizo. Lo consigo, aparece una letra picuda, letra antigua como la de la lista de la compra que mi abuela me entregaba cuando me enviaba a comprar. Cada vez estoy más intrigado. Empiezo a leer:  Me llamo Gervasio Aguirre de la Cruz, mañana van a fusilarme... 
(Nota de Desclasado: lo sé: lo de una vieja carta aparecida, es un recurso  tan gastado que da grima. Pero esto tampoco es para presentarlo al certamen literario de primavera, joder, y tampoco me voy a matar guionando chorradas para el blog. Además, es un recurso que siempre funciona, tiene el sabor de los clásicos. Y como empiecen a criticar no sigo y se quedan sin saber qué coño pasó con el desdichado caballero Gervasio y el secreto de las amadas que será revelado cuando la trama alcance su fin. Ojito a las críticas que les estaré vigilando).

UNA CARTA HALLADA EN UNA VIEJA CHAQUETA...
Me llamo Gervasio Aguirre de la Cruz, mañana van a fusilarme... Mentiría si dijera que no temo morir, que estoy preparado, nunca se está preparado para esto. Se quiere vivir, siempre, hasta el último momento mi alma y mi mente buscan la esperanza en el milagro, en la contraorden que llegará... aunque sé que todo es inútil ya y no queda ninguna esperanza. No muero por el secreto que guardo, muero por una guerra estúpida, como todas, en la que por lugar de nacimiento el destino eligió mi bando. Voy a morir y no quiero llevarme el secreto a la tumba, la humanidad debe conocer esto y me niego a contárselo a los que van a ser mis asesinos: marionetas de la historia a los que por lugar de nacimiento el destino eligió su bando. No me creerían, me tomarían por loco o pensarían que quiero ganar tiempo, sufriendo además escarnio de sus personas al creer que quiero burlarles y aunque no esté preparado, ruego a Dios me dé entereza para morir mirando de frente, como siempre viví.
Pero ¿qué cojones es esto? Me estoy mareando y tengo que ir a beber agua, quizás también fumar un cigarro en el balcón y que me dé el aire. Lo voy a hacer: hacía tiempo que no sentía sensación de vértigo que no fuera dulce. Dejo la carta sobre la cama, bebo agua en la cocina, fumo 2 cigarros, confuso, en el balcón y vuelvo al vértigo atrayente de la letra elegante, picuda y sin erratas detectables. Letra antigua.


Y mirando de frente descubrí y comprobé un secreto que desde inmemorial tiempo convive con la humanidad, sin saberlo siquiera las propias afectadas: LAS AMADAS SON FABRICADAS. Sé que cuesta de creer. Ustedes no han visto con sus propios ojos las factorías donde , por ciencia para mí desconocida, introducen a distancia ya desde los vientres de sus madres, los rasgos de carácter que las definirán el resto de su vida. Siempre he sido hombre racional, alejado de supersticiones y brujerías, sé que no se puede explicar desde mis conocimientos, los mecanismos que consiguen tan increíble milagro, pero el que va a morir no miente y puedo asegurar que he comprobado en mis carnes los efectos de estas prácticas. Ruego al Altísimo que ya que no es su voluntad que yo siga viviendo para desenmascarar tan fabulosa conspiración de la cual desconozco qué objetivos persigue, haga caer esta voluntad mía en las manos apropiadas que persistan en descubrir qué se esconde tras esta, sin duda, conspiración que creo activa desde tiempos inmemoriales. Quién busque deberá hallar en la firma comercial XXXX.
Sin familiares de quien despedirme, crea quien encuentre esta misiva y busque. Gervasio Aguirre de la Cruz le saluda desde el más allá e intentará desde allí guiar firme sus pasos en la búsqueda de la verdad.
Lugaralto de Aragón, 27 de abril de 1938.


La borrachera de esa noche fue para poner cruz en el calendario. Me cerraron los bares, aún los noctámbulos y un par de amigos juraría que se molestaron conmigo. Bastante. Estuve impertinente y con algo quemándome dentro, algo que no podía contar porque:
1) No me lo creía.
2) Sí me lo creía y estaba acojonado.
Y ya por último cuando el volumen de alcohol me sumió en la inconsciencia aún consciente y quería contarlo:
3) No se me entendía lo que decía.
Y por fin:
4) Cuando desperté helado en un banco de la Gran Vía, no había nadie para contárselo.


LA FIRMA COMERCIAL XXXX.
Tan sencillo y a la vez tan escalofriante como poner en Google "Firma comercial XXXX", eso pensaba al tiempo que también pensaba, quizás con más fuerza de pensamiento, que no quería poner nada en Google, que todo esto no es más que la broma de cualquier gilipollas que como yo, pasara la noche en el calabozo, que... qué cómo podía yo creer en semejantes patrañas, que no pensaba poner nada, que vaya tontería, que aunque la letra y el papel fuesen antiguos (¿o viejos?), que perfectamente un tipo ingenioso que quisiera gastar una broma macabra para vengarse de sus victimarios, para volverlos locos tras su muerte... Y en estas estaba cuando María se enfadó conmigo. No entraré en detalles porque no importa el qué pasó, importa el cómo se desarrollaron los hechos. María se enfadó conmigo por algo que no había hecho. No por omisión de un supuesto deber, sencillamente por algo que malinterpretó y antes de preguntarme, me juzgó, condenó y casi ajustició. In dubio pro reo, in dubio su puta madre. Metió la pata bien hasta el fondo y, quizás por orgullo, se negó ante mis protestas a reconocer la evidencia de su equivocación, pese a sus cada vez más débiles argumentos y la claridad meridiana probada de los míos. Ante la coyuntura, me cabreé yo a mi vez. La madre de todos los cabreos no fue, pero sí la nieta o una prima hermana: me sentía injustamente tratado y me indignaba sobremanera el no dar su brazo a torcer ante algo evidente. No era lo mío orgullo: cuándo el orgullo llega a la raya del mínimo, ya es mera dignidad. Orgullo era y siguió siendo lo suyo de no reconocer una cagada del copón. Me tuvo que ver enfadadísimo para descabalgar, no del todo, de su burro-pedestal y decirme que "puede que se hubiese equivocado". Yo imperturbable, impasible el alemán, respondiendo que el "puede" no era negociable, que se había equivocado y punto. Dos días de cabreo más tarde, de silencios telefónicos, me dijo que se había equivocado sin puede. "De acuerdo: te perdono", le dije. Y esta vez sí: cagada mía. No ha nacido hombre aún que deba perdonar a su amada y debí dejarle esa vía de escape, no decirle que la perdonaba, algo tan sencillo como cerrar el pico: vuelta a empezar con el "pero tú", "no, pero tú". Tres días más tarde la herida seguía abierta, aparentemente cerrada, pero claramente mal cerrada en su velo de silencios, distancias y frialdades. Por fin María, estratega, decidió que la culpa fue a medias y era argumento irrebatible porque ¿quién no va a aceptar una culpa a medias en una discusión de -supuestos- amados? Hasta los huevos del asunto y guiado, tal vez, por el caballero Don Gervasio desde el más allá, lo dejé estar. A día de hoy, oficialmente tengo la mitad de la culpa de una fuerte discusión por algo que no hice. Espérense un mes que tendré el 75%. Dentro de cinco meses, o antes, seguro, María exclamará en tono casual: "Anda, que la que me liaste aquella vez". Y eso no será lo peor: lo peor será que le miraré a los ojos y sabré que no está mintiendo, no para ella misma, realmente lo creerá...
Le di al "Enter" en Google y la firma comercial XXXX no apareció. Apareció, y algo indefinible, no sexual, no placentero, recorrió mi espina dorsal: el "Grupo de empresas XXXX".

¿SON LAS AMADAS UNA ESPECIE DE CYBORGS?
Existe el grupo de empresas XXXX y tiene sede en mi ciudad, igual que tiene sede en prácticamente todas las ciudades. Es curioso que una "empresa" de esa implantación, no sea apenas conocida, no se haga publicidad de ella, nadie hable nunca... ¿Y a qué se dedican? Curioso: de todo: desde división electrónica/informática hasta servicios, pasando por mensajería. Esto me está quemando y cada vez más tengo la sensación de estar volviéndome loco, o vivir una irrealidad que me está arrastrando y ya no sé qué es real y qué es producto de mi imaginación. Pues si esos son los pasos que me ibas a guiar, Don Gervasio, date con un canto en los cojones de lo bien que lo haces, capullo. Y lo peor es que miro al cielo al pensar en Don Gervasio como si allí hubiera alguien mirándome. Me río y digo con voz tenebrosa: "si estás ahí, mueeeestrate". Una señora se aparta y agarra el bolso con las dos manos al pasar junto a mí mientras digo esa gilipollez. Se me está yendo la pinza, lejos. ¿Y qué hago yo ahora con esta información? ¿Voy a reclamaciones y les dejo allí a María para que me la retoquen, que debe estar fuera de punto? (Del cerebro, digo, malpensados). ¿Exijo una indemnización en plan colectivo victimista, una reparación histórica? ¿Me encargo un modelo T-10, el Terminator de las amadas, que además trabaja en cosas que gana demasiado dinero y vive para satisfacer mis caprichos? ¿Me tiro a la bebida? ¿Rompo la carta?
Lo peor es que está afectando mis relaciones, ya no sé con quién estoy. El otro día en casa de María empecé a divagar, puto vicio de ella de fumar porros de cuando en cuando, me da a mí a fumar y se me va el santo a la estratosfera. Le dije sin darme bien cuenta de lo que decía:
- ¿Y si tú fueras como una especie de cyborg...?
Lo mejor es que me mira con una recién encendida luz de picardía en sus ojos y me contesta:
- Vale ¿y qué hacen las cyborg?
- Lo mejor de esto es que tú ni siquiera serías consciente de ser una cyborg, pensarías que eres humana.
Se queda un momento desconcertada pero vuelve la luz a sus ojos:
- Ah, ya, como lo de "Blade Runner", la chica morena que se va al final con Jarrison Ford.
- Algo así, pero esto no es una película, esto es la realidad.
- Madre mía, qué polvo más raro te quieres montar hoy, no sé si te sigo... A ver ¿las cyborg se sientan así encima tuyo y...?
- No, déjame, hablo en serio, no lo entiendes.
- Sí lo entiendo, sí: tu fuerza de humano está indefensa frente a la mía de cyborg y voy a hacer contigo lo que quiera...
¡Dios! ¡Estaba abstraído y María, fumada, cree que estoy montando un polvo friki de Blade Runner!
- No, que no quiero sexo, que estaba diciendo otra cosa.
- Sí ya sé que no quieres sexo, humano, jajajajaja, es divertido esto... pero tú harás lo que diga la cyborg.
- Dios mío... he creado un monstruo... ¡Y he sido yo esta vez, no es tu naturaleza de cyborg!
- Joder, tío, a ver si te aclaras que eso era Frankestein ¿no?
- Que no estoy jugando, que hablaba en serio. 
- A ti no te voy a dar más de fumar... te sienta mal. ¿Pero qué decías entonces de que yo soy una robot?
- Es complejo, tú no te das cuenta y no eres una robot, eres humana, de carne y huesos, sencillamente vendría a ser que tu carácter y reacciones vienen ya prefabricadas... es difícil de explicar.
- Ya... me estás rayando, pero igual sí te doy más de fumar, si el caso es que no tiene mala pinta esto, pero me pierdo. A ver: soy humana, pero prefabricada ¿ para qué me han prefabricado?
- Esa es la pregunta, eso es lo que no sé...
María ya pone cara de fastidio:
- Pues yo sí: me han prefabricado como a todos para sobrevivir y expandir mi carga genética, ambas cosas interconectadas. Que con el nivel científico que tenemos podamos obviar expandir la carga genética es otro asunto, pero en principio todos los animales tienen las mismas reacciones: procrear, sobrevivir para poder procrear, comer para sobrevivir y poder procrear, no es tan difícil...
- Pero a las amadas os determinan de una manera el carácter.
- No, mejor no fumas más...  
Me desperté en el sofá. Solo. Vestido. María sale de la habitación con algo de cara de disgusto pero expresión aún comprensiva. "No fumes costo, no te sienta bien, anoche decías cosas muy raras". Se sienta en el sofá y recosta su cabeza en mi pecho. Lo sé: son actos programados. Algo le dice que ahora debe estar cariñosa y comprensiva pese a mi delirante actuación estelar de ayer. Su guión está escrito, el de ella y el de todas las amadas. Tengo que saber, esto me va a volver loco. Gervasio, eche una mano, coño.
HAY QUE TOMAR UNA DECISIÓN. 
Y hay que tomarla ya, antes de que esto me acabe de desequilibrar (ya partíamos de una base más o menos sólida de desequilibrio). Saco el traje de bodas y eventos, me afeito, cojo la cartera de piel que alguien me regaló y nunca utilicé, me planto en recepción de  XXXX. Me aprieta el nudo de la corbata. 
¿El gerente? De parte de quién. Desclasado con Clase, de "Servicios Fulanito". No veo que tuviera cita... No, pero es un tema bastante interesante. (Sonríe la recepcionista pensando: "como todos los representantes"). Espere un segundo, a ver. Sí, puede pasar.
Un despacho funcional y un tipo de unos 60 años, delgado, elegante sin ostentación, con unos ojos azules extraordinariamente vivos, da la mano con fuerza. Extrañamente no me siento inseguro. Ya no me siento ridículo como siempre que voy con traje y corbata, como extraño en mí mismo. Me siento casi liberado, me falta el casi.
- Dígame...
- Lo sé todo.
(Los ojos vivos se desconciertan y el azul se vuelve algo oscuro, hay un destello fugaz de cautela).
- Vaya... Así nunca habían querido vendernos algo. ¿Le pagan bien en su empresa, joven?
- Sé lo de las amadas.
(Mantengo la mirada firme y el rostro sereno. No trago saliva, no retuerzo las manos nervioso, estoy ligeramente recostado, relajado, parezco controlar el escenario).
- Hacía años de esto, no me esperaba... ¿Y qué es lo que sabe? 
(Y ahora veo igualmente fugaz pasar un destello de burla por los ojos que han vuelto a aclararse, pero no pierdo la calma).
- Que las fabrican, no sé cómo lo hacen, pero lo sé.
- Sí, dígame ¿cuándo nació la suya?, dígame mes y año.
(¿Por qué el tono de voz parece también esconder burla?)
- Febrero setenta y tantos...
- ¿Y tiene usted queja? Es un modelo magnífico, una cosecha muy buena la de ese año, conseguimos hacer un modelo de amada ya alejado de las represiones de las de cosechas anteriores, sin caer en el nihilismo de las últimas cosechas más recientes. Y ¿dice de febrero? Entonces es el modelo 70/2... Le explico: ¿usted no ha observado que cuando hablamos de las amadas siempre hay un amigo que dice: "Macho, tú conoces a mi novia" o "parece que hables de mi novia"? Esto tiene una explicación muy sencilla: hay 7 modelos de amadas y ustedes, los que dicen coincidir, comparten modelo, por eso esa sensación de reacciones iguales de sus amadas, no es sensación: es que reaccionan igual porque han sido programadas bajo los mismos parámetros. 
(Esta vez empiezo a sentir vértigo: empiezo a entender)
- Pero ¿por qué?
- ¿Le apetece un brandy?
- No bebo por la mañana, pero creo que haré una excepción.
- Joven, son las 12:30, tampoco es que se haya matado por madrugar para venir a desvelar el misterio.
- No, sí, ya, bueno, acepto la copa.
- El porqué está por encima de mí, eso nunca lo he sabido, tampoco sé el cómo lo hacen, yo me limito a gestionar la empresa tapadera.
- Joder, pues vaya... ¿Y nunca ha sentido curiosidad?
- Sí, cuando tenía su edad...
(Hace una pausa demasiado larga, pausa que me obliga a preguntar a mí, ahora sí estoy inseguro)
- ¿Y qué halló?
- La verdad, ¿quiere saberla?
- Sapere aude.
(Me mira curioso).
- Sí, quizás le contrate. Es usted pedante, orgulloso, se siente como un pingüino en el traje, un poco sin pulir,  pero da el pego para clientes menores y lo podemos ir formando... Venga conmigo.
LO QUE LA VERDAD ESCONDE: EL DESENLACE.
Subimos en ascensor a la tercera planta, avanzamos por un pasillo, despachos a los lados, todo luminoso, nada truculento, gente trabajando en ordenadores, al final del pasillo una puerta, ¿la habitación 101?, entramos, son archivos, filas de archivadores metálicos, avanza con paso firme mi guía, se detiene en una torre de archivos, se agacha, abre la cuarta cajonera contando desde arriba (mi mente apunta todas las cifras y datos queriendo recordarlas para el caso de que haya que jugar al enigma en plan código Davinchi de provincias), me mira enigmático, sonríe:
-¿Está seguro de querer saber la verdad, joven?, mire que a veces la verdad desnuda duele...
- Necesito saberla, si no, me volveré loco.
- Hoc voluerent, yo sí estudié latín, joven.
Extrae...un periódico con pinta de viejo, es un ABC, lo abre hojeando, llega a una página, me da a leer, es un ejemplar de 7 de marzo de 1967, titular de la noticia: "Moderna e imaginativa técnica publicitaria", texto: "Ha causado gran e impactante sensación, la técnica publicitaria ingeniada por el joven bilbaino Gervasio Aguirre de la Cruz, vástago de noble familia vizcaína de larga tradición empresarial en esta bella y española tierra norteña. El joven Aguirre, tras estudiar en la prestigiosa universidad de Deusto, completó su formación empresarial en Estados Unidos, desde donde nos ha traído, a su vuelta a España, modernas técnicas de marquetin publicitario para reforzar las ventas del grupo empresarial perteneciente a su familia, que han causado gran sensación y curiosidad. Al joven caballerete no se le ha ocurrido ni más ni menos que distribuir miles de cartas por toda España, en los lugares más insólitos, proponiendo acertijos, atractivos misterios en forma de mensajes secretos, que se lograrían resolver buscando las empresas del grupo familiar, esperando así un aumento decidido de las ventas".
- Me tengo que desabrochar la corbata, me falta aire, Dios mío, qué vergüenza.
- Sapere aude. Quítese también la chaqueta, póngase cómodo, joven, me hago cargo de lo que se siente: yo encontré una de esas cartas también.
"De entre los inquietantes enigmas que el joven Aguirre planteaba descubrir, destacamos el saber el porqué de esos extraños comportamientos de las mujeres amadas, que ha provocado una afluencia de personal a las empresas familiares bastante destacable, según fuentes de la misma empresa. Notable éxito ha obtenido igualmente la búsqueda del acertijo de..."
- No quiero leer más, no sé en qué agujero meterme...
- Usted lo ha pedido, yo le he avisado. 
- Tengo que pedirle disculpas.
- No sé preocupe, ha sido divertido verle la cara. Por cierto ¿por qué no le pide usted cita a mi secretaria para la semana que viene y hablamos de trabajar y dejarnos de cuentos? Parece tener usted madera. Basta, sin pulir, pero podríamos hacer de usted algo más que un cazatesoros inexistentes de planos falsos... No, no ponga esos ojos de codicia: primero trabajar y demostrar si vale, después hablar de sueldo. Vamos, le acompaño a la puerta.
Llegamos a la puerta, sale conmigo a la calle, me mira, burla contenida en sus ojos, deja el usted:
- Mira, chaval, yo tengo una amada modelo, je je, 50/3, ya llevo con ella un tiempo, toda la vida como quien dice, no intentes entenderlas, amalas, no las ames, métete a fraile o hazte maricón, pero no intentes entenderlas: es inútil. Y no te quejes: vosotros no sabéis lo que les metían en la cabeza a las nuestras en la época, eso sí era buena programación, que no vi yo más carne que la de los brazos en verano hasta después de casarme, anda y no te quejes que no sabéis lo que tenéis. Te espero la semana que viene y hablamos de trabajar: no vengas con exigencias que el consejo que te he dado de las amadas ha sido gratis y algo sabre yo del tema, que llevo toda la vida con una. Bueno, ha sido un placer, voy adentro.
- Gracias y lo siento, no sé qué decir, me he quedado mudo.
Ocurrió algo entonces que juré que jamás trataría de interpretar y no lo haré: miró a otro tipo que estaba cerca expectante, asintió discreto y la cara del expectante se relajó.
EPÍLOGO. 
- Qué no, que a mi no me metas más en los rollos que te montas, qué no, he dicho, que no quiero.
- Joder, María, pero si era un cuento...
- Por eso que era un cuento no sé por qué le pones mi nombre, joder, ni cuento ni leches, que encima contando medio polvos y cosas como no son. ¿Seguro que nadie que me conozca sabe que tienes un blog? Joder, qué vergüenza.
- Seguro, no haría eso, pero si era un cuento, no pasa nada.
- No, sí que pasa: pasa que utilizas los cuentos y esos rollos para echarme en cara cosas que no son como las cuentas, eso pasa ¿o me has tomado por más tonta de lo que soy por aguantarte?
- Qué no, jajajaja, que yo no hago eso, jajajaja
- Qué no ni poco, que no me chupo el dedo, no lo cuentas exactamente igual pero el trasfondo es el mismo y así das tu versión y quedo yo de bruja y tú de pobre mártir, jaaaa, el pobrecito mártir, ¡esta sí que es buena! No quiero discutir más: no- ha-bles- más- de- mí -en- tu- blog. O entraré ahí y contaré yo lo que me parezca a mí, avisado vas.
Tres semanas más tarde...
Me suena el móvil, es María, perdón, es: digamos "Susana":
- Dime Mari... eh... Susana.
- Haleeee, ya llevas un montón de entradas sin hablar de mí en tu blog.
(Contar 10: 1,2,3,4,5,6,7,8,9...)
- Esto... creo que dijiste que no hablara más de ti en mi blog.
- Hala, tonto, siempre a la tremenda... Yo te dije que no hablaras más de mí en tu blog "de esa manera".
- Qué cosas: el matiz "de esa manera" no lo capté. Me vas a volver loco, joder, si hablo mal, si no hablo peor...
- Eh... No empieces, que me estoy acordando de la que me montaste hace un mes, madre mía, cómo te pusiste sin tener ninguna razón.
(No intentes entenderlas).
Sí, un día...un día la mataré, aún no tengo decidido si estrangulándola....

El Desclasado ha contado un cuento chino.

domingo, 25 de abril de 2010

Porra: cambio de cromos Garzón/Gürtel.

Hoy, 25 de abril del 2010, El Desclasado, mayor de edad y no sé si en plenas facultades mentales, pronostica que se van a cambiar cromos entre el pepesoe con el tema Garzón / Gürtel y ni se la comerá el figurín ni se la comerán los corruptos.
Baso este pronóstico en: el sistema no puede permitirse que quede al descubierto la podedumbre generalizada de la partitocracia. Para salvar los trastos se puede pactar, para eso siempre, no sea que la gente espabile y deje de creer en esta farsa. Quedamos en tablas y hasta la siguiente.
Quiero equivocarme. Quiero, de verdad.

El Desclasado ha hablado ¿Sabias palabras? Historia magistra vitae et testis temporum.
(Siestecita: con esto soy invencible frente a ti).

sábado, 24 de abril de 2010

Con paso firme hacia la muerte.

Seguimos siendo españoles. Mucho. Ya perdimos por el camino defectos o virtudes tan propiamente españolas: sentido del honor; valores morales; orgullo; de las que tanto partido sacamos en ocasiones y otras tantas veces bien nos jodieron al caer en la mojigatería; la soberbia y el honor quijotesco bufo; si todo esto ya lo perdimos, nos queda sin duda la más española de nuestras características: el cainismo.
Avanzamos con paso firme hacia la muerte, hacia la ruina económica total, que nos hará dependientes para los restos de entidades financieras supranacionales: Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial...hienas con las que jamás saldas la deuda contraída y amañan, todo legal; todo con notarios y esos formalismos, patente de corso para el expolio del país por esa misma deuda. Se nos va el país al carajo. Tanta historia tiene Grecia y ya se ha ido. Algo saben de esto en el tercer mundo. En la mierda ya estamos, pero un español no se arredra en dar un paso más hacia el abismo: avanzamos con paso firme hacia la muerte sumidos en un constante guerracivilismo que aflora con cualquier tema.
No caben medias tintas: somos españoles. ¿Qué se habla del aborto?: totalmente a favor, obligatorio un par de veces por lo menos para todas las mujeres, niñas desde los 12 y con descuento del 50% en los abortorios privados, para las dos primeras amigas que lleves a abortar. Totalmente en contra, ni en caso de violación, ni malformaciones, ni situación de extrema pobreza coyuntural que desaconseje, nada; la que no quiera abortar que no folle, amamos la vida y la sonrisa del bebé.

¿Y el pañuelo islámico?: es su seña de identidad cultural, no somos quien para prohibirlo, no somos como ellos, es su reafirmación de libertad frente a los podridos y decadentes regímenes occidentales, aquí hay derechos individuales, mira las monjas y nadie dice nada. Pues en contra: putos moracos, nos quieren invadir, nos están invadiendo y el gobierno de rodillas, aquí hace falta un Hitler, los arios somos superiores.
¿Y Garzón? ¿Paladín de la lucha antifranquista al que hay que silenciar o presunto corrupto que habrá que comprobar? Elija su bando, sea español. Y defienda a muerte a su partida contra los otros, los rojos, los fachas, los del pueblo de al lado, los voraces catalanes, los gandules andaluces. Pelee, coño, que lleva sangre de conquistadores en sus venas y aquí se hará lo que me salga a mí de los cojones.
Y con estas cosas nos entretenemos. Diría que nos entretienen, pero es sabido: la segunda vez que me engañes la culpa es mía. Es épico tener un enemigo claramente definido: el español antipañuelo facha, el rojo pro Garzón, el mensajero de la muerte abortista. Hijos de puta, van a faltar cunetas para tantos cuerpos. Cabrones, lo de Paracuellos fue un ensayo de teatro de colegio de párvulos comparado con lo que os va a caer. Ahh, la belleza de esos cuerpos colgados de las farolas, que se balancean cadenciosamente con la brisa.
Me comentaba ayer un amigo abogado (y no me ha pasado minuta por comentarme) su reflexión sobre el grado de sectarización al que está llegando la sociedad, mientras nos vamos por el sumidero. Reflexión que me ha llevado a la mía, más desahogo que reflexión: no se juzga el "qué", el hecho, se juzga el "quién" y se toma partido por uno u otro bando dependiendo de que sea uno de los nuestros o de los contrarios. Independientemente del grado de maldad que "el nuestro" pueda haber realmente cometido: hay que defenderlo ciegamente frente a los otros. No importa que María José Carrascosa sea una señora con claros síntomas de estar como un cencerro: es mujer y siempre hay que defender a una mujer frente a un hombre. O siempre habrá que defender a un inmigrante frente a un español o al contrario. Los bandos están definidos y el "qué" ha sucedido no importa, importa el "quién" lo ha hecho y en qué bando estoy. Ante tanto cerrilismo de unos y otros dan ganas de que se vaya esto a la mierda y tanto cretino se hunda con ello. Lo malo es el egoísmo: voy en el mismo barco, ya ves tú qué suerte he tenido, me cago en la puta. Avanzamos con paso firme hacia la muerte, pero sin dejar de darnos collejas entre las filas, espíritu de tercio. Ya no creo que nos quede el "orgullo hasta en la derrota", más bien descomposición y vendrán los lloros. Nos están jodiendo pero bien, a unos y otros y ahí estamos en nuestro guerracivilismo. Jamás había oído hablar tanto de Franco, en mi vida. Se ve que los viejos roqueros nunca mueren y agitar fantasmas, a falta de realidades, distrae las mentes infantiles en las que nos hemos dejado convertir.
Dejó dicho Machado, don Antonio ("Ah, ese es el rojo. Pues no, yo soy del facha, de don Manuel") que: "De cada diez cabezas, nueve embisten y una piensa" y yo ya no quiero pensar tanto. Si esto se va a la mierda, que haya alegría para todos y me dedico a embestir a los que no sean de mi bando, o sea: a todos. Me van a faltar cunetas, farolas y lo de Paracuellos va a ser un balneario de abuelos bailando "Los pajaritos".
Mejor me cojo la bici y me voy a la playa un rato. Tomarse una cerveza en la playa cayendo la tarde mientras el país se va al carajo, también tiene su épica flemática. Quizás me tome dos. Igual alguna ya se ha destetado, hace calor.

El Desclasado ha hablado.  
  

viernes, 23 de abril de 2010

Me duele el trasero.

Así es, amigos, estaba tan tranquilo y me digo: "voy a mirar cómo ha llegado la gente últimamente al bló" y no estaba preparado para lo que iba a encontrarme:


"en culada bestial pollas grandes llorando con dolor porno"
Vive Dios que instintivamente he apretado el culo al tiempo que soltaba un "ay" que me salía de muy adentro. Dolor, he sentido dolor, sino ya físico, dolor mental. He pensado en desgarros, sangre, lagrimas y mierda. He pensado que mis fantasías sexuales deben estar más cerca de una niñata de colegio de monjas que otra cosa, o por lo menos ni se acercan ni quiero que lo hagan a todos estos guarros (o guarras aunque lo dudo) rompeculos dolor porno, que creo que no dudaría nada en meterles un bate de béisbol por el ano para que sepan lo que es gozar a su manera.
¡Y qué bonito!: pones esa mierda en Google y el primer blog que te sale el del tío Desclasado, obra cumbre de entre los blogs de la literatura romántica de qualité. Yo aquí venga a hacer putos versos para aparentar sensibilidad y un hijoputa de estos me desmonta el quiosco de un plumazo.
Por el mal rato que me ha hecho pasar este cabrón, que no me cabe por el culo el pelo de una gamba, que dijo el otro, por lo menos aplico mi particular venganza. Analicemos tan elevada frase, tanta y tan concreta poesía en tan pocas palabras, el mensaje que subyace en un espíritu tan refinado:
EN CULADA.
(Sí, querubín, sucedió en Culada, provincia de Palencia ¿no? A mí me parece que si no sabes ni escribir, no sabrás ni encontrar un culo, gilipollas, que además de analfabeto eres subnormal).
BESTIAL POLLAS GRANDES.
(Jeee... je-je-je. Me pareció ver un lindo gatito... ¿Así que "bestial pollas grandes", eh? Mmmm... ¿Y son musculosos los dueños de esas pollas? ¿Tienen pinta de marines? Ay, ay, ay, que pollas grandes y enculadas, todo al tiempo, me da que pensar... ¿Sabes lo de Ricky Martin que ya salió del armario? Si, hijo, te lo estoy diciendo claro: eres un maricón culero, a lo que hay que sumarle lo de antes de gilipollas, analfabeto y subnormal. Aún voy a mitad de frase y ya te sale "maricón, culero, gilipollas, analfabeto, subnormal", eso eres tú, retardado. Mira, súmale retardado que se me acaba de ocurrir).
LLORANDO CON DOLOR PORNO.
(Ah, mira, esto es bonito. No es lo mismo llorar con dolor del alma, llorar con rabia contenida, llorar por alivio, llorar porque no queda otra cosa que hacer... que llorar con dolor porno. El llorar con dolor porno es como más sentido ¿verdad, cretino? Lo de los puntos y las comas es relativamente fácil, te explico: en inicio y para salir del paso, coges un saquito lleno de comas (eso que parece un rabito pequeño, a ti no te gustará que te van los rabos modelo bote de leche condensada, maricona culera guarra hija de puta), pues coges un puñado de comas y las echas sobre el texto. Lo que caiga entre palabras es coma y lo que caiga encima de letras es tilde, así de sencillo, más fácil que llorar con dolor porno. Con los puntos lo mismo: lo que caiga entre es punto y lo que caiga arriba es diéresis, punto de la i, la jota, etcétera, o mero adorno, licencia poética que te permites).
Hostia qué a gusto me he quedado. Ya hasta he relajado el esfínter, que estaba que no me llegaba la camisa al cuerpo. Joder, que me iba a subir la tensión de tener todo el rato el culo prieto.
No se me ofenda el colectivo gay que, es evidente, no va con ellos esto.

El Desclasado ha hablado.

miércoles, 21 de abril de 2010

Ocurrió en el Estado español y no te enteraste.

La noche del 30 de abril de 2003 llegó clara, serena, sin rastro de lluvia en aquel recóndito rincón perdido de una sierra gallega. Hubiese sido mejor una noche cerrada y brumosa, pero uno elige el cuándo, el cómo y el porqué, pero no se puede elegir el clima y los planes ya estaban hechos; debía ser esa fecha. Por su simbolismo, por su repercusión: el día siguiente 1 de mayo día del trabajo, hoy, esta noche, vamos a liberar de su prisión a 120 hermanos que sufren tortura, vejaciones sin límite y humillaciones. No han tenido juicio y nadie, salvo sus carceleros, conoce su existencia. Son inocentes y nosotros vamos a liberarlos y poner fin a su cruel cautiverio.
Con posterioridad se emitió este comunicado en el que se le dio voz a un pres@ liberad@:
No es intención aburriros con otro relato de un/a pres@ cualquiera, escribimos estas líneas con la esperanza de que alguien nos ayude. Como nosotr@s hay millones en todo el mundo y sois pocos los que os prestáis a echarnos una mano, nunca mejor dicho una mano que nos ayude a escapar de nuestra mísera rutina, que nos permita por primera vez ver la luz. Animaros herman@s , recordar que mañana podéis ser vosotr@s los que os veáis privados de vuestra libertad, si fuera así ¿Desearíais estar tan olvidados como nos tenéis a nosotr@s?
¿No es totalmente desgarrador oír la voz del hermano preso, ya liberado? (Y la hermana presa ya liberada) ¿Leer su escritura, su dicción conmovedora recordándote que mañana tú puedes ser él? (O ella).
Pero sigamos escuchando la voz del preso (y la presa) que clama por su libertad, mientras vosotros (y vosotras) vivís vuestras vidas egoístas cerrando los ojos (y las ojas) al sufrimiento de vuestros hermanos. (Y hermanas).
Mi mirada distante en la nada da comienzo a otro día de mi triste vida. Siento mi espalda húmeda por la orina de uno de mis compañeros que dormía apilado encima de ella, bajo mis pies siento unos fríos barrotes metálicos, exactamente iguales a los del techo y a los de las paredes. Tengo los músculos entumecidos, nunca he podido hacer el mas mínimo ejercicio, ni tan siquiera andar mas de dos pasos seguidos, en la misma situación que yo están mis otros cuatro compañeros de prisión. Juntos nos apoyamos el uno al otro, abrazando nuestros cuerpos en un rincón de la mísera celda que es lo único que hemos conocido en nuestra triste existencia. Transcurren las horas sin nada que hacer, no puedo buscar mi comida, no, no soy yo quien decide lo que debo comer. Tampoco me puedo preparar mi hogar, no puedo hacer nada de lo que haría si fuese libre, mi cuerpo está preparado, y necesita llevar una forma de vida completamente distinta a la que lleva aquí. Mi carcelero decide por mí. La noche, fría como el aire que se cuela entre los gélidos barrotes, llega mientras oigo los gemidos de todos y cada uno de los presos que se encuentran hacinados en esta inmunda prisión.
Nosotros y nosotras dijimos ¡Basta! ¡Basta de opresión, basta de injusticia, basta de encarcelamientos! ¡Basta, Basta, Basta!
Cautelosamente, aún de día, nos acercamos al secreto campo de concentración y tomamos posiciones a la espera de la caída de la noche cómplice:
Los músculos se entumecían por la tensa espera, pero no podíamos fallarles a nuestros hermanos (y hermanas), que ya desde sus celdas nos miraban con expectación:

Llegada la hora D, la acción, perfectamente coordinada, se hizo cuerpo a pesar de:

La granja estaba protegida por un perro que pasaba todo el día encadenado, y solo por la noche se le permitía andar alrededor de las celdas de sus herman@s. Alrededor de la granja había matorrales en los que el dueño de tan cruel negocio acostumbraba a dejar colgando los cadáveres de algunos de los prisioneros que tras un inimaginable sufrimiento habían fallecido.

El hermano perro, incomprensiblemente, rechazó las zanahorias que le dimos para comer y se empeñó en mordernos, a pesar de explicarle sosegadamente que también él iba a ser liberado. Al final se aburrió y se tumbó a dormir. Pudimos proseguir, convenientemente embozados, la liberación:

Y ya liberados los hermanos conejos en el prado, tuvimos que asistir a otro triste espectáculo:
 Al sacarlos al prado no corrían, tenían los músculos atrofiados de no poder moverse ni hacer el mas mínimo ejercicio desde el mismo día de su nacimiento.


 Como dijo Espartaco (¿o fue Kirk Douglas?): "volveré y seré miles". (Y milas).
Recuerda: -CARNE ES ASESINATO / MEAT IS MURDER -
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Balance final, nota del autor. 
De los 120 hermanos conejos liberados (y hermanas conejas liberadas) 118 fueron comidos esa misma noche por hermanas zorras, hermanas garduñas, hermanas hurones y otros pequeños mustélidos carnívoros. Aún se recuerda entre los diversos carnívoros de la zona ese día como "El día del maná".
El cabrón del hermano perro cuentan que, al despertarse, se zampó 4 hermanos conejo de una sentada y tras emitir un sonoro eructo, volvió a dormirse soñando en dar vivas al frente de liberación animal. 

De los 2 hermanos conejos que se salvaron, uno está de diputado por el beenegé y aprobó una oposición para agente de desarrollo turístico. El otro se echó al Miño y llegó nadando hasta Londres, donde tras conseguir estatuto de refugiado, abrió peluquería y hoy peina a las damas de la alta sociedad londinense. Al hermano carcelero granjero le dio un infarto, pero antes, en un ataque de ira, mató a palos al hermano perro al grito de: "¡qué estabas pa vigilar, rapaz!" El hermano muchacho que abraza al hermano conejo, el enmascarado, se echó una novia brava que se lo explicó claro el primer día: "aquí no hay más hermano conejo que el mío y te dejas de gilipolleces". Hoy es un traidor que come hamburguesas y viste botas de piel.


El Hermano Desclasado ha hablado y las cursivas y fotos son del enlace: lahaine.org/espana/120_conejos.htm

martes, 20 de abril de 2010

Rimas y leyendas.

Alguna vez he hablado de un amigo, comunista sin remedio, al que descaradamente gasto para que me asesore en temas sindicales. Un tío mayor, comunista doctrinal, honrado a su manera y dado a la tertulia cervecera.
Me llama por teléfono:
- ¿Tú, qué, mamón? ¿Sólo quedas conmigo cuando quieres algo?
- Joder, Pepe, ese "mamón" te ha quedado muy sentido. Hum...¿qué llevas puesto?
- Jajajaja. Si el misil que llevo puesto lo tuviesen los palestinos, Israel sería un agujero en el mapa.
- Jajajaja. Vale, tío: "le haré una oferta que no podrá rechazar". Ante tales argumentos, yo creo que me paso a las tres y cuarto por el bareto de la salida de tu curro y discutimos a ver eso de las palestinas, las judías y los pepinazos. ¿Quieres?
- Venga, cabrón, nos vemos ahí y echamos unas cuantas.
Casi no he colgado y me llama María. Está de un cariñoso sospechoso. Desde que tonteo en el blog está casi empalagosa. No sabía yo esto de la táctica de los celos, hombre. No se lo recomiendo, amigos, lo de jugar a los celos: jugar con fuego y quemarse es todo lo mismo.
- ¿Qué haceeees?
(Ñoña, cariñosa, arrastra las palabras. La imito).
- Aquiiiií, pensando en tiiiiii.
- ¡Qué tonto!
- Nooo, tonta tuuuú
- Jajajajaja. Va, ponte serio.
- Dígame, señorita María.
- Que qué haces.
- Reflexionar sobre el conflicto judeopalestino.
- Vaaa, ponte serio.
- Joder, que es verdad.
- Sí, ya, y yo estoy pensando en la problemática de los inuit de Oklahoma.
- Joder, María, ¿esquimales en Oklahoma?
- Bueno, pues navajos.
- Jajajajajaja. ¿Libras esta tarde?
- Y mañana.
- He quedado con Pepe en el bar Tal ¿te vienes?
- ¡Ohhh, cuánto honor! ¿No tienes que hacerle versos a "esa"?
- No, he mirado el cuadrante y hoy no me tocan versos a "esa".
- No si yo no digo nada, tú sabrás...
- Sí, ya sé que no dices nada. Mira a ver, que se te ha caído la daga de entre los faldones y se puede lastimar algún niño o algo.
- Jajajaja, idiota, vale voy ¿a tal hora?
- Mais menos.
Alea jacta est, o algo así dijo el poeta. Ya sé que la voy a liar hoy. Últimamente, ya desde hace algún tiempo, me gusta el "entre semana". Me gusta enredarme entre semana y dejar el "finde" para las masas obreras y campesinas y de Palafrugell.
Llego al bar y ya está Pepe, en la terraza,  acompañado de un par de tíos, uno de casi su edad y el otro de la mía. Hechas las informales presentaciones, doy el primer paso hacia el abismo y me pido un tercio de cerveza. los compañeros de Pepe son afables, se les ve la misma gana jotera que a mí, conectamos rápido y bien. No me pregunten cómo, pero 10 minutos más tarde Pepe está contando que tenía una novia rusa durante el franquismo. Bueno, sí sé cómo, pero me da un poco de vergüenza contarlo: pasa una rubia por la terraza y tras forzar los 3 maromos el cuello hasta extremos que ríete de la niña del exorcista, uno exclama: "¡Laputamadrecómoestálarusamadremía!"
Hale, ya tenemos la excusa para hablar de tías. Ya hemos roto el hielo y mejor ya las cartas boca arriba. Se lía Pepe a contar que ansioso en su lucha antifranquista, años ha, se pudo pagar trabajando en la obra un viaje a Moscú y se echó novia rusa allí. Ahora no recuerdo si dijo que la tía era ingeniera aeronaútica o algo así parecido que sonaba muy gordo. Pido otro tercio y van 3. No, no se llamaba "Irina". No, tampoco se llamaba "Olga"; se llamaba X. ¿Pero era rubia rubia, seguro, fantasma? ¿Cómo lo sabes? Joder, que tenía el coño de un rubio que se le transparentaba. 
Llega María. Como Pepe conoce a María, según él y dicho con cariño: "una feminista pequeñoburguesa", gusta de escandalizarla y no se corta. 
Qué sí: el coño más rubio que he visto en mi vida, de tonalidades trigueñas sin caer en lo rojo. Venga, Pepe no me jodas ¿que refulgía o qué? Sí, tíos, sí casi que tenía que ponerme las gafas oscuras para mirárselo fijo, que aquello era para quedarse ciego. Sí, te tenías que poner las gafas de soldador ¿no?
Uno de los tíos mira a María con cara de oferta. Habiendo cervezas mejor evitar equívocos y le hago a María una marcada: le acaricio el pelo.
Pero si lo tenía trigueño a lo mejor era ucraniana, Pepe, y no te tiraste a una auténtica rusa... De eso nada: era rusa rusa, ni ucraniana ni bielorusa ni nada de nada. De las rusas de toda la vida. Y lo que es mejor: tenía los labios negros negros. ¿Los labios? ¿Los labios del coño? Pues qué labios van a ser, capullo, que parece que estés tonto. ¡Anda ya! Las rubias rubias tienen el coño rosado, no negro. Las que tienen los pezones y los labios oscuros son las morenas. Qué no, joder, que esta era rusa y son raras, que tenía el coño rubísimo y los labios negros. Una cosa... Mirad si son raras que además tenía el pelo liso. Sí, el pelo del coño, joder, Desclasado, cómo te haces el tonto cuando está la novia delante. Liso liso, nada de los caracolillos de las españolas que echas ahí un euro y se queda enredado en la maraña.
María acaba su segundo tercio y hablando de tercios, se atreve a terciar:
- No me lo creo. No me lo puedo creer. Estáis hablando esto porque estoy yo ¿verdad? Vosotros no habláis así de estas cosas, no podéis ser tan burros; lo hacéis porque estoy yo y para escandalizar a la pava...
La carcajada se oye en la esquina. María también ríe, pero se le ve confundida, como no sabiendo bien el terreno que pisa.
Verla a ella confundida y crecerme yo es todo una. Animado, comento: pues ahora recuerdo que leí de jovencito en "Sinué" algo que me marcó: ¿sabéis eso de que el tamaño del pene en los tíos es equivalente al tamaño de la nariz del mismo tío? Sí: el "pene" es la polla, también conocido como raaaabo. Sí, joder, dejadme continuar. No, no he dicho pene porque esté María, es que tengo ramalazos pequeño burgueses yo también. Pues leí en Sinue que esa misma equivalencia está en las tías, entre el tamaño de los labios de la cara y la vagina, ehhh, el coño, joder, quería decir el coño. No, no es que los labios vaginales... ¿coñiles?, joder, cuesta más hablar mal que bien... Pues no es que los labios conejiles y los del rostro sean iguales: es que una vagina, un coño, sí, será tanto más pequeña y estrecha cuanto más finos sean los labios de la cara de una mujer.
Y se quedan los 3 tíos mirándole la cara, los labios a María.
Y María se levanta y dice;
- Os dejo, de verdad. Es que ni puedo ni quiero seguir esta conversación y además estoy yo sola de tía, estoy en desventaja. Que no me parece mal que os divirtáis y desde fuera se ve muy divertido, es que no me acoplo.
Y los 4 tíos nos levantamos como impulsados por resorte. Ejerce Pepe de macho Alfa y dice:
- No, María, joder, perdona, de verdad. Es que nos ponemos a decir burradas, nos calentamos, el gualtrapas de tu novio me pincha y acabamos a ver quién la dice más gorda...
Los otros 3 farfullamos igualmente excusas.
Resto de la charla de política. Después dicen que las mujeres no mandan y una sola nos ha puesto a todos firmes. No sean guarros y lo de "firmes" no lo tomen por la guarrería. Pues menudo acojono me ha entrado cuando se ha levantado María...
Sostiene Pepe/Pereira que a la manera leninista, una minoría intelectual, una vanguardia debiera tomar las riendas de la situación aunque fuera por la violencia. Atrapados en la trampa democrática, al no poder usar más que los podridos mecanismos democráticos, es imposible salir de esta espiral donde la única esperanza es quitar, vía votos, al que hay y poner, vía votos, a otro igual de corrupto y vendido al capital. Otro partido títere de la banca. Mire usted por dónde va y estoy en una cosa de acuerdo con los bolcheviques, pero cuando me acusen de terrorista lo negaré. Supongo que conocen la curiosidad histórica de que "bolchevique" quiere decir "mayoría" cuando partieron siendo una exigua minoría. Sostiene Pepe que la masa en estado amorfo vota lo que le dicen en la tele y de esta no vamos a salir, no hay opción a que una fuerza honrada se haga con el poder por los mecanismos democráticos, dependientes de los medios de comunicación que controla el capital. Pues sí, estoy de acuerdo. Lo que no sé es cómo aplicar la teoría de Pepe y tengo claro que su mundo comunista sería un infierno, ya lo ha sido y el que no quiera verlo es ciego. Estoy de acuerdo en que una minoría intelectual debiera decir basta y abrir los ojos al pueblo, quizás no fuera necesaria la violencia, aunque la Historia nos dice que jamás sin violencia han cedido el poder los que lo detentan. Tampoco me asusta la violencia: violentamente están matando de hambre y a bombazos allá donde les conviene expoliar algo. Con esta gentuza no me la voy a pillar con papel de fumar y conmigo no han conseguido que interiorice sus códigos para desactivarme como fuerza rebelde. Pero claro, los intelectuales que tenemos son Almodóvar/Almorrana y su corte cohorte de bufa gaitas. Tiene mal apaño esto. Y una insurrección no es una revolución. Es el problema de muchos revolucionarios, de salón o en activo: adoran la estética de la revolución por la revolución, la belleza del fuego y las masas anárquicas dando rienda suelta al vandalismo. Y eso no es una revolución, eso es hacer el canalla y dejar salir los peores instintos. Al día siguiente de la insurrección hay que construir lo nuevo, se acabó la estética, la belleza de la toma de la Bastilla, del asalto al Palacio de Invierno, toca empezar algo mejor. Y eso es lo que la inmensa mayoría de revolucionarios, en especial los anarquistas, no saben hacer, sólo saben pelear y cuando no hay guerra no hacen falta los guerreros y sí los albañiles.
Está mal el tema y yo no tengo soluciones concretas. Al revés del Winston orwelliano, entiendo el "porqué" hacen lo que hacen, pero no sé el "cómo" salir de esto.
Tropecientas cervezas más tarde...
- ¿Nos vamos, María?
- Sí.
- ¿Te vienes a mi casa?
- Sí.
- ¿A todo lo que te diga dirás que sí?
- Eso quisieras tú...
- Eso quisiera yo...
Paseamos risueños, ebrios, por el casco viejo camino de casa. En la esquina nos entra el moro: "¿Costo?". María que me mira pícara y me dice: "¿Compramos?" y hay promesa sexual en sus ojos. "Joder, María, vete a saber qué compramos, esto no es de fiar". "Ya, pero por 10 euros..." El moro que no, que 20, yo que nasty, que sin probarlo ni 10. El moro que "yo amigo, yo bueno, yo honrado, yo no vendo mierda". Yo que nanay, que 10 euros y probándolo. El moro que vayamos con él a un callejón y lo probamos. Tan poco se fía él de nuestro aspecto de posibles pasmas, como yo de sus posibles amigos de callejón, combinado con María vestida de señorita con bolsito. De camino al callejón vamos, tanto el moro como yo, mirando hacia atrás y lados para ver que no nos sigan, es un poco cómica la mutua desconfianza. María feliz, en su mundo de sonrisa tonta puesta. Lo de probarlo era más vacilada orgullosa que otra cosa, porque con 87 cervezas en el cuerpo ni me entero si está bueno o qué. Según María, ansia compradora, está muy bueno. Me saca 20 euros el cabrón del Mojamé.
Yo creo que follamos, pero no me acuerdo. En cualquier caso no lo contaría, que esto pueden leerlo niños y además son cosas reservadas. Debió ser que sí, porque me noto los huevos livianos, como desestresados. Solo recuerdo hasta cuando poniendo música en el ordenador, se derramó la botella de vino sobre el teclado y se jodió la función musical. Un teclado nuevo de trinqui sólo vale 4 euros, no sabía que ya fueran tan baratos. Y es uesebé, nada de clavija. Madre mía, está mañana cómo estaba el cuarto del ordenador. Ahí parecía que hubiese habido un regimiento de cosacos acampado. Dios, tengo la cabeza como un bombo, no me da para versar y responderle a Amor. O quizás sí, a trancas y barrancas...
Señores de cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado: es todo mentira, todo producto de mi imaginación: ni he comprado droga jamás ni jamás consideré que fuera lícita la violencia contra su violencia estatal amparada en el capital. Ha sido todo una broma.


El Desclasado ha hablado.