Robado del blog de Siestecita. Suele pasar que cuando alguien se deja el alma escribiendo, no se valore tanto el mensaje como la fuerza que arrastra el escrito. Eso me pasa a mí con esto que traigo: que no valoro tanto si tiene razón o no, como la belleza de la sinceridad espontánea. Bueno, allá va:
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La ilustración Francesa fué, a pesar de las imágenes que nos presentan de cárceles, guillotinas guerras, pobreza y asesinatos; un período que enfatizó el poder de la razón humana, de la ciencia y el respeto hacia la humanidad.
Luego, durante la invasión francesa en España, se conocía como afrancesados a aquellos que seguían los postulados de Voltaire, Diderot, Montesquieu ...; la apreciación entre nos de los mismos en la época, y aún posteriormente, era la de traidores a las costumbres y a la propia esencia de la definición de la nación como tal. (Jovellanos, Goya, José Cadalso).
Parece una constante el desprecio por el conocimiento, el trabajo, el bien hacer en aras de los intereses particulares y partidistas.
En los tiempos de la apertura (justo después de la muerte de Francisco Franco) y en el cambio de régimen, había una ilusión, un advenimiento de libertad, buena voluntad, ilusión por la democracia y el régimen de libertades. No suelo hablar mucho, bien al contrario, pero si me fijo en el entorno que frecuento, y lo que veo es que los ideales, las ideologías han dado paso a otros criterios. Francamente, creo que necesitaba de los conciertos de Raimond, Labordeta, Inti Illimani, Quilapayún, Aute, Victor Jara, Serrat ..., ese ambiente en el que creíamos estar haciendo historia, formando parte de los acontecimientos que permitían llevar a nuestra sociedad a nuevos rumbos más prometedores, a otro orden, estabamos creando el mañana, y todos éramos partícipes.
¿En que punto del camino perdimos todo esto?, solo sigo mirando, lo que parecía un sueño, se ha convertido en algo diferente. Los noticiarios salpicados constantemente de prácticas fraudulentas con aparente impunidad. Una nueva clase social privilegiada ha subido a los altares de la vida pública, insaciable, egoista, prisionera de su propia ambición. Ha terminado de dar la puntilla a todo cuanto de alguna forma nos parecía sagrado, o que nos merecía la pena. Ahora nombrar "política" no tiene nada que ver con el término definido en la antígua Grecia, más bien me viene a la mente la fábula de Samaniego de las liebres y los perros de caza, en la que las liebres pierden el tiempo discutiendo si los perros son galgos o podencos, y en el interín los perros llegan y las atrapan.
Bien, aquí está la verdadera prostitución de la vida pública, no es el interés del pueblo, o el del país lo que importa a nuestra nueva y nunca saciada clase, es la descalificación del contrario, la carrera por ver quien desacredita más y mejor, las tácticas del despiste para obviar los problemas reales que tenemos, la propaganda a ultranza para vender los ¿logros?, las promesas vácuas.
Y mientras, mi querida España, que, a pesar de todo y después de tanto viajar, ir y siempre volver, se va desangrando y empobreciendo, y cayendo en la más profunda de las ignorancias, para bien de los manipuladores de la opinión pública.
No soy dado a arranques de furia, pero en este caso, escribo esto con verdadera rabia e impotencia contra todos estos LADRONES, que, a más de dejar la ruina allá por donde pasan, me han robado lo último que ya me quedaba, ese pequeño brillo de esperanza porque mi país, mi nación o no se ya como llamarlo para que no me tilden de ninguna manera, sea ese lugar al que volver, al que defender con orgullo y consideración, al que referir y poder decir "Soy español, soy de España"; pero mejor no, no lo digo, no se que decir, ni que hacer.
Si pudiera, rezaría una oración por lo que creo haber perdido, o, ¿acaso todo fué un espejismo?, ¿un sueño vano?. Si fué así, prefiero seguir durmiendo ...
principito
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Y ya puestos a copiapegar y no funcionar hoy con producción propia, les cuelgo un artículo de Pérez Reverte que acabo de leer y me ha impactado. Original en la revista "El semanal":
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Las Tiendas desaparecidas.
Cada vez que doy un paseo veo más tiendas cerradas. Algunas, las de toda la vida, habían sobrevivido a guerras y conmociones diversas. Eran parte del paisaje. De pronto, el escaparate vacío, el rótulo desaparecido de la fachada, me dejan aturdido, como ocurre con las muertes súbitas o las desgracias inesperadas. Es una sensación de pérdida irreparable, aunque sólo haya echado vistazos al escaparate, sin entrar nunca. Otras de esas tiendas son negocios recientes: comercios abiertos hace un par de años, e incluso pocos meses; primero, los trabajos que precedían a la apertura, y después la inauguración, todo flamante, dueños y dependientes a la expectativa, esperanzados. Ahora paso por delante y advierto que los cristales están cubiertos y la puerta cerrada. Y me estremezco contagiado de la desilusión, la derrota que trasmite ese triste cristal pegado al cristal con las palabras se alquila o se traspasa.
En lo que va de año, la relación es como de una lista de bajas después de un combate sangriento. Entre las que conozco hay una parafarmacia, dos tiendas de complementos, una de música clásica, una estupenda tienda de vinos, una ferretería, una tienda de historietas, tres de regalos, dos de muebles, cuatro anticuarios, una librería, dos buenas panaderías, una galería de arte, una sombrerería, una mercería e innumerables tiendas de ropa. También -ésa fue un golpe duro, por lo simbólico- una juguetería grande y bien surtida. Me gustaba entrar en ella, recobrando la vieja sensación que, quienes fuimos niños cuando no había televisión, ni videoconsola, ni nos habíamos vuelto todos -críos incluidos- completamente cibergilipollas, conservamos del tiempo en que una juguetería con sus muñecas, trenes, soldados, escopetas, cocinitas, caballos de cartón, disfraces de torero y juegos reunidos Geyper, era el lugar más fascinante del mundo.
Ahora hablamos de crisis cada día. Hasta los putos políticos y las putas políticas, que no es lo mismo que políticas putas, ahórrenme las putas cartas, lo hacen con la misma impavidez con que antes afirmaban lo contrario. En todo caso, una cosa es manejar estadísticas; y otra, pisar la calle y haber conocido esas tiendas una por una, recordando los rostros de propietarios y dependientes, su desasosiego en los últimos tiempos, la esperanza, menor cada día, de que alguien se parase ante el escaparate, se animara y entrase a comprar, sabiendo que de ese acto dependían el bienestar, el futuro, la familia. Haber presenciado tanta angustia diaria, la ausencia de clientes, el miedo a que tal o cual crédito no llegara, o a no tener con qué pagarlo. El saberse condenados y sin esperanza mientras, en las tiendas desiertas que con tanta ilusión abrieron, languidecían su trabajo y sus ahorros. Morían tantos sueños.
Eso es lo peor, a mi juicio... Lo imperdonable. Todas esas ilusiones deshechas, trituradas por políticos golfos y sindicalistas sobornados que todavía hablan de clase empresarial como si todos los empresarios españoles tuvieran yate en Cerdeña y cuenta en las islas Caimán. Ignorando las ilusiones deshechas de tanta gente con ideas y fuerza, que arriesgó, peleó para salir adelante, y se vio arrastrada sin remedio por la tragedia económica de los últimos tiempos y también por la irresponsabilidad criminal de quienes tuvieron la obligación de prevenirlo y no quisieron, y ahora tienen el deber de solucionarlo, pero ni pueden ni saben. De esa gentuza encantada consigo misma que no sólo carece de eficacia y voluntad, sino que sigue impasible como don Tancredo, procurando ni parpadear ante los cuernos del toro que corretea llevándose a todo cristo por delante. Un Gobierno cínico, demagogo, embustero hasta el disparate. Sentenciándonos, entre unos y otros, a ser un país sin tejido industrial ni empresarial, sin clase media, condenado al dinero negro, al subsidio laboral con trabajo paralelo encubierto y a la economía clandestina. Con mucho Berlusconi en el horizonte. Un rebaño analfabeto, sumiso, de albañiles, putas y camareros, donde los únicos que de verdad van a estar a gusto, sinvergüenzas aparte, serán los jubilados guiris, los mafiosos nacionales e importados, y los hooligans de viaje y tres noches de hotel, borrachera y vómito incluidos, por veinticinco euros. Para entonces, los responsables del desastre se habrán retirado confortablemente al cobijo de sus partidos, de sus varios sueldos oficiales, de sus pingües jubilaciones por los servicios prestados a sí mismos. A dar conferencias a Nueva York sobre cómo nos reventaron a todos, dejando el paisaje lleno de tiendas cerradas y de vidas con el rótulo se traspasa. Así que malditos sean su sangre y todos sus muertos. En otros tiempos, al menos tenías la esperanza de verlos colgados de una farola.
Y ya puestos a copiapegar y no funcionar hoy con producción propia, les cuelgo un artículo de Pérez Reverte que acabo de leer y me ha impactado. Original en la revista "El semanal":
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Las Tiendas desaparecidas.
Cada vez que doy un paseo veo más tiendas cerradas. Algunas, las de toda la vida, habían sobrevivido a guerras y conmociones diversas. Eran parte del paisaje. De pronto, el escaparate vacío, el rótulo desaparecido de la fachada, me dejan aturdido, como ocurre con las muertes súbitas o las desgracias inesperadas. Es una sensación de pérdida irreparable, aunque sólo haya echado vistazos al escaparate, sin entrar nunca. Otras de esas tiendas son negocios recientes: comercios abiertos hace un par de años, e incluso pocos meses; primero, los trabajos que precedían a la apertura, y después la inauguración, todo flamante, dueños y dependientes a la expectativa, esperanzados. Ahora paso por delante y advierto que los cristales están cubiertos y la puerta cerrada. Y me estremezco contagiado de la desilusión, la derrota que trasmite ese triste cristal pegado al cristal con las palabras se alquila o se traspasa.
En lo que va de año, la relación es como de una lista de bajas después de un combate sangriento. Entre las que conozco hay una parafarmacia, dos tiendas de complementos, una de música clásica, una estupenda tienda de vinos, una ferretería, una tienda de historietas, tres de regalos, dos de muebles, cuatro anticuarios, una librería, dos buenas panaderías, una galería de arte, una sombrerería, una mercería e innumerables tiendas de ropa. También -ésa fue un golpe duro, por lo simbólico- una juguetería grande y bien surtida. Me gustaba entrar en ella, recobrando la vieja sensación que, quienes fuimos niños cuando no había televisión, ni videoconsola, ni nos habíamos vuelto todos -críos incluidos- completamente cibergilipollas, conservamos del tiempo en que una juguetería con sus muñecas, trenes, soldados, escopetas, cocinitas, caballos de cartón, disfraces de torero y juegos reunidos Geyper, era el lugar más fascinante del mundo.
Ahora hablamos de crisis cada día. Hasta los putos políticos y las putas políticas, que no es lo mismo que políticas putas, ahórrenme las putas cartas, lo hacen con la misma impavidez con que antes afirmaban lo contrario. En todo caso, una cosa es manejar estadísticas; y otra, pisar la calle y haber conocido esas tiendas una por una, recordando los rostros de propietarios y dependientes, su desasosiego en los últimos tiempos, la esperanza, menor cada día, de que alguien se parase ante el escaparate, se animara y entrase a comprar, sabiendo que de ese acto dependían el bienestar, el futuro, la familia. Haber presenciado tanta angustia diaria, la ausencia de clientes, el miedo a que tal o cual crédito no llegara, o a no tener con qué pagarlo. El saberse condenados y sin esperanza mientras, en las tiendas desiertas que con tanta ilusión abrieron, languidecían su trabajo y sus ahorros. Morían tantos sueños.
Eso es lo peor, a mi juicio... Lo imperdonable. Todas esas ilusiones deshechas, trituradas por políticos golfos y sindicalistas sobornados que todavía hablan de clase empresarial como si todos los empresarios españoles tuvieran yate en Cerdeña y cuenta en las islas Caimán. Ignorando las ilusiones deshechas de tanta gente con ideas y fuerza, que arriesgó, peleó para salir adelante, y se vio arrastrada sin remedio por la tragedia económica de los últimos tiempos y también por la irresponsabilidad criminal de quienes tuvieron la obligación de prevenirlo y no quisieron, y ahora tienen el deber de solucionarlo, pero ni pueden ni saben. De esa gentuza encantada consigo misma que no sólo carece de eficacia y voluntad, sino que sigue impasible como don Tancredo, procurando ni parpadear ante los cuernos del toro que corretea llevándose a todo cristo por delante. Un Gobierno cínico, demagogo, embustero hasta el disparate. Sentenciándonos, entre unos y otros, a ser un país sin tejido industrial ni empresarial, sin clase media, condenado al dinero negro, al subsidio laboral con trabajo paralelo encubierto y a la economía clandestina. Con mucho Berlusconi en el horizonte. Un rebaño analfabeto, sumiso, de albañiles, putas y camareros, donde los únicos que de verdad van a estar a gusto, sinvergüenzas aparte, serán los jubilados guiris, los mafiosos nacionales e importados, y los hooligans de viaje y tres noches de hotel, borrachera y vómito incluidos, por veinticinco euros. Para entonces, los responsables del desastre se habrán retirado confortablemente al cobijo de sus partidos, de sus varios sueldos oficiales, de sus pingües jubilaciones por los servicios prestados a sí mismos. A dar conferencias a Nueva York sobre cómo nos reventaron a todos, dejando el paisaje lleno de tiendas cerradas y de vidas con el rótulo se traspasa. Así que malditos sean su sangre y todos sus muertos. En otros tiempos, al menos tenías la esperanza de verlos colgados de una farola.
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El Desclasado ha copiapegado. Un consejo: seguramente las almas sucias sentirán envidia de ver mi magistral soltura copiapegando. No lo intenten hacer como yo: con esta virtud se nace, no se aprende, no todo el mundo puede copiapegar así, en esto la educación es inútil: cuando la naturaleza no da, Salamanca no presta.
Que se me había olvidado: si quieren comentar acerca del texto, háganlo en el blog de Siestecita, por favor. Bien está que le robe la entrada, pero robarle los comentarios hasta a un tío canalla como yo le sabe mal.
ResponderEliminarSi Amor quiere decirme lo copión que soy, el mal gusto musical que tengo, y en general esas cosas tan dulces que me dice, hágalo aquí, no lleve al blog de Siestecita la lista de agravios y odios hacia mi persona. Gracias, churri.
Desclasado: da igual donde se conteste, internete no tiene fronteras ni ganamos dinero tu o yo con nuestros blogs, así que por mí, que se conteste, si se quiere contestar, donde a cada cual le apetezca más. En mi blog somos dos amigos los que, cada uno desde su casa, posteamos y menos mal, porque yo soy una negada en informática. Así que lo dicho, donde se quiera y en cuanto al piratero tranquilo también, que la primera que es ladrona de oido y de lectura soy yo :)
ResponderEliminarPues si lo dice la jefa del blog...ancha es Castilla (envuelta en sus harapos desprecia cuanto ignora).
ResponderEliminariustitia est constans et perpetua voluntas ius suum quique tribuere.. si ya lo decía Ulpiano, pero no creas, que lo de dar a cada uno lo suyo es más complicado de lo que parece.
ResponderEliminarEntre que me pelé esa clase y que el bedel de mi instituto se llamaba Ulpiano, me has hecho buen lío. Menos mal que existe Google para responder de boca del mismo Ulpiano (del bedel no, del otro payo romano o de por ahí):
ResponderEliminarMores sunt tacitus consensus populi longa consuetudine inveteratus.
Si y la costumbre también es fuente del derecho. Sigamos con Ulpiano para deleite del personal (glups, si te cierran esto, a mi no me mires): Dolo malo non videtur habere qui suo iure utitur
ResponderEliminar:)
Siempre me ha hecho gracia en la jerarquía del Derecho llegar a "usos y costumbres". He pensado: "Madre mía, con las costumbres que hay por ahí..."
ResponderEliminar¡Ahí va! Ahora veo que lo de "Dura lex, sed lex", si no es de Ulpiano casi lo parece. Esta es muy peligrosa:
Res iudicata pro veritate accipitur.
Que te voy a decir yo a ti malo, si te tengo en un altar, churri.
ResponderEliminarToma ñoñada para provocarte: "altar + canción"=
ResponderEliminarLa mejor de tus prendas guardo en un altar
Eso sí que es un temazo,joder, me has dejado sin palabras.
ResponderEliminar¡Te ha gustado, potita! ¡Qué feliz me haces!
ResponderEliminar(Lo de "potita" me lo acabo de aprender).
Pero lo que se comenta en Sistesita, también se puede hacer copiapegado aquí, por ser redundante.
ResponderEliminarBueno, ya lo ha dicho Siestecita, Ramón, comenten donde gusten.
ResponderEliminarDesclasado, lo que me preguntaste se hace así.
ResponderEliminarDonde pone la URL pones la de tu video de youtube o de la página que sea.
La etiqueta target solo la puedes poner en las entradas, pero en los comentarios no funciona.
No puede haber ningún fallo en espacios, comillas, etc (antes de publicar el comentario comprueba en la vista previa).
Blue ha hablado ;)
Je... Os hace gracia eso de "ha hablado".
ResponderEliminarEntonces es lo mismo que para poner un enlace, ya lo hice unos comentarios arriba para enlazar una canción. Es que he visto que en wordpress con sólo poner el enlace de youtube en una respuesta sale el vídeo entero como en una entrada. Parece que en blogger no funciona eso, por eso no lo encontraba.
Pues muchas gracias, te he cogido a ti de técnica informática, jajajaja.
Ah, Blue, que se me olvidó decirte: ya probé lo de reducir/ampliar los youtube's. Dejé uno del tamaño del pulgar, je, está gracioso eso. Gracias de nuevo.
ResponderEliminarAh! No, no, el vídeo entero no se puede.
ResponderEliminarPides mucho, ja, ja. Pensé que te referías al enlace.
Sí que pedía mucho, sí. Y no se me hubiera ni ocurrido, pero le dejé a Amor un vídeo en su blog (wordpress) y cual fue mi sorpresa cuando vi que salía el vídeo entero en la respuesta.
ResponderEliminarPor cierto mira el vídeo:
Sagrada cofradía de Darth Vader
Lo que no se les ocurra a los sevillanos... (supongo que será sevillano el asunto)
acabo de volver de hacer el dominguero, que ha hecho un fin de semana maravilloso. Os estoy leyendoooooooo
ResponderEliminarsaludos :)
Siestecita tiene toda la razón (o por lo menos yo se la doy) y está más despierta que dormida. No sé cuando perdimos la ilusión ni cuando empezamos a andar para atrás. Seguramente este "bienestar" de los últimos años nos tuvo distraídos como si estuviéramos en un parque de atracciones (podemos recordar el cuento de Pinocho ya que no está prohibido ;) y la crisis nos ha devuelto a la realidad. A pesar de todo y en la parte que me pueda corresponder no me siento culpable. Los que gobiernan tienen la obligación de anticiparse, pero... eso ya debe ser mucho pedir, si no dan manejado el presente ¿que decir del futuro?.
ResponderEliminarMuy buena la cofradía pero...no me quiero distraer ¿para cuando un curso de latín?...es que el poco que sabía se me olvidó :(
Saludos.
Os estáis perdiendo el robo del siglo. Emocionados con el Gürtel sólo 27 milloncejos de euros, y con el increíble juez creciente, os han pasado por delante y nos han afanado más de 14.ooo millones de bellón-multiplicad, malditos- de ayuda a los constructores que aplaudían en el momentazo-presentación coche eléctrico. Florentino que ha dejado ganar al Barça, y los March, Entrecanales y otros chicos del montón de siempre, recibiendo millones de nuevo, para que Pepiño y Pajin cuando salgan sean consejeros dominicales.
ResponderEliminarNo sé si no dedicar un post serio al tema, aún cuando es demasiado duro de leer y pelar.
!Ay, queridos! también ha habido muchos regalos para los bancos.
Todo el viernes, en el BOE.
No os inventeís nada, copiad y pegad con pulcritud, y mezclando pra que la sopa de letras sea más legibles que la de los medios-mediatizados.
ResponderEliminarMarcela: espero tu entrada del nuevo "botinazo".
ResponderEliminarLos March... viejos conocidos: "O España acaba con Juan March, o March acabará con España".
"Todo hombre tiene un precio y el que no lo no tiene, no lo vale"
"El último pirata del Mediterráneo".
Blue: los latinajos, Siestecita, yo los miro en google y me sé de memoria la de Vine, vidi, vincit (Bebi vino y vencí).
juasssss
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