viernes, 18 de mayo de 2012

Pa fresones, tus pezones.

Entrada borrada porque transmitía tan mal rollo, tanto mal augurio, que he preferido anularla.
Tras una larga serie de negativas disquisiciones sobre la situación actual, acababa contando lo que yo tomé por mi válvula de escape, mi salida ante tanta mierda:
Comprando en el supermercado se me acercó una señorita vestida con el uniforme de la cadena de turno. Sé que las cosas están muy mal, sé que hay que vender, pero ¿hacía falta ponerle tantas ganas? Yo estaba absorto en mis pensamientos, rendido, abatido. Pero la vi venir por el rabillo del ojo. Desprendía energía, irradiaba aura. Llamó mi atención. Se dirigió a mí: "Caballero, ¿se lleva unos fresones?" Entonces vi que llevaba en la mano una bandeja con fresas. O fresones, qué más coño dará. Una fracción de segundo, en una fracción de segundo calibré la situación y como un robot de respuestas posibles programadas señalé, en mi mente, la siguiente: "¡Pa fresones, tus pezones!"
Una fracción de segundo más tarde decidí yo, o mi cerebro (mi polla estaba encantada con la respuesta), que no se puede ir así por la vida, que con un gesto de "no" con la mano y una mirada que no mira, ausente, estaba el tema solucionado.
Ni la iba a pagar ella, que estaba trabajando, mi mal rollo, mi carencia de ver salidas.
Me queda la duda de si tenía los pezones como fresones... Otra cosa más que nunca sabré.
Mais menos asín:
En fin... La mente es infinita, en microsegundos piensas en que a los fresones les va bien la nata y yo qué sé qué más gilipolleces. El sexo como válvula de escape.
Otro día les cuento todo lo que llevaba en mente antes de la frivolidad esta de los fresones.
Lamento no estar más por aquí y lamento no disfrutar de su compañía y de echarnos unas risas.
Besos y abrazos.
Les dejo una canción: